Autor: CECILIA VALDÉS URRUTIA
PEDRO ZAMORANO: “Romera organizó la historia de la pintura chilena”
PEDRO ZAMORANO: “Romera organizó la historia de la pintura chilena” SANTIAGO DE CHILE, DOMINGO 21 DE SEPTIEMBRE DE 2025 Primera edición de “Historia de la pintura chilena”, editada en 1951. Portada de Camilo Mori.
Una de las obsesiones del investigador Pedro Zamorano Pérez ha sido el influyente crítico e historiador del arte Antonio Romera (1909-1975). Ha dedicado décadas a estudiar sobre el autor del libro fundacional “Historia de la pintura chilena”. Romera fue un intelectual español que llegó exiliado a Chile en 1939. Hombre multifacético, fue columnista, dibujante, caricaturista y crítico de arte, teatro, cine y música. Firmaba allí con seudónimo.
“Su gran trascendencia es que organizó la historia de la pintura chilena”, afirma Zamorano, desde la Región del Maule, el mismo día en que dejó de presidir el Instituto de Estudios Humanísticos de la Universidad de Talca. “Fueron 15 años y hay que dejar el cargo a otros”, señala ad portas de nuevos proyectos.
Autor de 12 libros en torno a la historia del arte, publicados en Chile y/o España, el doctor en historia ha articulado su trabajo académico “desde la investigación y de lo que ella me pide”. Pronunció su reciente discurso de incorporación a la Academia Chilena de la Historia en donde fue recibido por la doctora en historia Isabel Cruz Ovalle sobre la “Vigencia de Romera, 60 años después”. Zamorano posee un valioso archivo del autor español (cuyo nombre real era Antonio Rodríguez Romera), que incluye significativos materiales sobre el crítico y teórico español. “Llegó a mi poder a través de la familia española de Adela Tarrago, muy cercana a Romera, quien recibió toda su documentación.
Una parte la donaron al Museo de Bellas Artes, la otra a la Universidad de Talca y otra a mí”. A partir de ese riquísimo legado, que comprende cuadernos manuscritos, cartas con historiadores y artistas de su momento, “publicamos con Alberto Madrid y Rodrigo Gutiérrez, de la Universidad de Granada, el libro Romera.
Exilio, crítica e historia del arte en Chile”. Zamorano subraya que el historiador y crítico español fue también un atento observador de la contingencia y escribe de ello con SONALLALEUZNELAV Dibuja a Matta y escribe de él. Pedro Zamorano posee parte de los valiosos manuscritos y documentos que dejó Romera. Su aporte es enorme. Pedro Zamorano del arte chileno”. Romera se cuestiona también sobre la identidad agudeza y valentía.
“Hay también una parte de su obra, que vendría a ser como las pinturas negras de Goya, que son caricaturas muy sarcásticas, que materializó en 10 cuadernos y lo llamó Museo Secreto”. ¿Existe una pintura chilena? En su discurso en la Academia resaltó que Romera se pregunta en su libro “Asedio a la pintura chilena” si existe o no una pintura nacional en Chile. “La propuesta de Romera es pionera, aunque hay un antecedente previo en Luis Álvarez Urquieta, quien escribió una Historia de la pintura chilena en torno a su colección, que donó al Museo de Bellas Artes. Allí dibujó de alguna manera una historia de la pintura chilena. Pero lo que hizo Antonio Romera es enorme, él se cuestiona sobre la identidad del arte chileno.
Algunos, como José Miguel Blanco y Enrique Cueto Guzmán, señalaron que había una serie de talentos sobresalientes muy hábiles en el traslado de las sensaciones a la tela, del color a la tela, de naturalezas artísticas muy ricas, pero nada más. Romera propone una estructura de análisis”. Romera habló de claves en la pintura, que van cambiando: “Exaltación, realidad, sentimiento y razón plástica”. Y las constantes: “El paisaje, color, influjo francés y carácter”. “Sí.
La clave de la exaltación la ejemplifica ONAROMAZOVIHCRA en Gil de Castro; la realidad la asocia con pintores de la generación del 13, y la razón plástica, con algunos artistas contemporáneos que reeditan el expresionismo abstracto; él fue muy cercano a Carreño. También se refiere a los informalistas del Grupo Forma y Espacio. Pero esas “constantes” son revisables, cualquiera lo puede complementar, lo importante es que Romera se atrevió. Sistematizó un corpus historiográfico que hasta su llegada estaba completamente disperso.
Realizó una organización conceptual de la pintura chilena”. Destaca que él incorporó en sus análisis el enfoque biográfico de Vasari y el método generacional de Ortega y Gasset “Vasari postula que la historia se construye desde las biografías.
