Autor: MANUEL HERNÁNDEZ
Científicos recuerdan qué los entretenía en su infancia y cómo eso marcó su futuro
Científicos recuerdan qué los entretenía en su infancia y cómo eso marcó su futuro Giuliana Furci, micóloga Cuando era niña, a la micóloga y directora de la Fundación Fungi, Giuliana Furci, le gustaba jugar en los parques, andar en patines y en bicicleta. “También jugaba con las plantas de mi mamá y con la tierra de los maceteros, y me gustaba hacer manualidades en general: sobre todo dibujar”, cuenta. Furci, autora de libros sobre el mundo fungi, reconoce que su interés por los hongos no estaba presente durante su infancia y que, más bien, surgió cuando estaba en la universidad.
Su mensaje para este Día del Niño es que “podemos encontrar nuestro camino en distintas etapas de la vida, que no están regidas por la edad”. Si bien los juegos de su infancia no definieron su futuro, dice que “el juego es fundamental para desarrollar distintas habilidades como la concentración, el interactuar con otros o estar con una misma.
Y, por suerte, ¡el juego no termina en la niñez! Mientras sigamos jugando y experimentando la vida desde una actitud lúdica, tendremos la posibilidad de ir descubriendo el mundo a través de la curiosidad”. A los apoderados y cuidadores les aconseja “que acompañen en todos los juegos a los niños y niñas, que puedan ser flexibles con los cambios de intereses y que apoyen la curiosidad y la búsqueda.
También que puedan respetar sus tiempos”. David Rubilar, paleontólogo David Rubilar, jefe de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), no recuerda cuándo surgió el interés por los dinosaurios porque “siempre estuvo”. Desde muy pequeño jugaba con figuras de dinosaurios, que le compraban sus padres, y en el patio de su casa había materiales de construcción que habían quedado de una obra y usaba como terreno de exploración: “Me encantaba hacerles terrarios o paisajes.
Es de las cosas que más recuerdo de mi infancia con mucho cariño”. Pero a los 11 años hubo un hito que marcó su vida: visitó el MNHN y descubrió que podía dedicarse a eso cuando fuera adulto: “Le pregunté a uno de los guardias cómo hacían para exhibir fósiles. Y me dijo que había un departamento de paleontología donde trabajaban paleontólogos”. 20 años más tarde comenzó a trabajar en el mismo museo.
Con su experiencia, recomienda a los apoderados fomentar la curiosidad de los niños en sus temas de interés, más allá de pensar en que se dediquen a eso en el futuro: “Uno no sabe el futuro.
Si me hubiese dejado llevar por los adultos que conocí en los 80, tal vez no me habría dedicado a la ciencia”. Y concluye: “Los padres son fundamentales (... ). Nunca dejen de dar oportunidades para explorar el mundo a los niños y estimularlos, ya sea en los museos, exhibiciones, llevarlos a recorrer la naturaleza (... ). Y si no detectan un interés claro, abrirles espacio para que exploren”. Desde niño, a Marcelo Lagos le gustaba explorar.
Criado en Arica, el geógrafo y actual Premio Nacional de Geografía, entregado por la Sociedad Chilena de Ciencias Geográficas, recuerda que vivió una niñez “muy libre”. “Podía desaparecer a primera hora de la mañana y regresaba después en la tarde, ya casi anocheciendo a la casa, y nadie estaba preocupado”. Agrega que al crecer en una ciudad pequeña “te resulta más fácil moverte, te vas a los cerros, te vas a la playa, te vas al río.
Y hay una diversidad de escenarios que potencian tu creatividad, tu imaginación”. Lagos destaca hoy por su estudio de terremotos y tsunamis, y recuerda que en su infancia jugaba con el agua y la tierra: “Como se cortaba el agua todos los días, teníamos un tambor donde juntábamos agua, entonces yo me sumergía bajo el agua y estaba todo el rato con una manguera en la boca imaginando un mundo submarino, o me enterraba en el patio en un agujero junto con mi hermano y jugábamos a la actividad minera”. Sin embargo, aclara que durante su niñez no pensaba en su futuro profesional: “Mis preocupaciones eran pasarlo bien, imaginar mundos distintos, crear cosas interesantes a partir de lo que tenía a mano y, a partir de ello, ser inmensamente feliz”. ¿Qué recomienda a los padres? “Acompañar toda esa creatividad y esa posibilidad de estar siempre afuera.
Vivimos en un territorio lleno de aves, de polinizadores, de olas, de neblina en la mañana, y eso potencia el vínculo de las niñeces con el planeta Tierra que es nuestra casa”. O D A G L A S D R A H C I R astrónoma Mirar las estrellas no fue el sueño de María Teresa Ruiz hasta los 21 años.
Dice que se crió “en una casa grande, donde había muchos adultos”, por lo que “me gustaba desafiarme, me gustaba mostrarles a los adultos, que era mi único punto de comparación, que yo podía hacer cosas igual que ellos o mejor”. Por eso, dice, aprendió a leer sola a los tres años, “cuando caí enferma con alguna peste y me metí de cabeza en los libros infantiles, donde están las hadas y los magos y las princesas.
Eso hizo que yo desarrollara una mentalidad fantasiosa”. Asegura que la lectura le despertó la curiosidad para interesarse en su oficio de adulta: “Hizo que finalmente mi pasión por la ciencia se concretara en la exploración del universo, donde las preguntas son infinitas, nunca se acaban, y es fabuloso el poder explorar el universo con una mochila llena de preguntas”. Y agrega: “Era muy preguntona y creo que eso puede haber sido clave para querer dedicarme a la ciencia.
