Autor: FRANCISCO GALLEGO Profesor Titular UC, J-PAL
Salud mental escolar
Señor Director: La discusión de políticas públicas en educación es importantísima.
Agradezco la respuesta (miércoles) a mi carta de la semana pasada sobre el Programa de Habilidades para la Vida (HPV) y concuerdo con la relevancia de enfrentar desafíos de salud mental desde programas que se inserten en las comunidades educativas. Finalmente, me alegra ver que las autoras coinciden con el énfasis que hice en los desafíos de HPV para ser implementado a escala. Sin embargo, creo que una adecuada discusión sobre HPV requiere una argumentación más precisa.
Implementar programas en el mundo real requiere una discusión bien fica de detalles, no argumentos generales o de autoridad. ¿HPV logra o no los resultados esperados? En concreto, ¿mejoró la estabilidad emocional de los estudiantes? ¿ Disminuyeron las conductas disruptivas? ¿ Subieron las notas? Según la mejor información disponible —la metodología del estudio que cito es equivalente a los estudios clínicos en medicina—, no sucedió nada de aquello.
Sobre los desafíos de implementación del programa que menciona la respuesta (que como destaco en mi carta original es algo central a discutir), ¿cuáles son? ¿ Cómo se están enfrentando? ¿ Se evaluarán estos cambios? Podría seguir preguntando, pero no tengo más espacio. Más allá de las recomendaciones generales, casi todo el éxito de las políticas públicas se juega en una discusión así de específica. Finalmente, creo que tenemos que subir el estándar en educación. Imaginemos que métodos estadísticos rigurosos determinaran que un tipo de vacuna no tiene impacto.
Incluso si su desarrollo haya estado muy bien pensado, ¿seguiríamos vacunando como si nada? Sospecho que no. ¿Por qué? Porque en esa área de políticas públicas la evidencia de impacto rigurosa es parte integral de la toma de decisiones.
Debería suceder lo mismo en educación (como se ha hecho con el programa de tutorías, motivado en evidencia científica potente). Como mencionaba en mi carta, el bienestar de las y los estudiantes de Chile es demasiado importante como para no hacer las cosas bien.