COLUMNAS DE OPINIÓN: El precio de vivir: entre el mercado y la dignidad
COLUMNAS DE OPINIÓN: El precio de vivir: entre el mercado y la dignidad Columna JoséLuis Franco Montaña, rector Santo Tomás Chillán El precio de vivir: entre el mercado y la dignidad unque el derecho a la vivienda no está expresaAer consagrado en la Constitución chilena, sí forma parte del marco jurídico que el país reconoce al adherir a tratados internacionales, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, suscrito Culturales, suscrito Los altos precios, la en 1966.
No obstante, inflación acumulada en entre las declaracio. nes de principios y la materiales, terrenos y realidad cotidiana de servicios, junto con miles de familias chia lenas, se abre una normativas brecha profunda, urbanísticas más persistente y cada. vez más dolorosa. exigentes, han La vivienda digna y encarecido elaccesoa *decuadano puedeseo guir siendo solo una la vivienda. promesadecampañao una consigna que serepite en los discursos de turno.
El déficit habitacional en Chile supera hoy las650 mil viviendas, según la plataforma colaborativa Déficit Cero, y más de 2,2 millones de familias requieren algún tipo de apoyo del Estado para acceder a una solución habitacional. La paradoja es inquietante: hay más de105.000 viviendas nuevas ala venta en el país, pero la demanda efectiva es débil, con una caída proyectada del 9,4% afinales de 2024.
Lo más contradictorio es que el sector dela construcción no solo impulsa el desarrollo económico del país, sino que engrasa de manera constante los distintos engranajes dela economía nacional e internacional: genera empleo, dinamiza el comercio y activa inversiones públicas y privadas. Sin embargo, hoy está tensionado por unaoferta abundante, una demanda contenida y un acceso cada vez más restringido. Los altos precios, la inflación acumulada en materiales, terrenos y servicios, junto con normativas urbanísticas más exigentes, han encarecido el acceso a la vivienda. Chile, de hecho, gasta más en vivienda que el promedio de los países OCDE, y el tiempo necesario para adquirir una caso departamento se ha extendido de forma alarmante. En paralelo, han aumentado los campamentos, los arriendos informales y otras formas de tenencia irregular que precarizan la vida de miles de familias. Enel Congreso se discutesubsidiar lastasas de interés hipotecarias como medida de alivio. Pero esta propuesta, aunque bienintencionada, no resuelve el problema estructural: el acceso a una vivienda digna se está volviendo un privilegio. Mientras los ingresos familiares siguen estancados y el crecimiento económico se debilita, el sueño de la casa propiase convierte, para muchos, en una meta inalcanzable. ElEstado no puede seguir abordando la vivienda solo desdela lógica del mercado. Se requiere una política integral, de largo plazo, que entienda la vivienda como un derecho humano y no como un bien de consumo. El verdadero desarrollo nose mide por ciftasmacroeconómicas, sino por la dignidad con la que viven sus ciudadanos. Y en ese indicador, sedad con la que viven sus ciudadanos. Y en ese indicador, seguimos en deuda..