Autor: Por Martín Romero E
“Para el PS la alianza con la DC es nefasta”
Académico de la UDP, quien acaba de lanzar un libro sobre los años de clandestinidad del partido, apunta a que el socialismo debe “olvidarse definitivamente del centro” y pactar con el PC. L historiador Cristián Pérez dice no estar muy sorprendido con los resultados dela izquierda en las megaelecciones del fin de semana.
Apunta a que, por los menos en los términos de la próxima Convención Constitucional, se constituyó un “bloque de cambios profundos” que es el reflejo de la realidad que vive el país desde octubre de 2019. Otra cosa, agrega, es que el establishment (los centros de encuestas, la prensa y el barrio alto, enumera) esté shockeado. “La política se ve muy distinta, tiene otra dimensión, en la realidad de las poblaciones en donde viven los chilenos comunes y corrientes”, indica. Pérez sabe de lo que habla. Académico de la Escuela de Periodismo de la UDP, se ha pasado investigando los años de clandestinidad, exilio y muerte que vivió la izquierda chilena durante la dictadura.
“Vidas revolucionarias” (2013), que revisó la historia del MIR y del Frente Patriótico; y “Viaje a las estepas” (2018), la historia de un centenar de militantes del PC varados en la Unión Soviética tras el golpe, han sido parte de ese esfuerzo. Su último libro, lanzado hace sólo unos días, es “La vida con otro nombre” (UDPCatalonia), un recuento de la desaparición de una generación entera de militantes del PS entre 1973 y 1979.
Es, asimismo, un militante del PS que tiene una mirada crítica sobre el futuro de la izquierda socialdemócrata, y en especial de su partido que, en los últimos años, indica, ha perdido protagonismo (en lo que él llama) el “mundo popular”. —¿ Cómo queda la ex Concertación tras sus malos resultados en la constituyente?—La izquierda socialdemócrata queda muy dañada. Lo que pasó, y no es de ahora, es que perdió su ubicación política. En el caso del PS es que confundió negociación con la representación de los sectores populares. Estoy convencido de que para el PS la alianza con la DC es nefasta, ya que lo hace aparecer como un partido de centro cuando siempre ha sido un partido de izquierda.
Tiene poco tiempo para reacomodarse y la única forma de hacerlo es dar un giro copernicano en su política de alianzas: hacer una alianza con el PC y el Frente Amplio, y olvidarse definitivamente del centro. —Negociar, entre otras cosas, una primaria entre Narváez, Jadue y Boric. Probablemente con esto me van a matar, pero creo que el PS tiene que refundarse. Tiene que representar a los pobres del campo y la ciudad; a los chicos y chicas que hoy están en la marginalidad”. —Eso en lo inmediato. Creo que debe negociar pronto una primaria lo más amplia posible. Es lo único que la va a permitir, en términos electorales, salvar los muebles.
Ponerse detrás de una candidatura potente como la de Boric o Jadue. —¿ Cómo ves el panorama en el PS? No tuvo un mal resultado al nivel de la DC, pero está lejos de liderar un proyecto colectivo y la candidatura de Narváez parece haber encallado definitivamente. —El principal problema del partido ha sido la alianza con la DC que, si bien en un primer momento permitió hacer la Transición, con el tiempo se convirtió en una alianza conservadora.
El problema serio que tiene el PS en estos días es uno de representatividad: a mi juicio, es dañina su alianza con la DC en términos de que el PS no puede apostar a representar a los sectores medios, debió haber apostado a representar a los grupos populares, que son el 50% de los chilenos. Probablemente con esto me van a matar, pero creo que el partido tiene que refundarse. Tiene que representar a los pobres del campo y la ciudad; a los chicos y chicas que hoy están en la marginalidad; a los miembros de la Garra Blanca por ponerte un ejemplo. Eso lo tiene que hacer pronto, porque si no sus posibilidades de mantenerse como una fuerza política de importancia van a ser menores. “Hoy Jadue es un candidato potentísimo” —Más allá de los resultados, ¿cómo ves a la izquierda hoy? —Tengo sólo sensaciones. Los profundos cambios en la sociedad producto del neoliberalismo hicieron que la izquierda chilena quedara muy disminuida. Hoy no tiene ni el peso político, ni la envergadura, ni las estructuras, ni la influencia en la sociedad que llegó a tener en 1973.
Lo que significa eso es que le cuesta rearmar un proyecto político que le permita moverse en una sociedad que ha cambiado tanto, porque no se puede quedar en los proyectos de los 60' y 70". —Es increíble que los partidos tradicionales de la izquierda hayan sido incapaces de capitalizar el desfonde del Gobierno. —Eso es cierto. Para una gran parte de la sociedad civil, la izquierda chilena forma parte de la “cocina' de la clase política, tanto, no es capaz de representar los intereses de las grandes mayorías. Eso la desperfiló y hace pensar a la gente que los socialistas y los comunistas son parte de las mismas elites, por lo que así es imposible capitalizar nada.
