Editorial: Amarga postal del naufragio porteño
Editorial: Amarga postal del naufragio porteño L o que ocurre en la Plaza Anibal Pinto no es solo un caso policial: es la fotografía de un Valparaíso fracturado.
La reciente operación, publicada por The Clinic, sobre el desmantelamiento de una red de narcomenudeo liderada por una facción de la barra "Comando Terror Sur" del club de fútbol colombiano Millonarios, instalada en pleno corazón del puerto, revela hasta qué punto el abandono institucional y social ha dejado la ciudad a merced del crimen organizado. La plaza, que alguna vez fue símbolo de vida bohemia, intelectualidad y patrimonio urbano, hoy es escenario de comercio ilegal, incivilidades y violencia. Y no por casualidad. La precariedad del casco histórico porteño-declarado Patrimonio de la Humanidad, pero tratado como un estorbo por muchos gobiernosha sido el caldo de cultivo perfecto para el deterioro. Edificios que se caen a pedazos, veredas rotas, locales cerrados y empleo informal configuran un paisaje donde la desesperanza se siente más fuerte que el mar. Mientras Valparaíso se desangra por la falta de planificación y voluntad politica, bandas extranjeras encuentran terreno fertil para instalar sus operaciones.
No basta con aplaudir los golpes policiales: es urgente una intervención multisectorial que recupere estos espacios no solo con fuerza publica, sino con cultura, empleo digno, programas sociales y un proyecto urbano que le devuelva sentido al centro de la ciudad. El narco se apodero de la plaza porque nadie más lo hizo. Porque el municipio, el Estado y las élites abandonaron el territorio. Y hoy, en esa ausencia, florecen el miedo, la informalidad y la violencia. Recuperar Aníbal Pinto es recuperar Valparaíso: no con nostalgia, sino con acciones concretas que enfrenten el desempleo, la inseguridad y la indiferencia institucional. Pretender revertir la suerte de Valparaíso desde la Corporación del Sitio Patrimonio Mundial o con iniciativas simbólicas como el Plan Arcoíris resulta, a estas alturas, casi un infantilismo. El nivel de degradación social, urbana y económica que atraviesa la ciudad excede con largueza las capacidades de gestión de la alcaldesa Camila Nieto y su equipo. Ningún mural ni mesa técnica puede enfrentar por sí solo el narcotráfico organizado, el desempleo crónico ni la pérdida de control sobre espacios públicos clave.
Lo que se necesita no es solo un enfoque patrimonial o decorativo, sino una política de Estado que reconozca que Valparaíso está en riesgo vital.. El narco ocupó la Plaza Aníbal Pinto porque el Estado se retiró. Valparaíso se desangra entre abandono, violencia y patrimonio en ruinas. Editorial