Recorrimos los 5 centros en los que la Fundación “La Semilla” Mantiene su gran obra solidaria y educativa en la provincia
Nació con la idea de apoyar a personas con discapacidad, adultos mayores, crónicos, y pacientes con diversos tipos de lesiones físicas de la comuna de Hijuelas, pero se trasformó en mucho más que eso. Conversamos con la directora general del centro Julia Pueyer Mondaca, directora social de la casa central quien nos contó parte de esta bonita historia que nació hace un cuarto de siglo atrás.
En el centro hay alrededor de 70 personas estables y otro grupo de personas que requieren terapias cortas, entre 12 y 15 usuarios más que no tienen como pagar consultas particulares, ni tienen el tiempo para esperar las horas de atención en los consultorios. Pero retrocedamos al principio. El centro nace en 1996 y funcionaba en un container bajo el alero municipal. Al crearse la fundación le otorgan un espacio más estable y seguro dentro de la casa central. Eran 8 personas al principio. La casa central pertenecía en esos tiempos a las hermanas Laborda, quienes tenían una y una molienda en el lugar. Al fallecer parte de la familia, el espacio de más de 7 hectáreas fue donado a la Iglesia, y posteriormente, Carmen García, la fundadora, compró el lugar al obispado para hacer ahí la fundación. Fue su propia hija quien en esos tiempos diseñó sus dependencias, conservando un estilo de la época. Decía la fundadora, en esos tiempos: “Esta todo quedando muy bonito pero faltan las personas”. Entonces abrieron sus salas para recibir al centro de discapacidad. Comenzaron las atenciones 3 veces a la semana por las tardes, luego todas las tardes, finalmente mañana y tarde. El municipio apoyó con el traslado diario de los pacientes. Eduardo Sanagua, terapeuta, llegó en esos años para ser parte del equipo y hasta hoy está en la Fundación. El centro fue creciendo, fueron postulando a proyectos para sus instalaciones y equipos de terapia, máquinas y todo lo necesario. Con los años, Julia no estaba confor- : me sólo con la terapia, notaba que a ellos les sobraba tiempo.
“Miraban el reloj preguntándose a qué hora los vendrían a buscar y sugerí hacerles alguna manualidad para la espera, tiempo después hasta el chofer del bus se quedaba tomando once con ellos”, cuenta entre risas la directora. Directora Social de la casa central de la Fundación, Julia Pueyer Mondaca es la socialización y la buena relación entre todos. También se han ido involucrando en talleres, por ejemplo “Las Sembradores de Esperanzas”, que es otro grupo que funciona en el centro, quienes se dedican al bordado. Actualmente son 28 mujeres y un varón. Algunos terminan sus terapias y se pasan directo a los talleres. En resumen, es una atención integral, trabajan la motricidad fina, la parte emocional, la creatividad, la concentración y por consiguiente el autoestima, llegando a realizar hasta 400 atenciones semanales. También ha implementado, desde el año pasado, el programa de nivelación de estudios: de primero a cuarto básico y de quinto a octavo con 7 aprobados en 2020. Este programa está abierto a toda la comunidad.
“Hemos innovado y trabajamos ahora con CENPART para llevar la telemedicina a nuestros adultos mayores -señala la directora-dudamos un rato que funcionara pero funcionó y a través de la pantalla, un Fonoaudiólogo, un Terapeuta ocupacional y un Kinesiólogo, atienden a los adultos mayores utilizando las nuevas tecnologías”. “Es muy gratificante trabajar acá, soy una persona feliz ya que este trabajo me ha permitido aprender con ellos y también a valorar cosas simples, me nutro mucho con sus historias y vivencias, son mi segunda familia” concluyó. Md Una de las grandes características Algunas usuarias del centro de apoyo a la discapacidad en actividades recreativas.
