Autor: EDUARDO OLIVARES
Desaparece el Centro Rockefeller de Harvard en Chile: menos fondos y el efecto “Trump” terminan con 23 años de historia
Desaparece el Centro Rockefeller de Harvard en Chile: menos fondos y el efecto “Trump” terminan con 23 años de historia El Centro David Rockefeller impulsó iniciativas de investigación académica, programas de intercambio, redes de colaboración científica y visitas de estudiantes. Un sello fue el impulso a proyectos conjuntos entre profesores chilenos y estadounidenses, en especial en áreas de innovación, ciencia y políticas públicas. Los más de 1.400 estudiantes de pregrado y posgrado de Harvard participaron en 13 programas institucionales interdisciplinarios con base en Chile.
La idea, recuenta Levitsky, era fomentar el crecimiento académico, el intercambio cultural y el desarrollo social, al tiempo que los estudiantes mejoraban sus competencias en español y su comprensión de temas como las reformas al sistema de salud. “Su experiencia práctica y la inmersión cultural los convirtieron en embajadores genuinos del país tanto al regresar al campus como en sus futuras carreras”, señala. Una de las iniciativas más visibles fue la creación de la Alianza Mujer y Academia (AMA), impulsada desde 2019 por Judy Singer, vicerrectora de Harvard. La red congrega a 17 universidades chilenas con el objetivo de reducir las desigualdades de género en la academia. Uno de sus productos principales ha sido la encuesta longitudinal Women in Academia Survey. Este año, Más de 1.400 investigadores de todo el mundo han pasado por la sede en Chile del Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos (DRCLAS, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Harvard. El número terminó siendo un balance final: luego de 23 años en el país, las autoridades universitarias en Cambridge, Massachusetts, resolvieron terminar las operaciones de la oficina en Santiago. En la universidad mencionan que había problemas con el presupuesto.
Fuera de micrófono, otros apuntan a que el conflicto entre Harvard y el gobierno de Donald Trump “fue el tiro de gracia, porque los recursos disponibles terminaron por cortarse”. La vocería oficial la ofrece a “El Mercurio” el director del DRCLAS, Steven Levitsky, reconocido coautor (con Daniel Ziblatt) del libro “Cómo mueren las democracias”. Indica que tal como han indicado los líderes de su plantel, “como toda la educación superior, Harvard enfrenta una serie de desafíos que han puesto presión sobre las finanzas de nuestra institución”. Agrega: “Además de medidas del gobierno federal para aumentar el impuesto a las dotaciones universitarias (endowment tax), las actuales propuestas presupuestarias federales incluyen recortes importantes al financiamiento para investigación en los National Institutes of Health y otras agencias aliadas”. “Tras una cuidadosa evaluación de la sostenibilidad a largo plazo y de las prioridades institucionales, tomamos la difícil decisión de cerrar la oficina en Chile.
Esta decisión refleja tanto las realidades financieras como nuestra intención de probar un modelo más flexible de vinculación regional que pueda servir de manera más amplia a América Latina de habla hispana”, suma. la Universidad Central lidera el trabajo de análisis y difusión de resultados. En el plano de la investigación, uno de los hitos fue el programa Harvard Chile Innovation Program, financiado entre 2012 y 2014 por el Ministerio de Economía de Chile y por el entonces Conicyt. Más tarde, esa experiencia fue la base para lanzar el Harvard-UAI Collaborative Research Grant, en asociación con la Universidad Adolfo Ibáñez, que desde 2017 ha desarrollado 30 proyectos interdisciplinarios. En noviembre de 2024, el investigador Xiao-Li Meng editor fundador de Harvard Data Science Review visitó la oficina de DRCLAS en Chile. En un evento coorganizado con Fundación Luksic y Fundación Reimagina, su presentación abordó los desafíos de enseñar, aprender y comunicar en la era de la inteligencia artificial.
Pese al cierre, Levitsky aclara que Harvard “no se va de Chile”: “Seguimos comprometidos con colaboraciones en curso, como el Harvard-UAI Collaborative Research Grant, el programa de académicos visitantes Luksic, y otras alianzas académicas”. El proceso La salida será gradual. La oficina física, en Dag Hammarskjöld, Vitacura, cesará a fines de agosto, cuando vence el contrato de arriendo. El equipo de trabajo terminará sus funciones de forma escalonada, conforme concluyan los proyectos en curso. “Estamos agradecidos por su dedicación y contribución a la misión del DRCLAS en la región, y los extrañaremos profundamente”, dice Levitsky. En el caso de México, la sede pasará a operar de forma remota, pero se mantendrá activa. En So Paulo donde hay una estructura más robusta se conservará el formato presencial, con énfasis en la investigación y vínculos académicos con Brasil. “Esto no es un adiós”, concluye Levitsky, “sino una transformación necesaria para poder seguir presentes en la región”. Steven Levitsky, director del DRCLAS. Trayectoria. La salida será gradual. La oficina física, ubicada en la comuna de Vitacura, cesará a fines de agosto, al vencer el contrato de arriendo. MÁS DE 1.400 ESTUDIANTES PARTICIPARON EN PROGRAMAS EN EL PAÍS: