Autor: FABIÁN SAN MARTÍN
Vecinos de Lonquimay en alerta por pumas que atacan mascotas y ganado
Uno fue registrado en la terraza de una vivienda Crianceros acusan pérdidas millonarias y piden ayuda del Estado. Expertos hablan del comportamiento de estos felinos. Un puma llegó hasta la terraza de una casa en Lonquimay. La fotografía de un puma en la terraza de una casa en Lonquimay refleja el problema en que se han transformado estos felinos en esta zona de La Araucanía.
El autor de la imagen es un residente de Bellavista, ubicada donde se juntan los ríos Lonquimay y Biobío, quien sufrió la pérdida de decenas de aves de corral (gallinas y patos) tras el ataque del cachorro de una manada. Otros parceleros acusan la matanza de ovejas, equinos, caprinos, aves e incluso mascotas. La yegua y su cría Un afectado es Rodolfo Riffo, que se dedica a la crianza del caballo chileno para rodeos. Del 2022 a la fecha contabiliza el deceso de cinco potrillos a manos de los pumas. “Una yegua quiso defender a su cría y las garras quedaron marcadas en su rostro”, relata. Cree que los felinos son de cautiverio, acostumbrados a recibir alimentos del humano. Por la forma del ataque, descarta que sean perros asilvestrados. Las pérdidas son millonarias y aspira a una compensación del Estado. "Un puma andaba en la terraza de una casa y podrían haber estado niños; ahora se viene la cosecha del piñón en los bosques. Son depredadores que deberían estar en reservas nacionales. Son un peligro y ¿ quién los controla?”, se pregunta. Otra vecina complicada por los pumas es Viviana Pinto, que sufrió el exterminio de más de un centenar de chivos y ovejas. ""Mandé los antecedentes al SAG y vinieron a ponernos una jaula. No sirvió de nada porque la pasaron por un par de semanas porque no había más en la región, y no fue posible cazarlo”. Su hermano perdió sus aves de corral y sus gatos.
Busca una solución "El ganado es una presa fácil para el puma, y en lugares de escasez de presa natural este animal puede sustituir su alimento”, dice sobre los ataques de los felinos el profesor de Ecología de Vida Silvestre de la Universidad Mayor, doctor Jeremy Cusack, que en Lonquimay desarrolla ahora un proyecto que analiza la interacción entre la fauna silvestre (pumas, zorros, jabalíes) y las acciones ganaderas, y busca una coexistencia entre ambas actividades. La iniciativa considera la instalación de 100 cámaras trampas móviles en sectores de veranadas e invernadas, para entender el comportamiento de la fauna silvestre; además, encuestarán a los agricultores. Las cámaras permitirán aclarar si las matanzas son obra de fauna silvestre o perros asilvestrados. Para Alejandro Núñez, médico veterinario docente de la Universidad de Magallanes, la presencia humana en zonas de los pumas ha generado un desequilibrio.
“Los machos jóvenes recorren varios kilómetros quizás no por falta de alimento, sino porque sus hábitats están afectados por este crecimiento habitacional”. Añade otro fenómeno: por la sequedad de los bebederos a causa de la sequía, las presas de los pumas se acercan a sitios bajos en búsqueda de agua. Sobre cómo actuar en caso de toparse con un puma, el académico aconseja gritar, mover los brazos y si está acompañado subir “al apa” a otra persona para agrandar la figura. “Le temen al humano y lo que no hay que hacer es correr. Solo si se ven acorralados van a atacar”, apunta Núñez. Desde el SAG de La Araucanía confirman que inspectores se contactaron en terreno con uno de los afectados. Ahora se gestiona la instalación de jaulas trampa para el traslado de las especies a una reserva natural. La municipalidad de Lonquimay manifestó que por ahora se enfocan al problema de los perros asilvestrados, implicados en la matanza de ovejas y otro tipo de ganado. Desarrollan un plan de esterilización de más de mil perros y gatos, y alistan una ordenanza municipal para la tenencia responsable de mascotas.