Hace 25 años atrás, Carmen García Domínguez, viñamarina, madre de 7 hijos, tuvo un sueño: buscar todas las formas de apoyo para que las personas vulnerables de los sectores rurales de la V Región, en especial las mujeres, pudieran salir adelante social, cultural y económicamente. Carmen fue visionaria tanto en valorar el papel de la mujer al interior de la familia como en nuestra sociedad. Inspirada en la obra de san Juan bosco, dio vida a la Fundación “La Semilla”, un bello proyecto de apoyo y ayuda social, sin fines de lucro. Una obra que la retrata de cuerpo entero, mostrando sus profundos valores cristianos y su capacidad para comprender y ayudar al prójimo. Su dedicación a esta magnífica obra ha marcado una huella en cientos de familias de nuestra zona y ha ratificado que la generosidad es parte de las grandes almas. La comunidad terapéutica “Levántate” nació de la idea de Martha Liliana Alvarán Dávila, ciudadana colombiana que llegó cerca del año 2000 a Chile y quien se interesó por las mujeres que tenían problemas de adicción. Comenzó trabajando con los Salesianos en La Calera y luego formó su propia agrupación. En el 2006, “Levántate” sólo dependía de la caridad de la gente, donaciones, bingos y rifas. Estaban instaladas en una casa en La Calera que pronto sería inhabilitada por no cumplir las resoluciones sanitarias. La Fundación “La Semilla” estaba al tanto de esta agrupación y comenzaron los vínculos. Fue en 2008 cuando la Fundación decide pedir en comodato una escuela abandonada en el sector La Tetera de Quillota y entregársela a la agrupación. Al principio se hizo una campaña con apoderados del colegio Valle del Aconcagua, cuya fundadora también es Carmen García Domínguez, y ellos ayudaron a limpiar y a arreglar el lugar. Comenzaron entonces a postular a proyectos a través de Senda. De 6 cupos que tenían al principio, hoy cuentan con 14 mujeres que son derivadas desde hospitales, otros centros de salud o tribunales. Siempre hay una larga lista de espera, pero se prioriza aquellas mujeres con adicción severa, embarazadas o madres con sus hijos. En esta comunidad se apoya la rehabilitación y también la inserción. Las mujeres pasan por diferentes etapas en un proceso que dura alrededor de Comunidad Terapéutica "Levántate" 8 meses. No todo es al azar en el centro, de hecho cada hora tiene su actividad y las mujeres están siempre ocupadas. Tienen tareas dentro de la casa y todo el día es terapia, ya sea grupales o individuales. Además, tienen talleres complementarios de cocina, manualidades y deporte. Directora de “Levántate”, Martha Liliana Alvarán Dávila. Hay hartos casos exitosos de recuperación. Un ejemplo de ellos es Patricia López Gálvez, quien tiene un hijo de 17 años. Ella llegó al centro hace más de un año y hoy es una orgullosa estudiante de la Universidad de Los Lagos. Confiesa haber sido adicta 27 años y con consumo de cocaína de forma severa por 5 años, la que consumía todos los días y todo el día. Gracias a la ayuda de su familia tomó la decisión de internarse.
“Tenía un agotamiento físico y mental, le hacía daño a todos y no me daba cuentadice Patriciaal principio fue difícil pero las ganas de recuperarme fueron más fuertes, pensar en mi hijo y en que no quería estar así para siempre me dieron el valor”. “Ahora soy estudiante de “Técnico en Rehabilitación de Drogas y Drogo dependencia” de la Universidad, carrera que dura dos años y medio ¡ mi hijo está orgulloso de mi! ” agrega Patricia con una brillante sonrisa. Fundación “La Semilla” también está presente en esta rehabilitación, creando vínculos y contactos para encontrar un cupo laboral para las mujeres que han cumplido exitosamente su proceso de rehabilitación. “Siempre se puede hacer algo, -dice la directora Marthay esa es nuestra misión. Me he sentido realizada estos años, hemos visto muPatricia López se rehabilitó con éxito en el centro “Levántate” y hoy estudia en la Universidad de Los Lagos. Chos avances. “Levántate” es mi vida y mi sueño es seguir viendo mujeres que se reencantan con la vida y comienzan proyectos.
Cada avance de ellas es un avance para todos nosotros” Actualmente son 12 personas trabajando en el centro, entre psicólogos, terapeutas, trabajador social, técnico en rehabilitación, técnico paramédico, directora técnica, cocinera, profesor de educación física, entre otros. Con turno los fines de semana. A FYUYA.
ORARACION SOCIAL Y 005 Carmen García Domínguez, fundadora de Fundación Su obra comienza mucho antes, realizando actividades y talleres para las mujeres que se quedaban solas cuando el marido iba a trabajar y tenían las ganas de aprender y mantenerse activas. Carmen fue visionaria tanto en valorar el papel de la mujer al interior de la familia como en nuestra sociedad. Hace 25 años, inspirada en la obra de San Juan Bosco, dio vida a la Fundación “La Semilla”, un bello proyecto de apoyo y ayuda social, sin fines de lucro. Una obra que la retrata de cuerpo entero, mostrando sus profundos valores cristianos y su capacidad para comprender y ayudar al prójimo. Su dedicación a esta magnífica obra ha marcado una huella en cientos de familias de nuestra zona y ha ratificado que la generosidad es parte de las grandes almas. En el año 1997 se instala la casa Central de la Fundación en la comuna de Hijuelas, en una amplia construcción que fue abriendo puertas y corazones a todos los integrantes de la familia.
