Autor: Jimena Silva Cubillos.
LA SAGA DE LA MEMORIA
PATRIMONIO MONUMENTO AL PRESIDENTE JOSÉ MANUEL BALMACEDA Según Magdalena Krebs, es importante poner en valor esta pieza de bronce que encarna al expresidente, acompañado de un obelisco de granito de 24 m de altura, por el personaje que representa, la calidad plástica de la escultura, el espacio urbano donde se encuentra -a orillas del río Mapocho, sobre una explanada circular, en un extremo del Parque Balmaceday la vida y obra de su autor, el destacado escultor chileno del siglo XX Samuel Román, “En ella logró reunir la tradición y la modernidad, y su visita permite realizar una profunda reflexión sobre nuestra historia política, urbana y artística”, sintetiza la arquitecta, exdirectora de la Dibam y consejera del Consejo de Monumentos Nacionales.
UN BOMBERO QUE CARGA A UNA MUJER, UN PRESIDENTE CON TOGA Y MINERVA LIBERANDO A UNA INDÍGENA SON PARTE DE LAS ESCENAS QUE RECREAN LOS MONUMENTOS PÚBLICOS SANTIAGUINOS, QUE UN GRUPO DE EXPERTOS, A RAZÓN DE SU VALOR SIMBÓLICO, HISTÓRICO O PATRIMONIAL, CREE QUE DEBEN SER PRESERVADOS.
UNO DE ELLOS DESTACA: "SU CONSERVACIÓN Y CONOCIMIENTO DEBIERAN SER TEMAS DE ESTUDIO E IDENTIDAD ENTUSIASMANTE". MONUMENTO A LAS EDUCADORAS La obra que representa a Antonia Tarragó e Isabel Le Brun, dos pioneras de la enseñanza femenina durante el siglo XIX, es un imperdible de Santiago, según Macarena Ponce de León, directora del Museo Histórico Nacional. “Esta escasa preparación les hacía prácticamente imposible seguir estudios superiores... Ingresar a la universidad era un umbral inalcanzable. Tocaron una y otra vez la puerta de Miguel Luis Amunátegui, entonces ministro de Educación, logrando que en 1877 se les permitiera rendir exámenes válidos para obtener títulos profesionales.
El resultado fue una fiebre fundacional de liceos femeninos, y una avalancha de mujeres en la secundaria preparándose para cursar profesiones denominadas científicas”, gesta materializada con dos figuras de granito, en 1946, en el bandejón central de la Alameda, a la altura de Dieciocho.
MONUMENTO A LA LIBERTAD DE AMÉRICA Hecha en Génova por Francesco Orsolino, esta escultura de mármol blanco, situada al centro de la Plaza de Armas, en 1836, es el primer monumento público de la ciudad, "Muestra a Minerva u otra deidad clásica liberando de sus cadenas a una indígena en actitud de levantarse, que representa a América. Ambas se yerguen sobre una roca que en su base tiene un joven recostado que simboliza un río, posiblemente el Orinoco. A su alrededor hay ocho iguanas o caimanes que crean arcos de agua que dan movimiento, ruido y vitalidad al conjunto”, describe Hernán Rodríguez Villegas, arquitecto, historiador y director del Museo Andino. MONUMENTO AL BOMBERO VOLUNTARIO Por diversas variables, María Paz Valenzuela, académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. De Chile, considera importante preservar esta obra hecha de acero, en 1913, por Antonio Coll y Pi, para celebrar el cincuentenario de la creación del Cuerpo de Bomberos de Santiago. “Es de toda justicia; así como su labor es ad honorem y sin aspavientos, el monumento hace lo propio en su emplazamiento y destaca por su calidad.
No se instala como un agregado en un parque o restando lugar a un espacio público, sino que es protagonista de una pequeña y sencilla plazuela al costado del magnífico Museo de Bellas Artes, pero con su tamaño y escala da calidad a ese espacio urbano”. UNIDOS EN LA GLORIA Y EN LA MUERTE Ubicada junto al frontis del Museo Nacional de Bellas Artes, esta pieza de arte realizada por Rebeca Matte, relacionada con el mito griego Dédalo e Icaro, es a criterio de Umberto Bonomo, arquitecto y director del Centro del Patrimonio Cultural UC, una de las más significativas de Santiago.
“Resalto las características estéticas y el dramatismo que la artista supo plasmar, en 1922, en esta escultura de bronce, lo que contribuye a agregar capas de significado a la obra, manteniendo vivo su valor patrimonial; también que fuera realizada por la primera mujer chilena que se dedicó a la escultura de forma independiente, superando las dificultades de un mundo y contexto artístico destinado principalmente a los hombres”. MONUMENTO A LOS HÉROES DE IQUIQUE su monumentalidad y su concepción como un conjunto arquitectónico y escultórico donde participaron importantes artistas nacionales: Gustavo García Postigo, autor de la estructura de piedra verde traída desde Talca, concebida como un faro de 25 m de altura dispuesto sobre una plataforma escalonada, y el escultor José Carocca, encargado de realizar las alegorías y estatuas en bronce de los héroes del Combate Naval de Iquique y Arturo Prat, Carocca además dirigió la obra de Moisés Busquets, quien labró en piedra las figuras de Lord Cochrane, Manuel Blanco Encalada y las efigies de la guerra, la gloria, la victoria y la paz dispuestas en el remate -señala Fernando Imas, licenciado en conservación y restauración y fundador de Brúgmann sobre esta pieza instalada en 1962 en la plaza Capitán Prat, frente al Mercado Central.