La cultura del abandono y la desidia
Columna José Albuccó A Académico de la Universidad Católica Silva Henríquez La cultura del abandono y la desidia manchas en el suelo y en las paredes, grasa acumulada enlas veredas, inmundicia en cada metro que uno avanza, y basura amontonada en cada esquina o en las tazas delos pocos árboles que aún existen. Dicen que nuestros desechos son una marca de nuestra propia historia; ellos reflejan loque somos por medio delo que consumimos y luego botamos. Hace unas semanas, lo experimentamos con las toneladas de basura acopiadas por el temporal en los cursos fluviales de laregión Metropolitana. No esuun fenómeno nuevoniexclusivo de nuestro país.
Por dar dos ejemplos, en diciembre de 1971, los vecinos del barrio barcelonés de Can Clos vieron como un alud de desechos impactaba sobre sus viviendas; por otra parte, Roma, la "ciudad eterna", seestá ahogando en la basura desde hace varios años, experimentando crisis sanitarias de carácter cíclico, producto dela negligencia del municipio, los ciudadanos y los turistas.
Alo largo dela historia, no hay duda de que la mejora en la higiene delas ciudades ha salvado a sus habitantes de enfermedades y de la muerte, siendo un factor clave para el desarrollo delos hábitats urbanos. Para seguir avanzando en esta dirección, es crucial conocer los tipos de suciedad o desechos más frecuentes en las ciudades y sus características, que pueden ser de origen orgánico e inorgánico. Los primeros tienen un carácter biológico, se degradan con el paso del tiempo y, usualmente, provienen de animales y plantas. Los residuos inorgánicos, entanto, noson biodegradables, correspondiendo principalmente a productos fabricados por el "ingenio" humano.
Más allá de esta distinción técnica, podemos decir que los inorgánicos son aquellos desechos que las autoridades quieAZ por muchas ciudades de Chile es convivir con AZ por muchas ciudades de Chile es convivir con AZ por muchas ciudades de Chile es convivir con ren erradicar del centro delas ciudades, y que caracterizan los barrios más periféricos, donde abundan los microbasurales enlas bermas y el aire está embargado por olores pestilentes, que están llenos de cicatrices, marcas y tatuajes en los muros, donde las casas abandonadas y deterioradas son ingredientes habituales del paisaje.
Mientras los gobiernos regionales y municipios solose ocupan de la higiene de las arterias principales, el resto -a pocos metros de ellas permanece en un estado de inmundicia, alo quese suma el caos peatonal y vial. Es un signo dela pérdida absoluta del sentido de barrio y del respeto poros otros. Para combatir este tipo de suciedad estructural, que está arraigada en nuestra cultura urbana, recomendamos realizar el remojo o prelavado de todos aquellos quetoman decisionessobrea vida en la ciudad, su ordenamiento y limpieza. Este proceso debiera realizarse aaltas temperaturas, usando productos químicos que aseguren un correcto proceso de higienización de la cultura del abandono, de la desidia y del delito contra la ciudad y sus habitantes. Todos hemos escuchadosobrela "hipótesis dela higiene", que establece que es conveniente cierta exposición a gérmenes y microorganismos durante la primera etapa de la vida porque fortalece el sistema inmunitario.
Pero en Santiago y otras urbes de Chile hace muchorato que dejamos atrásla infancia como ciudad, por lo tanto, sus habitantes debiéramos comportarnos como adultos responsables de nuestro entorno y de los desechos que dejamos en nuestro tránsito vital por este mundo.
Debemos empoderarnos y combatir la impunidad con que actúan quienes envilecen nuestras ciudades, como lo hizo la mujer que hace pocoencaró a un grupo de jóvenes querayaba los vagones del Metroa vista y paciencia de los pasajeros, llevando la suciedad del exterior la ciudad subterránea. del exterior la ciudad subterránea. del exterior la ciudad subterránea. del exterior la ciudad subterránea. del exterior la ciudad subterránea. del exterior la ciudad subterránea. La cultura del abandono y la desidia.