Grandes han sido los objetivos logrados por la Fundación, por ejemplo: ser una de las organizaciones fundadoras de la Comunidad de Organizaciones Solidarias (2007) y la participación en el Consejo Consultivo Regional del Medio Ambiente para la Región de Valparaíso (2014 - 2019). También se suma la campaña de reforestación de 1.000 árboles por año, con un foco de plantación de más de 8.000 palmas chilenas, sólo por nombrar algunos de una larga lista, porque sus proyectos, sus “semillas”, se sembraron en varias partes de Chile, creciendo y dando bellos frutos, abarcando actualmente desde Arica hasta Chaitén, Su enfoque se definió en 5 ejes de trabajo: Educación, Medio Ambiente, Compromiso Social, Comunidades e Inclusión, Todos sus programas tienen el propósito final de impulsar e implementar iniciativas sostenibles.
En la provincia de Quillota son 5 los centros de la Fundación en apoyo a la comunidad, los que han favorecido a miles de personas a lo largo de los años, familias vulnerables, grupos marginados, dañados o impedidos. Recorrimos cada uno de estos centros para conocer cómo funcionan y el impacto que han tenido en la comunidad. Hablamos del Centro de Apoyo a la Discapacidad; Comunidad Terapéutica “Levántate”; Centro Comunitario y Cultural “La Peña”; Jardín Infantil “La Semillita” y el Centro “Madre Teresa de Calcuta”, en apoyo a los adultos mayores. A esta cinco maravillosas instituciones, hay que agregar el colegio “Valle del Aconcagua”, sólido pilar educacional de nuestra región. “La Semilla” Casa Central Fundación “La Semilla” en Hijuelas.
El Centro Comunitario y Cultural “La Peña”, ubicado en el sector La Peña de Nogales, es un espacio abierto a las mujeres rurales de los alrededores, quienes en los últimos años se han capacitado en distintas técnicas de artesanía, siguiendo con la línea de la Fundadora de dar espacios a mujeres rurales para que puedan desarrollar sus capacidades y también emprender. Nace hace 24 años con dos mujeres que se juntaron con la idea de hacer algo por las mujeres campesinas. Ellas fueron Mónica Salini junto con Martina Olivares, para luego sumarse más mujeres del sector. Se consiguieron una sala de clases con el director de la escuela de La Peña, Eduardo Ahumada, y ahí comenzaron algunas a aprender y otras a enseñar lo que sabían hacer.
Luego conocieron a Carmen García quien les ayudó a conseguir en comodato un terreno de la escuela y así poco a poco se fue construyendo y habilitando el recinto con herramientas, mesones y todo el mobiliario necesario, todo bajo el alero de la Fundación. Hace 12 años entró a trabajar como directora Angelina Flores, quien está ligada al arte desde niña. Su abuela realizaba trabajos en barro y arcilla. Ella misma iba a buscar la arcilla al cerro y todo el proceso posterior era totalmente artesanal, incluso no utilizaba horno sino al fuego vivo fundía sus trabajos. Angelina le dio un nuevo empuje al Centro. Reunió a mujeres artesanas e hicieron un convenio con Indap-Prodemu, “Nos conseguimos cursos Sence, presentamos proyectos -cuenta la directoraya que había muchas mujeres sin empleo. En ese tiempo su principal trabajo era ser “obreras agrícolas” y dada la alta parcelación ya no había trabajo para ellas”. Sin embargo, las mujeres y sus hijos querían oportunidades, otra cosa para sus vidas. Así fue como sumaron también mujeres de partes urbanas “Para que todas las personas sin importar de donde vengan tengan la oportunidad de aprender y desarrollarse”, agrega Angelina. Hoy trabajan con 35 mujeres que se dividen en dos grupos y que están aprendiendo la técnica de cerámica gres, un trabajo que requiere más temperatura para su cocción a diferencia de la arcilla. Junto con esto aprovechan la cercanía con la escuela y hacen talleres a los niños que llegan a aprender este arte de la cerámica. “Soñamos con un horno nuevo donde las piezas se cocinen y biscochen bien” dice la directoray presentamos un proyecto al Gobierno Regional. “Amo lo que hago -continuóy esa es la clave para todo. Soy tremendamente feliz ya que no es sólo enseñar una técnica más, sino es acompañar a las mujeres en sus procesos” expresó. Angelina destaca el trabajo de muchas personas que llegan a colaborar, incluso la hija de la Fundadora, Antonia Mir, quien es profesora y las guía desde Santiago. “Ella ha sido sumamente importante para nosotras y destacamos su aporte”, finalizó. Mujeres del centro Comunitario trabajando el arte de la cerámica gres. Directora del Centro Comunitario y Cultural “La Peña”, Angelina Flores. Centro “Madre Teresa de Calcuta” Partió también en conjunto con el Jardín Infantil “La Semillita”, ya que se encuentran en la misma casa.
