Joan Didion en terapia: su relato más privado
Joan Didion en terapia: su relato más privado E s como asomarse a un secreto. O escuchar una conversación privada. Son casi 250 páginas que Joan Didion (1934-2021) escribió exclusivamente para su esposo, John Gregory Dunne, contándole sobre sus sesiones en el siquiatra durante alrededor de un año.
No es un relato, sino apuntes y notas, que muchas veces incluyen consejos y diagnósticos del terapeuta y, sobre todo, la descripción de sus miedos y aprensiones: su hija Quintana atravesaba por una montaña rusa anímica marcada por un alcoholismo que no podía superar. La escritora sentía que no podía ayudar a su hija, dudaba si había sido buena madre. Tenía 65 años y se preguntaba qué era lo que de verdad había valido la pena en su vida. A esas alturas, Didion ya era una de las narradoras más reconocidas de Estados Unidos.
Más que sus novelas, su fama provenía de haber formado parte de ese club de reporteros que crearon el Nuevo Periodismo y de unas crónicas que le habían tomado el pulso a la bohemia californiana de los 60 y 70, en libros como Los que sueñan el sueño dorado o White álbum. "La poeta del gran vacío californiano", la llamó Martin Amis y ella, de imagen glamorosa y distante, se movía entre la literatura y Hollywood, para el que escribía guiones junto a su esposo. Entonces, su hija Quintana le propuso ver al siquiatra Roger McKinnon porque la veía ansiosa. Y ella fue a su consulta, y también escribió lo que pasaba en ella.
Al momento de morir, en 2021, Didion dejó una serie de papeles y manuscritos, pero hubo unos en particular que llamaron la atención de sus herederos: en un pequeño portadocumentos, había un puñado de páginas sin numerar que contenían precisamente su relato de las sesiones con el siquiatra. Las notas estaban dirigidas a su esposo: él es el "tú" al que se refiere constantemente.
Y aunque la escritora nunca planeó publicarlas en vida y no dejó ninguna instrucción sobre su destino, acaban de ser editados: lanzados en inglés en abril y hace unos días en español, Apuntes para John es un volumen tan esperado como controvertido.
La prensa estadounidense ha sido insistente en preguntarse si Didion habría estado de acuerdo en esta publicación y, por ejemplo, The New York Times recordó que la autora había criticado a los albaceas de Ernest Hemingway por sacar a la luz sus inéditos tras su muerte.
A la vez, Apuntes para John ha sido visto como el antecedente de Didion sobre dos de sus libros más leídos y los que terminaron de darle el estatus que hoy tiene: El año del pensamiento mágico (2007), en que explora su duelo tras la sorpresiva muerte de su esposo, y Noches azules (2011), en que aborda la muerte de su hija.
Ambos son memorias que aunque coquetean con el ensayo, contienen en su desgarro y honestidad una intimidad muy inesperada para una narradora que se había pasado la vida hablando de otros, ya fuera de los hippies de Los Angeles, la revolución sandinista en Nicaragua, el asesinato del Presidente John F. Kennedy o el fallido proceso de destitución contra el Presidente Bill Clinton. En estos apuntes, Didion va más lejos y es descarnada. Forzada a recapitular "Quería saber cuántos años tenía Quintana cuando llegó, los detalles de la adopción. Hablamos sobre eso en bastante profundidad y le dije que yo siempre había temido que la perderíamos", escribe Didion en la primera entrada de Apuntes para John, a fines de 1999. Ese es el tono de todo el libro: cuenta sus encuentros con el doctor McKinnon, de forma directa y sin rodeos, despojada prácticamente de cualquier retórica literaria, exponiendo dudas y miedos. Y aunque lo que está en el centro de la terapia es la relación que mantiene con su hija, en ese entonces de 33 años, el diálogo se mueve en muchas direcciones. Didion habla de sus padres, de su esposo, de sus enfermedades, de su escritura.
Literalmente como si fuera un informe para su esposo, Didion entrega detalles muy completos sobre las sesiones, que incluyen diálogos con el terapeuta. "Sabe de qué ha ido toda la sesión, ¿verdad?", le dice él a mediados de 2001. Han hablado de fideicomisos, de herencias, del destino de los cuerpos de sus padres, de cuánto y cómo llora, pero ella no tiene claro de qué ha ido realmente la sesión. Entonces la escritora reproduce lo que dice el siquiatra: "Sobre verse forzada a recapitular. A mirar su vida. A preguntarse si la ha vivido de veras. A preguntarse qué tiene que dejar atrás. Es algo a lo que todo el mundo debe enfrentarse. Es difícil hacerlo.
