Editorial: “Reseteo” programático
Editorial: “Reseteo” programático Sea por genuina convicción o por mero pragmatismo, a menudo la política obliga a modificar posiciones.
La candidata oficialista, Jeannette Jara, llevó ayer, sin embargo, este ejercicio a un nuevo nivel, al afirmar abiertamente que la incomodaba una parte del programa de gobierno que presentó ante el Servel para su exitosa campaña de primarias, el mismo que hasta hace menos de dos meses defendía. No debieran pasarse por alto los alcances de sus palabras. Es cierto que los ajustes programáticos son cosa habitual cuando se trata de construir mayorías. Sin ir más lejos, en la presidencial de 2021, los dos candidatos que pasaron al balotaje llevaron a cabo importantes reformulaciones en sus propuestas. Lo que no se había visto era que un postulante presidencial derechamente renegara de una parte de la plataforma que le permitió imponerse como carta de su sector. Porque eso es lo que hizo ayer Jara en su intervención en el ciclo de conversatorios con presidenciables que organiza Clapes UC.
Allí no solo expresó su desacuerdo con aquel planteamiento de su propio programa que hablaba de lograr un crecimiento económico guiado por la demanda interna, sino que atribuyó a esa incomodidad la decisión de haber sacado del comando claro que después de ganar la primaria a quien fuera su jefe programático (el economista PC Fernando Carmona). La pregunta que de inmediato surge es por qué, si dicho planteamiento le molestaba, la exministra permitió que fuera incluido en el escueto documento entregado al Servel por su comando y hasta procuró defenderlo. ¿Será que en ese momento no regía la “autonomía” que las autoridades del Partido Comunista afirmaron hace algunos días haberle entregado y que, producto de ello, debió entonces aceptar y promover ideas de las que discrepaba? Pero si fue así, la interrogante siguiente es respecto de la amplitud y duración de la referida autonomía. ¿Tiene esta límites? ¿ Podría ser revocada? ¿ Se terminará al concluir la campaña? Hay otra arista no menos relevante involucrada aquí y tiene que ver con la calidad del debate público y el derecho de los ciudadanos a elegir informadamente.
Ello se hace aún más crítico cuando otro planteamiento sostenido por la candidata en primarias, la idea de un “salario vital” con un monto estimado en $750 mil, empieza a ser relativizada por los m i e m b r o s d e s u equipo económico.
Considerando que la propuesta fue ampliamente difundida durante la contienda oficialista, es probable que haya jugado un papel en la decisión de muchos electores de votar por la postulante comunista, y también es posible que aquellos competidores que desistieron de prometer lo que estimaban inviable y que al parecer ahora también el equipo de Jara lo cree así hayan pagado un costo electoral por eso. Sin duda es positivo que hoy Jeannette Jara desista de planteamientos equivocados y sin sustento técnico, pero haber hecho antes campaña y ganado una primaria levantando una plataforma así no es una conducta inocua.
Al contrario, suma más razones para la desconfianza en la política por parte de una ciudadanía que, ahora, podrá preguntarse hasta qué punto la idea del “reseteo” puede terminar siendo nada más que un eufemismo para justificar convenientes estrategias electorales.. No es inocuo ganar con un programa del que luego se reniega.