Autor: EVA LUNA GATICA
Entre bloqueos a sitios web y persecución en línea, Putin refuerza su control sobre internet
Entre bloqueos a sitios web y persecución en línea, Putin refuerza su control sobre internet En Rusia, las interrupciones en la conexión a internet, el bloqueo de sitios web y aplicaciones como Facebook e Instagram, e incluso la persecución de usuarios por sus publicaciones en línea, se han vuelto episodios comunes para sus ciudadanos.
Se trata de medidas que responden al creciente esfuerzo del Kremlin por controlar el acceso a la información en la web, mediante políticas de censura y vigilancia digital que se han intensificado desde el inicio de la guerra en Ucrania. Mientras que en paralelo impulsa el uso de plataformas nacionales, pero que preocupan a expertos por su potencial para espiar a los usuarios.
La medida más reciente que el Kremlin tomó en esa dirección fue una legislación aprobada el mes pasado por ambas cámaras del Parlamento, que castiga la búsqueda de contenido “extremista” y dificulta el uso de redes privadas virtuales (VPN, por sus siglas en inglés), una herramienta que muchos rusos usan para ocultar su información y acceder a las plataformas bloqueadas por el gobierno. Según el proyecto de ley, “buscar deliberadamente y acceder a materiales extremistas” en línea se considerará una infracción punible con una multa de hasta 60 dólares.
No obstante, la definición oficial del Ministerio de Justicia ruso de “contenido extremista” es amplia y actualmente contiene más de 5.000 entradas, incluyendo a los grupos de oposición como la Fundación Anticorrupción, creada por el fallecido líder opositor Alexei Navalny, o el “movimiento internacional LGBTQ+”, marcando la primera vez en Rusia que se penaliza el consumo de información y no solo su difusión. Mientras que sobre las VPN, la política señala que se penalizará buscar o acceder a contenido clasificado como “extremista” usando esa tecnología, así como promover su empleo y cometer un delito usándola. Desde cebook, Google e Instagram, pero aún no ha podido cerrar YouTube ni Telegram, porque teme tomar una medida que pueda provocar una respuesta masiva de la población”, asegura.
Según Human Rights Watch, además, no solo bloquean contenidos, sino que también están tomando control directo sobre cómo funciona la infraestructura de internet dentro del país, al consolidar más de la mitad de las direcciones IP rusas “en manos de siete proveedores de servicios de internet” todos ellos vinculados al Estado, al mismo tiempo que han reducido el número total de proveedores, facilitando el control del tráfico web. Migración a aplicaciones estatales Otro paso importante en la escalada represiva podría ser, además, el bloqueo de WhatsApp, como han planteado algunos legisladores rusos. WhatsApp “debería prepararse para abandonar el mercado ruso”, advirtió recientemente el diputado Anton Gorelkin. Según el servicio de monitoreo Mediascope, en abril la aplicación contaba con más de 97 millones de usuarios mensuales en el país.
La medida buscaría impulsar el uso de Max, una aplicación de mensajería estatal que, desde septiembre, estará preinstalada por ley en todos los smartphones vendidos en Rusia, y que forma parte de una estrategia más amplia del Kremlin que busca construir un ecosistema nacional de alternativas a productos tecnológicos extranjeros, que serían más fáciles de monitorear y censurar por parte de las autoridades. Entre las plataformas promovidas figuran VK (similar a Facebook), RuTube y Yandex.
Con todo, “el gobierno intenta reprimir las voces disidentes”, afirma Krapiva, “así como la verdad sobre la guerra, (... ) y el impacto que la guerra está teniendo en la propia Rusia, incluyendo más de un millón de bajas, según algunas estimaciones, y una economía en crisis”, cierra la experta.
SSERPDETAICOSSA libre y sin censura, expresar sus opiniones en línea, navegar por internet de forma segura y comunicarse entre sí”. Represión digital tras la invasión a Ucrania Las restricciones se enmarcan dentro de la represión digital que desató el Kremlin tras la invasión a Ucrania en 2022.