Cuando Carmen García conoció la realidad del cerro Mayaca, en esos años, concluyó que los adultos mayores también necesitaban un espacio para compartir y comenzó a darles almuerzos todos los días, además de incentivarlos a compartir y crear vínculos con sus pares. Los adultos mayores se inscribían y recibían su porción, luego se añadió también una cena. Venían todos los días repartiendo cerca de 30 raciones diarias. Esto continuó de manera perseverante hasta estos días. En pandemia los adultos mayores recibieron sus almuerzos en las casas, así como también, cajas con mercadeñía.
Quien ha estado a la cabeza de este proyecto de la Fundación es Gilda Bacigalupo, una encantadora mujer que lleva adentro el espíritu de lo que caracteriza a la gente de la Fundación: personas alegres que aman lo que hacen “Estamos felices con lo que hacemos: entregar cada día esta cuota de amor, buscando una mejor calidad de vida para ellos, empezando por una buena alimentación y nutrición”, explica Gilda Bacigalupo” y de una infinita solidaridad, que tienen como sueño ayudar a quienes necesitan. “Soy feliz con lo que hago, pero por supuesto me gustaría hacer más.
Mi sueño es que algún día nos transformemos en una especie de jardín infantil para los adultos, que lleguen acá y pasen el día haciendo actividades, juegos o que simplemente se sienten a conversar y a hacer amigos” dice la directora. Trabajan en este centro la directora y Sonia Riveros, la cocinera, que implacablemente está cada día cocinando para los adultos. Entre ellos hay un usuario que realiza, todos los días, más de media hora de caminata para recoger su almuerzo y cena.
Por esto cobra más sentido aún el sueño de la directora: que pudieran quedarse, escuchar música, hablar con amigos, jugar dominó, en resumen + pasar un buen día para luego ir a dejarlos a sus casas.
También cuentan con una Asistente Social quien los ayuda y orienta respecto a bonos, beneficios y lo que necesiten saber Gilda Bacigalupo directora de la casa “María Teresa de Calcuta” junto a Milenka González Lizama, directora del Jardín Infantil “La Semillita” Cocinera de la casa Madre Teresa de Calcuta, Sonia Cada día llegan más de 30 adultos mayores a recibir su almuerzo a la casa “María Teresa de Calcuta” de la Fundación “La Semilla”. Riveros. En el Jardín Infantil “La Semillita” hay alrededor de 52 niños que reciben alimentación, | educación y sobre todo amor de parte del equipo. Jardín Infantil "La Semillita" En los años en que parte la Fundación, la fundadora Carmen García ya trabajaba en actividades sociales.
Ella conocía a la comunidad ya que realizaba constantes ayudas y misiones y se dio cuenta de la necesidad que tenían muchas mamás de contar con un lugar para dejar a sus hijos pequeños y poder salir a trabajar. Esto en el sector del cerro Mayaca en Quillota. Decidió entonces armar una guardería y pidió una casa en comodato, la que después fue comprada por la Fundación. Todo esto hace 25 años, demostrando como Carmen se anticipó a los grandes temas vinculados a las mujeres. Como buena visionaria, les entregó herramientas para que pudieran salir adelante. Empezó con pocos niños, con la ayuda de Mary Cáceres, que hacía puerta a puerta para ganarse la confianza de las mujeres, invitando a que llevaran a los niños al jardín. El jardín empezó a crecer y hoy tienen 52 niños y niñas en 3 niveles educativos: nivel medio menor, medio mayor y transición, 9 educadores y una cocinera. Los niños reciben desayuno, almuerzo y una colación, realizando actividades pedagógicas y distintos talleres. Tienen además un patio de juegos y una sala de estimulación para niños con capacidades especiales. Todo es armonía en el Jardín “La Semillita”, ya que además trabajan profundamente en las emociones. En este sentido su directora, Milenka Gonzalez Lizama creó un novedoso método para que los menores aprendieran a identificar sus emociones.
“Después de la pandemia -dice la Directoraaumentaron los casos de niños que llegaban tristes o más agresivos e inventamos el “Panel de las Emociones” que consiste en que cada mañana les mostramos imágenes de diferentes emociones y ellos deben identificarse con una, ya sea un niño triste, o enojado o con sueño entre otros, entonces ellos descubren su emoción y también les mostramos luego una imagen de qué hacer para mejorarla”. Por ejemplo: un abrazo si viene triste, un papel para romper si viene enojado, una sonrisa si está contento, etc. Ellos descubren cómo se sienten, saben que pueden cambiar la emoción negativa y se calman. También incorporan la música como una aliada para estimular o relajar a los menores a través de los sonidos. “El Panel de las Emociones” también lo quieren implementar en los apoderados. El Jardín “La Semillita” está trabajando en distintos proyectos, uno de ellos y de la mano con la Fundación, es lograr llegar a ser Fundación Educacional y con esto recibir más recursos y apoyo estatal.