Autor: Sebastián Gray Arquitecto
COLUMNAS DE OPINIÓN: Breve historia de "placa y torre"
COLUMNAS DE OPINIÓN: Breve historia de "placa y torre" F ue durante el siglo XX que las ciudades norteamericanas se convirtieron en el laboratorio de nuevas formas arquitectónicas para edificios altos y densos, tal como venía experimentando el Movimiento Moderno desde los años 20.
La prosperidad de la posguerra indujo a grandes empresas y gestores inmobiliarios a buscar una nueva imagen corporativa y, ya hacia los 50, el prisma vertical revestido de cristal, con frecuencia revelando su estructura, se convirtió en el nuevo símbolo de progreso y prestigio.
Dos obras causaron un inmenso impacto en la arquitectura internacional: el edificio Lever House, de la oficina SOM (195152) y el Seagram, de Mies van der Rohe (1954-58), uno frente al otro en Manhattan, Nueva York.
Además de sus abstracciones estilísticas, ambos revolucionaron el concepto del edificio urbano y su relación con la calle en una ciudad que hacía respetar la coherencia de la fachada continua, los cantos superiores y los retranqueos escalonados detrás de una rasante virtual. El Seagram surge como una visión, un cuerpo inmenso, oscuro, severo y perfecto en su simetría y la delicada trama de su fachada sobre una plaza vacía en medio del ajetreo de la ciudad.
Lever House logra un nivel de transparencia nunca antes visto; la fachada de muro-cortina aparece como una jaula de finos elementos posados sobre la estructura, y el cuerpo de la torre parece flotar sobre una plataforma horizontal (una "placa") que a su vez se advierte separada del nivel de la calle por pasarelas, pórticos y ventanales. Ambos se convirtieron en arquetipos de modernidad, y sus réplicas no tardaron en erigirse alrededor del mundo.
En Chile, Lever House tuvo impacto inmediato, con dos proyectos que instauraron la fórmula de "placa y torre" en Santiago y, poco más tarde, en otras ciudades del país: el edificio Arturo Prat (esquina de Alameda), de Sergio Larraín y Emilio Duhart (1953-1959) y el edificio Plaza de Armas, también de Larraín y Duhart junto con Jaime Larraín y Osvaldo Larraín (1955), que acaba de sufrir un grave incendio subterráneo.
Ambos propusieron una nueva forma de sumarse a la fachada continua y sus tramas de pasajes comerciales en sus primeros pisos, al mismo tiempo que inauguraban una era de libertad para erigir torres en medio de la ciudad tradicional (aunque generando enormes y utópicas azoteas que nunca lograron su destino). Siendo ambos edificios de vivienda, incorporaron sistemas de control solar en las fachadas que realzaron su imagen de vanguardia. Más adelante, el inmueble de oficinas en Ahumada 11, obra de Jaime Larraín y Osvaldo Larraín (1964), logró la primera fachada de muro cortina a gran escala.
Hoy, dos generaciones más tarde, aquellos conceptos de composición urbana y arquitectónica continúan vigentes como parte de un repertorio formal, si bien con una mayor conciencia de sus efectos en la sostenibilidad, tanto de la operación de un edificio (como en el caso del muro de cristal desnudo, hoy considerado ineficiente en el largo plazo) como en su relación con el resto de la ciudad, cuando esta intenta seguir reglas claras en defensa de la armonía de su paisaje. FRANCISCO JAVIER OLEA Sebastián Gray Arquitecto TIERRA DE NADIE En Chile, Lever House tuvo impacto inmediato, con dos proyectos que instauraron la inédita fórmula de "placa y torre" en el paisaje de Santiago. Breve historia de "placa y torre".