Desde el inicio de la guerra, Moscú ha bloqueado múltiples redes sociales extranjeras como X, Facebook e Instagram en represalia por su censura a los medios estatales rusos, difusores de propaganda y ha forzado el cierre de medios independientes como TV Rain (Dozhd) y Novaya Gazeta. También fueron bloqueados medios internacionales como la BBC, Deutsche Welle y Voice of America.
Además, se aprobaron leyes que impusieron penas de hasta 15 años de cárcel por difundir “información falsa” que contradiga la versión oficial del gobierno sobre sus operaciones militares, o que “desacredite” a las Fuerzas Armadas, obligando a los medios, por ejemplo, a usar el término “operación militar especial” para referirse a la guerra. Se estima que desde su entrada en vigor en 2022, más de 25.000 sitios web han sido bloqueados, según la organización rusa RosKomSvoboda, que defiende los derechos digitales.
“El problema es que los rusos se habían acostumbrado a un acceso relativamente libre a internet: YouTube es el sitio más popular; Telegram, el canal de comunicación más popular, y el 40% de los rusos usa VPN”, señala Peter Rutland, experto en política rusa de la Wesleyan University.
“El Estado prohibió Fahace años el Kremlin bloquea esta herramienta de forma rutinaria y ha enviado cientos de solicitudes para que sean eliminadas de las tiendas de aplicaciones, con presiones a gigantes tecnológicos como Google y Apple.
“Estas nuevas leyes se han vuelto impopulares no solo entre la población con inclinaciones políticas, sino también entre la gente común que usa VPN para su trabajo, estudios y otras actividades cotidianas”, dice a “El Mercurio” Natalia Krapiva, asesora legal de Tecnología de Access Now, una ONG de derechos digitales, porque, agrega, “están eliminando las oportunidades que aún tienen los ciudadanos rusos de ejercer sus derechos”, como el “acceso a información n El detonante A principios de siglo, el panorama era muy distinto. Tras el colapso de la Unión Soviética, Rusia vivió un auge tecnológico y una apertura digital.
“Siempre se puede imponer control, pero la pregunta es si el Estado tiene derecho a interferir”, se preguntaba Vladimir Putin en 2011, cuando era primer ministro de Dmitri Medvedev (2008-2012). Pero todo cambió en 2012, luego de que internet se usara como herramienta en el país para organizar protestas tras unas polémicas elecciones parlamentarias y su decisión de volver a la presidencia.
Las críticas lo llevaron a imponer las primeras regulaciones y, en 2019, a impulsar un “internet soberano”, una red interna que buscaría operar de forma autónoma del internet global.. El Kremlin anunció el mes pasado que sancionará la consulta de información “extremista”, mientras intensifica su ofensiva contra las redes sociales extranjeras y promueve, en su lugar, plataformas estatales. La represión se desató tras el inicio de la guerra en Ucrania: n El detonante A principios de siglo, el panorama era muy distinto. Tras el colapso de la Unión Soviética, Rusia vivió un auge tecnológico y una apertura digital.
“Siempre se puede imponer control, pero la pregunta es si el Estado tiene derecho a interferir”, se preguntaba Vladimir Putin en 2011, cuando era primer ministro de Dmitri Medvedev (2008-2012). Pero todo cambió en 2012, luego de que internet se usara como herramienta en el país para organizar protestas tras unas polémicas elecciones parlamentarias y su decisión de volver a la presidencia. Las críticas lo llevaron a imponer las primeras regulaciones y, en 2019, a impulsar un “internet soberano”, una red interna que buscaría operar de forma autónoma del internet global. MOSCÚ HA BLOQUEADO múltiples redes sociales extranjeras y su próximo paso podría ser WhatsApp, para impulsar el uso de una aplicación estatal.