En ciencia las preguntas son lo principal, te llevan a explorar e investigar (... ). Me encantaban los misterios, tratar de descubrir, el porqué de las cosas”. Para fomentar el interés de los menores en la ciencia, dice: “Es importante estimularlos a que hagan preguntas, no hay preguntas tontas.
Hay que ayudarlos a plantear su inquietud, por ningún motivo impedirles que pregunten”. Z E P Ó L O S N O F L A O I G R E S Cecilia Hidalgo, bioquímica “Siempre fue bien notable mi curiosidad por entender un poco cómo funciona este mundo”, dice Cecilia Hidalgo, bioquímica y Premio Nacional de Ciencias Naturales.
Por eso, a los 2 o 3 años, ya intuía que quería ser científica. ¿Cómo? Porque jugaba a eso: “Me sentaba con una mesita y una sillita en la terraza del patio trasero de la casa de mis papás, que era muy bonito. Y ahí juntaba cosas y hacía lo que yo llamaba experimentos.
Por ejemplo, mezclaba agua de colonia con polvo de ladrillo, o con polvo de talco, o con hojas molidas, lo que pillaba”. Aun así, dice que nunca entendió cómo surgió ese interés porque en su entorno no había científicos: “A mi mamá, por ejemplo, le hubiera gustado que yo jugara con muñecas, pero yo no estaba en esa onda”. Recuerda que desde niña también leía mucho y ese hábito, que la ayudó a ser curiosa, se ha mantenido: “Leo todos los días lo que se ha publicado en literatura científica de mi área”. A pesar de que existe la idea preconcebida de que la ciencia es una profesión solitaria, la bioquímica destaca que ser científica la ha ayudado a tener amigos en todo el mundo: “Es una actividad humana que desde hace mucho fue global.
Tengo amigos en Japón, Hungría, Canadá, solo por nombrar algunos países”. Y, a propósito del Día del Niño, recomienda que a los menores “les fomenten la curiosidad, o por lo menos que no se las apaguen”. O L L A V R A C N A I T S I R C médico “Sugiero estar atentos a los cambios de intereses” Como hermano del medio en una familia de seis hijos (tres hombres y tres mujeres) creció el profesor titular y exrector de la U. Católica. Por eso, dice, “se jugaba de todo: desde fútbol en el barrio, a improvisación de escenarios e historias, a armar mecanos, teníamos carritos con rodamientos, y juegos lúdicos en el patio de la casa.
Es decir, una gran variedad de juegos que nos permitía estar mucho al aire libre y realizando ejercicio de manera permanente”. Reconoce que en esa época “no pensábamos en qué tipo de profesionales seríamos a futuro. De hecho, en general, cambiábamos los roles que cada uno realizaba”. Sin embargo, recuerda que en su infancia “leía mucho y quería ser arquitecto. Mi interés por la medicina vino en el último año del colegio”. Con todo eso, destaca que “muchos niños tienen intereses muy amplios y que la vocación se puede presentar y fortalecer en la juventud.
Los programas de estudio deben dar esa flexibilidad necesaria para explorar diferentes áreas del conocimiento, de las ciencias, artes y humanidades”. Y concluye que es clave que los padres estimulen el interés de los niños: “La lectura, la curiosidad, el deporte, la música, lo que les mueva desde muy pequeños.
Y también sugiero estar atentos a los cambios de intereses que se presentan en el transcurso de la vida, los que son frecuentes y también muy valiosos, ya que ayudan a fortalecer la vocación de cada joven”. Z E Á B E P I L E F N H N M Z E P Ó L A C I N Ó R E V Ruiz recibió el Premio Nacional de Ciencias Exactas en 1997. Rubilar es jefe de Paleontología del MNHN. Higaldo fue la primera mujer Premio Nacional de Ciencias Naturales. Lagos es experto en sismos y tsunamis. Giuliana Furci es directora ejecutiva de la Fundación Fungi Desde 2010 hasta marzo de este año, Sánchez fue rector de la UC.
Ignacio Sánchez, María Teresa Ruiz, “El juego es fundamental para desarrollar distintas habilidades” Leer para desarrollar “una mentalidad fantasiosa” Una visita al museo cambió su vida Creadora de experimentos desde los dos años El valor de explorar al aire libre Marcelo Lagos, geógrafo. El interés por su profesión, en algunos casos, ya estaba definido desde muy jóvenes. Sin embargo, ya sea que hoy se dediquen a la paleontología, la astronomía, la medicina, la bioquímica, al estudio de los terremotos o a los hongos, todos coinciden en que la curiosidad es fundamental. A los apoderados les aconsejan que promuevan el pensamiento crítico y les permitan a los niños indagar en diversos intereses. “Es importante estimularlos a que hagan preguntas; no hay preguntas tontas”, dice una entrevistada. Hoy se celebra el Día del Niño: Ruiz recibió el Premio Nacional de Ciencias Exactas en 1997. Desde 2010 hasta marzo de este año, Sánchez fue rector de la UC. Giuliana Furci es directora ejecutiva de la Fundación Fungi Lagos es experto en sismos y tsunamis. Rubilar es jefe de Paleontología del MNHN. Higaldo fue la primera mujer Premio Nacional de Ciencias Naturales.