Autor: Romina de la Sotta y Rodrigo González
Espiritual y Cultural: el legado de Gabriel Guarda
Y 2 2 - “Hablar del padre Guarda es hacer un elogio al espíritu”, dice Carlos Maillet. La ceremonia será íntima, en en el Monasterio Benedictino de Las Condes. Allí, en el sueño, murió en la madrugada de ayer el monje Gabriel Guarda Geywitz, a los 92 años de edad. Premio Nacional de Historia 1984, arquitecto y defensor del patrimonio. “Allá es un día de bastante felicidad; cuando fallece un monje es su momento cúlmine”, dice el arquitecto Carlos Maillet, director del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. Él fue monje benedictino y vivió cuatro años en el monasterio. Guarda fue su guía. “Estudié con él filosofía, historia del arte y música. Los monjes se dedican en su trabajo al arte, al bien de la humanidad y a la belleza como meta”, detalla Maillet. “La mejor palabra para describir al padre Guarda es misericordia. Cuando hablabas con él, salías perdonado, sin culpa”, agrega. Gabriel Guarda nació en Valdivia en 1928. Era tan Falleció ayer, a los 92 años. El Premio Nacional de Historia, arquitecto y monje deja como herencia el Monasterio Benedictino, ícono de la arquitectura moderna, abundantes aportes históricos y patrimoniales, y un profundo humanismo. Mal alumno en el colegio que terminó internado. “Si hubiera habido un anexo en la penitenciaría, para niños sin vuelta, allí habría estadijo a revista Ercilla, en 1980. Estudió Arquitectura en la Universidad Católica y allí conoció a Mariano Puga. “Éles, enel fondo, el causante de mi vocación (... ) Manano es un santo”, confesó. Quince días después de titularse, ingresó a la orden FOTO:CONSEJO DE MONUMENTOS NACIONALES. El Monasterio Benedictino fue declarado Monumento Nacional en 1981.
“Tal vez Gabriel Guarda fue el más grande historiador de la arquitectura religiosa en Chile”. RICARDO COUYOUMDJIAN HISTORIADOR “Su labor como historiador, historiógrafo e investigador de nuestro patrimonio arquitectónico y urbano es monumental”. FERNANDO PÉREZ DI. MUSEO DE BELLAS ARTES Benedictina y, poco después, construyó entre 1962 y 1964 su única obra arquitectónica, junto al también monje y arquitecto Martín Correa: el Monasterio Benedictino. Declarada monumento nacional en 1981, es “una de las obras más importantes de la arquitectura moderna en Chile y de Latinoamérica”, según Emilio de la Cerda, subsecretario del Patrimonio. Coincide Fernando Pérez, director del Museo Nacional de Bellas Artes, y revela que “Gabriel Guarda solía contar que siendo un escolar problemático atraído desde niño por dos cosas: dibujar e investigar historia.
Estas atracciones definieron su destino, además de su decisión de desarrollarlas desde su condición de monje benedictino”. Destaca, además, que “su labor como historiador, historiógrafo e investigador de nuestro patrimonio arquitectónico y urbano es monumental”. Porque mientras estudiaba arquitectura, Guarda iniDOS LIBROS DE REFERENCIA FLANDES INDIANO LAS FORTIFICACIONES DEL REINO DE CHILE 1541-1826 Ediciones Universidad Católica, 1990.
LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA IGLESIA 1541-1826 Ediciones Universidad Católica, 2011 (reedición). Ció una investigación que publicaría a los 25 años y sería uno de sus libros clave: Historia de Valdivia: 1552-1952, cuya última edición vio la luz 50 años después, en 2013. A juicio de Patricio Bernedo, decano de la Facultad de Historia UC, “es su gran obra.
Y estamos hablando de alguien que tiene más de 300 publicaciones en historia urbana y de la arquitectura”. Ricardo Couyoumdjian, ex presidente de la Academia Chilena de la Historia enfatiza que “el padre Guarda dedicó su vida a la historia de Valdivia; cubrió todos los aspectos de aquella ciudad: la sociedad, las artes, la cultura, la inmigración alemana, los fuertes, etcétera.
Tal vez fue el más grande historiador de la arquitectura religiosa en Chile y al respecto su libro La edad media de Chile (2011) es referencial”. Igualmente destaca como “un clásico” su Historia urbana del Reino de Chile (1978). En la UC, Guarda dictó justamente las cátedras de Historia de la Iglesia y de Historia Urbana. “Por su erudición y dedicación, era un sabio, pero también tenía el sello de un santo. Era un hombre bueno, eso es lo que hemos perdido”, aclara Couyoumdjian.
Para Guarda, “acción y contemplación no tienen por qué estar reñidas en la vida de un monje”. “Era un hombre capaz de expresar el mundo espiritual de una manera muy creíble, transmitía verdad”, dice Joaquín Fermandois, presidenTe de la Academia Chilena de la Historia, entidad de la cual el monje era el miembro con mayor antigúedad. Guarda sostenía que Chile se había formado como país en la Colonia, y por eso se enfocaba en ese período.
También se centró en la memoria local, el patrimonio y la arquitectura, con libros clave como Flandes indiano (1990) y El arquitecto de La Moneda Joaquín Toesca (1997). “Construyó una historia de Chile relatada desde la Colonia, las fortificaciones y la arquitectura en madera de Chiloé, desde el conocimiento de los territorios fuera de Santiago. Nos deja una obra monumental para la identidad del país”, asegura Carlos Maillet.
A sujuicio, “el padre Guarda es uno de los principales intelectuales del siglo XX por lejos, de la talla de Barros Arana, Vicuña Mackenna y Andrés Bello”. Lejos de buscar reconocimientos públicos, el propio Guarda aclaró, hace 40 años, a la revista Ercilla, que haber entrado al monasterio era la clave de su felicidad: “Estas farras de Espíritu Santo que me pego son el Premio Nacional más gratificante de la tierra”. Una “farra de Espíritu Santo” que, según Maillet, es una realidad palpable en la capilla que Guarda construyó, porque está “centrada en la arquitectura de la luz. Los monjes cantan canto gregoriano a la salida del sol, cuando el sol se esconde y al mediodía, y se produce en ese espacio arquitectónico una fusión de la luz y las voces. Nada se interpone”. O