Mientras que el método generacional de Ortega y Gasset apunta a que los procesos se desarrollan de acuerdo a relevos generacionales, se trata de nuevas generaciones que ingresan a la escena con nuevas miradas y estilos. Romera es el que primero habla de los 4 maestros de una generación: Juan Francisco González, Pedro Lira, Alfredo Valenzuela Puelma, Alberto Valenzuela Llanos. Y cuando se refiere a los pintores de 1913, está organizando a otra generación. No es exacto en todo, pero se intuye esa ordenación generacional.
La historia del arte de Romera, para bien o mal, tiene vigencia y no hay ninguna estructura que la sustituye, al menos, hasta los años 70”. “La colección del MNBA tiene base romeriana” Afirma que Romera propuso un modelo de análisis conceptual que mantiene una vigencia en guiones museográficos. ¿Ve eso hoy? “La actual muestra de la colección que se inauguró en el Museo Nacional de Bellas Artes, de alguna manera, se ordena sobre la base conceptual de lo que hizo Romera, no me cabe ninguna duda, en sus historias de la pintura chilena. La Pinacoteca de la Universidad de Concepción también está trazada por su propuesta historiográfica.
Al ver colecciones de carácter histórico, están los precursores, los maestros, la innovación con Juan Francisco González, los del 13 o la generación del 28, luego los pintores del 40 y llega hasta la generación del 60”. Entre las agrupaciones que trazó, ¿cuáles serían las más trascendentes? “Los pintores de 1913 fueron fundamentales para Romera. Por ejemplo, Arturo Gordon, Pedro Luna, Exequiel Plaza, Agustín Abarca. Tiene que ver con el magisterio de Álvarez Sotomayor, que generó aquí un movimiento muy importante. De los maestros de la pintura chilena destaca muchísimo a Pedro Lira, para él era un pintor notable; también a Orrego Luco, Valenzuela Puelma. Y todo eso influye en los gustos de la época”. “Se refiere mucho a él cuando habla del paisaje. Y destaca también al grupo Montparnasse. A Camilo Mori que está entre generaciones y a Ortiz de Zarate los asocia al concepto de la razón plástica, a la innovación plástica. Y un pintor que adoraba fue Luis Herrera Guevara, escribió mucho de él; lo mira como una pintura que contiene poesía y ve su lenguaje más primitivo como un enorme valor”. Romera levantó también polémica. “Él no entendió quizás algunos artistas, es el caso de Matilde Pérez. En alguna parte dice que cuando ve cosas de ella, no las entiende y surgió una gran polémica cuando ironiza con su obra.
Se le critica que fue poco sensible con las artes más de vanguardia”. Aunque escribió de Matta y de los protagonistas del grupo Signo, como Alberto Pérez y Martínez Bonatti, renovadores de la pintura en Chile. “Escribió de artistas del momento. No clausuró a los artistas de su tiempo. Fue un crítico que iba a la par con la actualidad.
Pero la crítica que se le hace tiene que ver más con su mirada histórica”. “¿Centro de concientización?” Pedro Zamorano Pérez y el curador Pedro Maino planean publicar, en 2026, una reedición del libro “Historia de la pintura chilena”, de Antonio Romera. La obra, hoy difícil de encontrar, fue publicada por primera vez por Editorial del Pacífico en 1951, con una moderna portada de Camilo Mori. Usted dice que Romera fue el esteta más influyente de su tiempo. ¿Pero hoy aparece omitido o al menos en segundo plano? “Fue un outsider de la Academia. No estuvo en los ambientes de la Universidad de Chile, en los ámbitos académicos. Y escribía en los medios más importantes como “El Mercurio”. Algunos le adjudicaban cierto sesgo ideológico, lo que no era así. Fue un exiliado español que terminó transformándose en una persona que no abrazaba las ideas de la izquierda.
En un artículo que llama Computo artístico, dice que en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile había líderes que estaban más preocupados de transformarla en un centro político que estético, un centro de concientizacion y de adoctrinamiento político y apunta a Balmes. No se lo perdonaron y de alguna manera lo omiten. Pero ello no desdibuja ni eclipsa su aporte extraordinario”. Publica un libro sobre Pedro Lira, un pintor que admiraba. Pablo Burchard es dibujado por Romera y es otro de sus artistas preferidos. PEDRO ZAMORANO: ¿ Y Valenzuela Llanos?. “Fue pionero y no hay ninguna estructura de la pintura en Chile que la sustituya, al menos hasta los años 70”, afirma el investigador Pedro Zamorano.
Recién incorporado a la Academia de la Historia, con un discurso sobre la vigencia de Romera, profundiza en el autor del libro fundacional de la pintura chilena, quien también “se atrevió a denunciar situaciones más políticas que estéticas y fue castigado por ello”. ENTREVISTA La mirada a una figura clave en la crítica de arte Romera fue el primero en hablar de los cuatro maestros de la pintura en Chile. Los célebres paisajes de Valenzuela Llanos son especialmente destacados por él.