LA DIFÍCIL RUTA DE MANDO del general Ricardo Martínez
Ricardo Martínez Menanteau asumió como comandante en jefe del Ejército el 9 de marzo de 2018.
“Él estuvo disponible a dar un paso al costado”. Era 9 de noviembre de 2018 y el Ejército había llamado a retiro a 21 de sus 46 generales: era el recambio más profundo que el alto mando haya experimentado desde el retorno de la democracia. El general Ricardo Martínez, entonces, vivía uno de los momentos más duros de su carrera. El más tenso y difícil con el gobierno de Piñera.
En el oficialismo recuerdan que, por esos días, Martínez mostró su incomodidad ante la opción de remover a generales por “la más pequeña sospecha”. Estaba recién partiendo su ruta de comandante en jefe y se ponía difícil. “El cambio podría haber sido mayor, pero él puso su cargo a disposición”, afirman. Martínez, agregan, buscaba dar un señal: que nadie se podía aferrar a un cargo. Con eso, además, se aseguraba que los generales removidos aceptaran las condiciones. Conversó, dicen, con cada uno de los generales que se fueron. Esa semana, el general Martínez ya lanzaba una señal.
En el Congreso, en la comisión de Defensa, tres días antes, dijo que uno de los objetivos que se había trazado para su mandato era reflexionar sobre el actuar de la institución en los últimos cincuenta años.
Si bien sus dichos eran valorables, tampoco causaron mayor revuelo, pues Martínez asumió en marzo de ese año con un escándalo que luego debió sobrellevar por varios meses: el fraude en el Ejército por uso ilegal de gastos reservados, conocido como el caso Pasajes, que terminó el año pasado con el procesamiento judicial de los ex comandantes en jefe Juan Miguel Fuente-Alba y Humberto Oviedo. Han pasado dos años y el camino se ha tornado aún más complejo: la institución ha vivido dos estados de excepción. Uno para el estallído del 18 de octubre y, ahora, el coronavirus. Pero eso también volvió su ruta más firme. Mayoritariamente se le reconocen hoy habilidades políticas y comunicacionales, un estilo. Más dialogante y la confianza del Gobierno, que en un principio fue más esquiva. A muchos les costaba su estilo “tosco”, como lo definen, menos de salón. Para describirlo, recuerdan un episodio del 19 de septiembre en un homenaje en la Tumba del Soldado Desconocido de la Plaza Baquedano. Mientras Martínez participaba de la tradición, una persona interrumpió la actividad, a gritos, para insultar a la institución. “Dígame a mílo que dijo”, le respondió Martínez, quien frenó el encuentro para encarar al hombre. Eso sí, en el mundo castrense reconocen que ha dejado atrás ese sello, Las razones, agregan, no han sido pocas. En el Parlamento, por ejemplo, relevan el diagnóstico acertado que tuvo la institución para el estallido social. “Siempre dijeron que era un tema de desigualdad, no de orden público”, afirma una fuente opositora. ATERRIZAJE FORZOSO No era el favorito del entonces Presidente electo, Sebastián Piñera. Michelle Bachelet efectuó el nombramiento de Martínez sín haberlo abordado con Piñera. Eso, dicen, fue resentido por la administración entrante, que prefería dejar al mando al general John Griffiths, quien tenía contactos amplios en el 'mundo político.
Martínez, entonces, no solo tenía a cuestas la lejanía del gobierno entrante, sino una oposición interna que, en dos años, le ha complicado su conducción, Sus cercanos cuentan que, desde el inicio, hubo un grupo de generales en retiro —sindicados como “pinochetistas"— que trataron de perjudicar su gestión. “Los primeros meses fueron complejos, levantaron rumores en su contra, como por ejemplo, de viajes que no había realizado o que estaba vinculado al caso Pasajes, recuerdan en el Gobierno. Ese mismo. Grupo lo veía como un militar distante a la figura de Pinochet, Su historia familiar tampoco lo ayudaba, pues, hasta hoy lo consideran un oficial con sensibilidad de centroizquierda.
Sus cercanos, por su parte, defendían que Martínez no era un general político y las críticas eran “injustas”. El senador independiente Alejandro Guillier, miembro de la comisión de Defensa durante el segundo gobierno de Bachelet —este año, además, se reincorporó a la instancia—, recuerda el nombramiento de Martínez y dice que “no tenía cuestionamientos de orden económico en momentos en que eso era un tema”. En ese sentido, describe al general como.
Una persona vinculada "a una carrera estrictamente militar y no a la política”. En el Congreso, asimismo, dicen que cada vez que asiste a las respectivas comisiones de Defensa “responde con soltura y firmeza”. “No. tiene políticos cercanos, se remite a dialogar por temas precisos con los integrantes de Defensa”, agregan. Síes cercano al director de la División de las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, con quien mantiene permanente contacto desde que compartieron en el Colegio Interamericano de Defensa, en 2002 y 2003. “Felicito a por el nombramiento del general Ricardo Martínez como comandante en jefe del Ejército de Chile. Lo cohace muchos años y sé de su profes nalismo e interés por el respeto de los DDHH”, escribió Vivanco el 15 de noviembre de 2017 en su cuenta de Twitter.
Luego de seis meses de asumir el cargo, Martínez enfrentó el reembolso de pasajes — “Él (Martínez) ha hecho su carrera con su mérito y en su trato con el mundo político es muy correcto”, dice el senador Alejandro Guillier. Sin embargo, había otras posiciones. En una carta publicada en “El Mercurio”, el coronel (1) Christian Slater manifestó su descontento con las normas. “No queremos que nuestros camaradas activos terminen en Punta Peuco por cumplir órdenes de las cuales después nadie se hace cargo”, dijo.
