Columnas de Opinión: Por un Chile que lee
JUAN PABLO VALENZUELA CIAE, Universidad de Chile MARIANA SANFUENTES Fundación Rassmuss JAVIER GONZÁLEZ SUMMA SUSANA CLARO Escuela de Gobierno UC CAROLINA ANDUEZA Fundación CMPC Miembros red Por un Chile que Lee Este domingo se celebró el Día Internacional de la Alfabetización. En Chile, enseñar a leer fue el primer mandato que la República hizo al sistema de educación, con la Ley General de Instrucción Primaria, hace 164 años. Sin embargo, aún no lo hemos logrado. Cada año, más de 120 mil estudiantes terminan 2” básico sin leer adecuadamente. Específicamente, 60% no entiende un texto elemental diseñado para primero básico. Muy tempranamente, estos estudiantes ya se encuentran rezagados en una competencia fundamental para la vida y su trayectoria educativa. La evidencia muestra que no lograr esta competencia tempranamente hace mucho más difícil su desarrollo posterior, afectando también la adquisición de competencias cognitivas, intra e interpersonales de mayor complejidad.
El mensaje es claro: nuestro sistema de educación debe rediseñar su estrategia para enseñar a leer. ¿Cómo repensar entonces esta estrategia? Buscando aprender de sistemas escolares que lo hayan logrado, fuimos invitados a visitar Sobral, un municipio en el nordeste de Brasil —la zona más pobre del país— del tamaño de la comuna de Talca.
Lo admirable es que, a pesar de sus altos índices de pobreza, prácticamente todos sus estudiantes aprenden a leer a los siete años y destaca sostenidamente con los mejores indicadores educativos del país, entre más de 5.000 comunas. Como consecuencia, sus políticas se han expandido al resto del estado de Ceará, equivalente a la Región Metropolitana, logrando ser el estado de mejor desempeño en competencia lectora del país.
Ahora este modelo se replica en más estados de Brasil. ¿Qué hace de Sobral un caso excepcional? Este municipio desarrolla un trabajo articulado, riguroso y sostenido para enseñar a leer a todos los niños y niñas antes de terminar 22 grado. Con ello, apoya sus trayectorias educativas y mejora sus aprendizajes posteriores.
Si bien no existen recetas mágicas, Sobral ofrece un modelo que incluye seis palancas: a) Compromiso amplio —político y técnico— con la educación y con el foco prioritario de enseñar a leer; b) Metas de alfabetización medibles y monitoreadas desde temprana edad, siguiendo a cada estudiante.
Este monitoreo es formativo: gatilla la retroalimentación formativa, remediación para estudiantes y reconocimiento a profesores; c) Método de enseñanza de la lecto-escritura basado en evidencia, reaccionando rápidamente ante el progreso de cada estudiante antes de que el rezago se acumule; d) Desarrollo profesional docente continuo, con capacitación mensual y acompañamiento pedagógico semanal; e) Directores seleccionados a través de un proceso exigente, riguroso y transparente, en el que reciben capacitación para su rol de liderar y apoyar pedagógicamente; f) Celebración de escuelas y docentes que alcanzan las metas de aprendizaje, públicamente, y la celebración de cada estudiante que se convierte en lector, redoblando los apoyos a quienes no están ahí aún, pues nadie se puede quedar atrás. En síntesis, debemos poner el foco en los aprendizajes, partiendo por lo más fundamental: la lectura. El Ministerio de Educación se ha puesto la meta de que en 2034 todos los niños y niñas, sin excepción, logren leer en Celebramos esta meta, pero creemos que debemos alcanzarla antes.
Si Sobral logra este resultado con menos recursos que nosotros, mayores índices de pobreza y menos horas de clases (solo cuatro horas al día), es un buen ejemplo con el cual orientar los esfuerzos que ya realizan el Ministerio de Educación y comunidades educativas para conseguirlo. La buena noticia: la base de las seis palancas ya existen en nuestro sistema educativo. Solo falta fortalecer y consolidar algunas. La red Por un Chile que Lee une a múltiples organizaciones que trabajan para que todos los niños y niñas lean a la edad adecuada. Para ello, apoya a sostenedores y municipios en implementar estrategias efectivas. Además, somos parte, a partir de la experiencia de Sobral y la invitación de Fundación Natura, de una red de Colaboración por la Alfabetización en Latinoamérica. Hacemos una invitación abierta a todos los actores del mundo público, privado, educacional, sociedad civil, profesores, entre otros, a sumarse a esta cruzada.
Trabajemos juntos por el desafío de cumplir lo primero que el Estado de Chile se propuso en 1860: “Que las escuelas elementales enseñen por lo menos la lectura y la escritura”. Por un Chile que lee “... en Sobral, un municipio en el nordeste de Brasil —la zona más pobre del país— del tamaño de la comuna de Talca, a pesar de sus altos índices de pobreza, prácticamente todos sus estudiantes aprenden a leer a los siete años y destaca sostenidamente con los mejores indicadores educativos del país... ”.