Autor: IGNACIO SÁNCHEZ D. - Rector Pontificia Universidad Católica de Chile
Un proceso constituyente para el futuro de Chile
Se vienen días y semanas cruciales en el trabajo que está realizando la Convención Constituyente. Un período en el cual el diálogo, los acuerdos y la mirada amplia e inclusiva hacia las necesidades del país deben prevalecer por sobre las divisiones.
Acorde al quehacer universitario de las comunidades académicas, parece relevante entregar una visión que se sustenta en la activa participación que hemos impulsado a través de la iniciativa “Tenemos que hablar de Chile”, que ya cumple dos años de aporte a conocer la realidad y lo que sienten y sueñan nuestros habitantes.
Cuando observamos lo que ocurre en el mundo con el cambio climático, con la pandemia, con el actual conflicto bélico y con muchas de las grandes crisis, vemos que el único camino para nuestro tiempo es el diálogo y la colaboración, que permita producir cambios estabilizadores de la vida de las personas. En especial la colaboración con el que piensa distinto, con el que es minoría y que requiere ser escuchado. Esta e la tarea más difícil de la Convención, pero, a su vez, la más necesaria.
En los inicios de nuestra especie humana, las personas buscaban la sobrevivencia en sus grupos, en su familia y enn los diferentes colectivos, En la actualidad las comunicaciones y las grandes instituciones nos han permitido vincularos entre grupos muy distintos en orígenes, culturas e ideas. Y ese es el gran desafío de nuestro tiempo y también la gran oportunidad.
Durante los últimos dos años, hemos realizado más de 60 mil horas de participación ciudadana, En cada uno de esos espacios, hemos logrado recogerla diversidad de miradas y riqueza que surge cuando podemos conversar y consolidar espacios comunes de encuentro y construcción de futuro. Y en estas actividades, lo que más destaca es la voluntad de de consenso y de avanzar en armonía. Las mismas mediciones que hacemos nos dan cuenta de que, lamentablemente, este espíritu no está siendo percibido en el actual proceso constituyente. Es en atención a todas esas voces que hacemos un llamado transversal en favor de que el trabajo que lidera la Convención Constitucional pueda impulsar la más amplia adhesión social. Hemos presenciado el esfuerzo y tiempo que las y los convencionales están entregando a la escritura del texto. Sin embargo, se requiere mayor diálogo, acoger todas las miradas y tener un consenso que permita que realmente esto texto sea la expresión de tuna casa común. Asimismo, compartimos que el Chile que se escribe no quedará solo en el papel, sino que, también, en el espíritu en el que se viva y cierre este proceso.
En esta etapa, es muy relevante considerar que, a pesar de las diferentes ideas, debe haber una complementariedad, y más alá de las ideologías y creencias propias y muy legítimas de cada persona, debe existirtun anhelo mayor por el respeto a la persona, el bien común y las políticas públicas que lo sustenten en las próximas décadas. Se ha visto división y exclusión lo que no puede continuar. El devenir de: nuestro país yla construcción de una sociedad más humana, justa y equitativa depende en gran parte de este esfuerzo compartido. Esta es una instancia única en nuestra historia. Confiamos en que la Convención acogerá el llamado mayoritario de la población por acuerdos y consensos que reflejen la mayor diversidad y representación de quienes habitamos este territorio. La convivencia en esa diversidad es nuestra gran fortaleza para sobrellevar los grandes desafíos que tenemos por delante. Y, para lograrlo, es crucial entregar certezas a una ciudadanía que confió mayoritariamente un primer momento en este nuevo camino para Chile