“Esa carta sirvió para que, luego, el jefe de gabinete del ministro de Defensa, Pablo Urquízar, respondiera en otra carta que las normas del uso de la fuerza aplicadas en el reglamento son las del Código Penal y Militar. Eso descomprimió el ambiente”, señalan en el Ejército.
En paralelo, la liberación de militares que dispararon a un civil que intentó eludir un control de militares en el toque de queda en Arica —y que, presuntamente, luego intentó atropellar a los soldados— fue una buena sede que el reglamento de uso de la fuerza es efectivo, según señalan en el Ejército. LOS PENDIENTES ojos del país estaban puestos en el Ejército y su comandante en jefe nuevamente, por lo que sería un marzo violento, el coronavirus creó un nuevo escenario para los militares. Si bien durante un nuevo estado de emergencia —y ahora con un protagonismo. De militares en la calle con mayor aceptación ciudadana—, el país ha estado en orden, la tuación mundial plantea escenarios para el Gobierno y el Ejército.
Los saqueos en supermercados en plena cuarentena en Italia los mantienen en alerta y en la institución ya cuenta con un plan de acción en el que, entre otras medidas, identifican los lugares y es blecimientos con riesgo de ser vandalizados. En el Ejército existe la preocupación de un resurgimiento del estallido socia Por ahora, recalcan en el oficialismo, el orden público está delegado a Carabineros. “Si nose resuelve bien el abastecimiento dela población y sigue la cuarentena, es evidente que muchos se van a desesperar y algunos saldrán desafiando el toque de queda o pueden empezar a asaltar. Ellos (el Ejército) ahí tienen una misión clara, que debe ser presencial", comenta el senador Guillier.
Fuentes del Ejército señalan que si hubo una lección que sacaron del 18-0 —y eso incluye asu comandante en jefe— fue que “para el orden público están los Carabineros y la PDI”. Fuentes de la institución no ocultan la preocupación de que los llamen para solucionar lo que debería estar zanjado en un acuerdo entre civiles y eso incluye, dicen, a Martí nez, quien está preocupado por las secuelas de la crisis económica por el coronavirus.
A eso, además, se suma la sensación del Ejército de ser menoscabados en comparación con la Armada, molestia que no ha sido despejada y que Martínez le ha manifestado directamente al Presidente y al ministro Espi na: reclaman un excesivo protagonismo de la Armada. La ANI, por ejemplo, subrayan, está cargo de un exmarino (Gustavo Jordán) y uno. De los subsecretarios es de la rama, el vicealmirante Cristián de la Maza, También el Estado Mayor Conjunto está a cargo de marino, el vicealmirante Rodrigo Álvarez.
Desde el Gobierno señalan que esto se debió a que, al momento de ese nombramiento, el Ejército se encontraba en medio del caso Pasajes, Fuentes de la institución indican que, entre lostemas internos que quedan pendientes, está que se defina qué es deliberación, porque incluso cuando rectifican información falsa “o se defienden de imputaciones sin fundamento, como el caso de declaración pública, se les acusa de deliberar”. Otro punto es la modemi zación de la justicia militar para que los procedimientos se igualen con los de la justicia civil. NUEVA MOLESTIA Esta semana, el Ejército resintió del Gobierno otra acción: haber excluido a los condenados por violaciones a los DD, HH. Del proyecto deley que concede el indulto a adultos mayores privados de libertad, permitiendo que cumplan arresto domiciliario, por la emergencia sanitaria. Parlamentarios oficialistas que han ido en contra del Gobierno por excluir a los condenados por DD.HH. Comentan que militares están incómodos por la decisión de La Moneda, pues, señalan, ellos esperaban una señal del Ejecutivo. “No con los casos más graves, pero sícon algunas excepciones al menos como un gesto, y aunque el Congreso lo hubiera desestimado”, agregan. “Esta discriminación del Gobierno les molestó mucho. Ellos nos dicen: “Nos piden dar la cara en el caos, pero nos dan señal de que no hay perdón ni olvido”, dice un congresista de Chile Vamos. Sin embargo, uno de los miembros de la “Unión de Cursos Militares”, retirados que han criticado la posición del Gobierno, señala que no han mantenido contacto con el comandante en jefe por esto. “No lo queremos contaminar con un tema polémico”, afirma Pese a los frentes abiertos, hoy aseguran que Martínez ha logrado tranquilizar el frente interno, lo que a comienzos de su mandato no le era fácil. También, dicen, ha logrado afianzar su relación con el Gobierno, especialmente con el Presidente Piñera, quien tras el 18-0. Confía en su criterio.
Ambos sienten que no se guardan las cartas el uno con el otro y, según un cercano a Martínez, lo que se califica de estilo “tosco” y “directo” de ambos, en este caso ha resultado una fortaleza para la relación. Martínez, modos, no es un hombre quesesienta asegurado ni con la ruta de mando despejada. En su medalla de mando porun lado está la cara de José Miguel Carrera, px mer comandante en jefe del Ejército —Martínez. Es catalogado como “carrerista”— y por el otro, su nombre, Ricardo Martínez Menanteau, 60* comandante en jefe. Está grabado el 2018, pero no hay año de salida, Si todo sigue bien para el general, debería ser en marzo de 2022. E