La izquierda tiene que volver a realizar el trabajo de hormiga, como diríamos en lenguaje marxista, de “una larga acumulación de fuerzas”, para volver a reinsertase en los territorios. —La izquierda es mayoría en la Convención Constituyente, así ¿ es posible la tan mentada unidad del sector? —Quien tiene las llaves del futuro es el mundo popular, es decir el 50% de las personas que, en las elecciones pasadas, cuando no había pandemia, no fueron a En el PC no perdieron nunca el horizonte respecto de que su papel está en la izquierda, de que sus representantes debían estar en los territorios. Eso hoy está dando sus frutos”. votar. El 60% de las personas de La Pintana que no fueron a votar para ser más explícito. En términos pragmáticos la izquierda se tiene que unir en la Convención Constituyente, eso le daría ciertas posibilidades de incidir fuertemente. Me parece que eso es más fácil a que se unan electoralmente. Te lo pongo así: que Boric no vaya a una primaria amplia es malo para la izquierda. Si eso pasa, Jadue no va a tener primarias, ya que difícilmente las tenga con Jiles, e irá directamente a una primera vuelta. Eso sería feroz, porque en la DC va a resurgir el anticomunismo en muchos de sus sectores. Sería una campaña muy sucia contra el PC y Jadue. Ese escenario es nefasto para lograr un eventual próximo gobierno de centroizquierda.
Ahí un candidato como Lavín podría imponerse. —¿ Cómo queda el PC tras sus buenos resultados? —El PC ha apuntado bien al lugar, es decir no perdieron nunca el horizonte respecto de que su papel está en la izquierda, de que sus representantes debían estar en los territorios. Eso, que fue una travesía de más de 30 años, hoy le está dando sus frutos. Hoy Jadue es un candidato potentísimo y todos aquellos que pensaban que la gente no vota comunista están totalmente equivocados. La gente vota al PC como vota por cualquier otro candidato de izquierda.
El PC es uno de los grandes ganadores del domingo. —¿ El PC se puede transformar en un articulador importante al interior de la izquierda? —A ver, Jadue en términos electorales es un candidato muy potente, porque tiene muy clara la representación, el discurso y el objetivo, cuáles son los cambios que hay que hacer. El PC tiene suerte de encontrarse con este líder carismático, que encanta a jóvenes de los sectores populares, pero también a viejos militantes de la izquierda que añoraban un discurso antineoliberal. El problema de Jadue y del PC surgió más a la izquierda todavía y es Pamela Jiles. Quienes en la izquierda la subestimen están cometiendo un error de enorme envergadura. Si ella logra inscribir una candidatura va a arrastrar multitudes del mundo popular. Ella les dice a las personas lo que las personas comunes, aburridas del consenso y marginadas de los beneficios del sistema, quieren escuchar. Ahora, el PC sabe que no puede ir solo.
Necesitan al Frente Amplio y el PS para implementar un bloque de mayorías. —Alfredo Joignant hablaba a mediados del 2020 de “un momento socialdemócrata”, y que el imperativo de la izquierda era construir de un proyecto político de universalización de derechos sociales. ¿Es posible eso? —La izquierda debería plantear cuestiones de sentido común para su pensamiento. Te lo pongo así: ¿ por qué con un Royalty si puedes nacionalizar las riquezas básicas? Eso, que debería ser una plataforma común en la izquierda, hoy prácticamente no se plantea. Claro, lo que estoy diciendo puede sonar un poco anticuado, pero es lo que uno esperaría de una izquierda con 100 años de historia. “Hay algo de esta idea judeo cristiana en la izquierda chilena” El último libro de Pérez, “La vida con otro nombre”, es especial: es un texto que lo persiguió por años. Es el final de un camino que incluyó viajes por Europa oriental; los países nórdicos; cientos de horas de entrevistas y la revisión de una montaña de legajos judiciales. Es, también, su libro más personal.
“Tiene que ver con que durante muchos años conocí a personas que habían estado en distintas organizaciones de la izquierda chilena y siempre sentí en ellos esa necesidad de que esta historia se contara como una especie de reivindicación. Ese fue un compromiso conmigo”, dice. —Tú habías escrito sobre el MIR y el Frente Patriótico. ¿Hay diferencias con lo que pasó con el PS? —Me sorprendió la precariedad en que vivía esta generación. No tenían recursos y tampoco muchos conocimientos de cómo se podía hacer política en esas condiciones. Me sorprende aún que se hayan quedado en el país. Hay una idea de estar dispuesto a entregarse, de considerarse, como decía Carlos Lorca, “un hombre muerto caminando”. Es una generación del martirio, sabían que no iban a sobrevivir.
Hay algo de esta idea judeo cristiana en la izquierda chilena. —Antonio Cortés Terzi, uno de los últimos grandes intelectuales del PS, dijo alguna vez que él “asumíala tortura como parte de las reglas del juego”. ¿Crees que el partido tenía claro eso? —Esta generación tenía claro a lo que se exponían.
Por eso las reglas de seguridad, aunque ellos no eran expertos, eran más o menos estrictas: conocer a la otra persona lo menos posible; usar bien las identidades falsas; hacer pocos contactos en el espacio público; pasar lo más anónimo posible.
Saben que la tortura es tremenda, pero para lo que no están preparados es para la traición. —Hay pocas dudas sobre la colaboración que Jaime López, ex pareja de Michelle Bachelet, le prestó a la DINA; pero su paradero sigue siendo un misterio. ¿ Qué crees qué pasó con él? —Él llegó a ser el máximo dirigente del PS entre junio y diciembre de 1975. Saber qué pasó con él es una especulación. Yo he escuchado la teoría de que estaría en Israel, en Paraguay, de que habría ido a los EE.UU., de que formaría parte de los equipos de la inteligencia exterior del Estado chileno. Era muy hábil, muy inteligente y era uno de los pocos al interior del PS que tenía conocimientos en tareas clandestinas. Si vive no se sabe, prácticamente no tiene familia, sus padres fallecieron, uno de sus hermanos se suicidó en la RDA. Hay personas que lo conocían muy bien y que están seguros de que, al menos en 1979-1980, López seguía colaborando con los servicios de seguridad.