Pero si lo hace ahora, y hace los cambios que sea necesario hacer, tendrá una oportunidad de morir en paz". ¿Qué cambios tenía que hacer Didion? En un momento de las sesiones desecha arreglar sus problemas con su madre, una mujer de más de 90 años, pero lo que sí intenta ajustar es la percepción de fatalismo que la persigue, casi como una estética: cuando niña, cuenta, nunca se imaginó vestida de princesa o en un matrimonio fastuoso de traje blanco, sino que se veía en el momento de firmar su divorcio en un tribunal de alguna ciudad de América del Sur, "llevando gafas oscuras y siendo fotografiada". Más adelante, sigue: "Dije que después de toda una vida buscando un bache en la carretera --o como siempre lo había pensado yo, manteniendo la serpiente en terreno despejado-no se me ocurría cómo podía parar ahora". Testimonio en bruto La fragilidad de Didion no es una revelación inesperada de Apuntes para John. Ella misma en el libro White álbum (1979), buscando ayuda para sus pesadas migrañas, cuenta su periplo entre doctores y siquiatras.
Y llega a este diagnóstico: "Una personalidad en proceso de deterioro con abundantes signos de defensas defectuosas y una creciente incapacidad del ego para mediar la realidad del mundo y afrontar el estrés normal". Treinta años después, en la terapia con Roger McKinnon, lo que aparece es una tendencia a la depresión. También aparece algo que no se sabía: a fines de los 90, la escritora tuvo cáncer de mamas y solo lo supieron sus doctores y su esposo. Nunca lo contó. Según la editora estadounidense de Apuntes para John, Jordan Pavlin, el libro viene a llenar los espacios en blanco: "Llena grandes vacíos en nuestra comprensión de su pensamiento. El arte de Didion siempre ha derivado parte de su electricidad de lo que revela y de lo que oculta.
Este diario es único en su falta de omisión". Quizás justamente porque no omite nada, leer Apuntes para John no solo es como escuchar la confesión de un secreto, sino también asomarse a la materia de su escritura en estado puro y bruto. También es extraño, porque en la década siguiente Didion iba a escribir dos memorias de duelo, dosificando la información y modulando las palabras con mucho cuidado. A fines de diciembre de 2003, a la hora de la cena, su esposo tuvo un ataque cardiaco y falleció. No estaba enfermo, solo se desplomó. En ese momento, su hija Quintana estaba hospitalizada con una neumonía y en 2009 falleció de una pancreatitis. "La vida cambia rápido. La vida cambia en un instante. Te sientas a cenar y la vida que conoces se acaba", dice a la entrada El año del pensamiento mágico. Además de las páginas de Apuntes para John, Didion dejó muchos otros textos sobre su vida y obra. Sus papeles, junto al archivo de su esposo, hoy están en la Biblioteca Pública de Nueva York en 354 cajas que incluyen fotografías, cartas, menús de cenas, agendas, manuscritos y material familiar. Es un material público que puede ser consultado. Por ahora, no hay planes para publicar nada más. Este primer póstumo, tan íntimo y desnudo, parece llevar al extremo una de las ideas más repetidas de Didion: "Escribo estrictamente para averiguar qué estoy pensando, qué estoy mirando, qué veo y qué significa. Para averiguar lo que quiero y lo que me da miedo". en terapia: su relato más privado ROBERTO CAREAGA C.
APUNTES PARA JOHN Joan Didion Random House, 254 páginas, $18.000 DIARIO `` Después de toda una vida buscando un bache en la carretera --o como siempre lo había pensado yo, manteniendo la serpiente en terreno despejado-no se me ocurría cómo podía parar ahora". FRANCISCO JAVIER OLEA Joan Didion PÓSTUMA Un libro controvertido La célebre escritora y periodista estadounidense a los 65 años fue a un siquiatra con quien examinó toda su vida y dejó documentada cada sesión en un diario dirigido a su esposo, el que ahora se publica. Apuntes para John es un libro que parece ser la secuela de su célebre memoria de duelo El año del pensamiento mágico..