Eduardo Vilches revive sus primeros grabados
Eduardo Vilches revive sus primeros grabados MACARENA PÉREZ A ún se muestra sorprendido, pero sobre todo honrado, al contar cómo 90 grabados suyos entraron a la colección de la Universidad Católica. Allí, Eduardo Vilches (1932), Premio Nacional de Arte, hizo clases durante décadas.
Y como a ratos pareciera que su humildad le dificulta dimensionar la trascendencia de su rol, vale la pena recordarlo: sus cursos de color y de desplazamientos del grabado fueron decisivos para cientos de artistas chilenos. Por eso la institución lo reconoció como profesor emérito (1999). Pero él, a sus 91 años, mantiene los humos a raya. "A mí, las cosas me pasan así, de sorpresa. En la Escuela de Arte, la directora y la subdirectora tramaron esto --la adquisición de las obras-y el rector aceptó.
Es muy amigo del arte", dice Vilches, instalado en el comedor de la casa que comparte con su compañera, la investigadora del cine y profesora Alicia Vega (1931). El artista se prepara para asistir mañana, al mediodía, a la apertura de "Eduardo Vilches: grabados (1960-1974)", exposición dedicada a este cuerpo de xilografías y serigrafías. No obstante, confiesa que no le agradan las inauguraciones: "Debo ir, pero me carga porque debo hablar. Todos esperan que digas algo muy formal, algo así como la palabra de Dios, ¿no? En el fondo, lo único que haré es dar las gracias.
Eso sí que lo tengo pensado: agradecer". --Es seguro que en la inauguración le mostrarán también gratitud a usted. ¿Cómo se siente con esa marca que ha dejado en artistas y exalumnos ? "Siempre he tenido buena relación con los alumnos, pero también he sido siempre bien estricto. No en el sentido de ser mañoso, violento o de retar. Sin embargo, no aguanto cosas que no están bien. Con Alicia somos parecidos en eso, somos rigurosos. Los alumnos me quieren mucho porque se dan cuenta de que cuando les pido algo es por el bien de ellos. Y haber influido en una parte buena de alguien, no de forma forzada, sino natural, no puede ser más satisfactorio. ¡Es como el Premio Nacional! Cosas que quedan para siempre.
Gran satisfacción que siento y agradezco". Del conjunto que adquirió la universidad, el Museo de Artes Visuales (Mavi UC) expondrá 70 obras, con la curaduría de Cristián Silva (1969). Contempla grabados de pequeño, mediano y gran formato elaborados en sus primeros tiempos, con predominio de blanco, negro, azul y de los contrastes, además de formas simples y sintéticas, que, a pesar de tener un ancla en la realidad, bordean lo abstracto. "Aunque en forma individual estas obras se han mostrado desde los años 60, esta es la primera vez que todas ellas se van a exhibir reunidas en un mismo espacio museal", afirma Silva.
Eduardo Vilches se formó inicialmente en los talleres de pintura de Gregorio de la Fuente, el Taller 99 --al que entró en 1958 invitado por Nemesio Antúnez-y con la Beca Fulbright que le permitió conocer, en Estados Unidos, a Sewell Sillman, discípulo del reconocido artista bauhaus Josef Albers.
De esos aprendizajes surgió su famoso curso del color, que aquí inició en 1962. --¿ Qué le gustaría que pasara más adelante con su legado? "Sé que la universidad va a hacer muchas cosas; la institución es casi eterna. Así que esto es una suerte, y yo voy a donar mi biblioteca a la Escuela de Arte.
Quiero que mis libros se sigan usando, sobre todo por quienes no pueden comprar, por lo caros que están". Eduardo Vilches revive sus primeros grabados Con las matrices que usó hace seis décadas, el Premio Nacional de Arte 2019 reeditó obras de sus inicios en la xilografía y la serigrafía. Ingresaron a la Colección Patrimonial UC y desde mañana las expone en el Mavi UC. DANIELA SILVA ASTORGA Vilches dejó la docencia en 2020, por los riesgos de la pandemia. SERGIO ALFONSO LÓPEZ La exhibición se despliega en tres salas del Museo de Artes Visuales..