Autor: Pablo Faúndez - Practice Leader Environment and Society en GEM Mining Consulting
Sismo de Atacama y amenaza a la minería
La semana pasada, un sismo de magnitud6,4sacudió la Región de Atacama. Las principalesoperaciones mineras de la zona, como la división El Salvador de Codelco y la mina Salares Norte de Gold Fields, continuaron funcionando con normalidad y sin reportar daños. Sin embargo, este tipo de eventos nos recuerda que la naturaleza actúa con una lógica propia, ajena a calendarios, proyecciones productivos. Esta vez, la industria salió ilesa. La próxima, tal vezno. La minería chilena unterritorio marcado por unaintensaactividad sísmica, exposición aeventos climáticos extremos y condiciones geográficas desafiantes. Terremotos, aluviones, deslizamientos o lluvias torrenciales son fenómenos que, si bien no ocurren todos los días, pueden tener efectos devastadores sobre las operaciones. Lo ocurrido en Atacama es una advertencia: no basta con que una faena funcione bien hoy, han tomado las medidas necesarias para garantizar su continuidad mañana. Laexperiencia demuestra quela wulnerabilidad del sectornoselimitaa grandes desastres.
En este caso, si bien las grandes operaciones no sufrieron interupciones, otrasinstalaciones menores contratiempos, cómo una planta de Enarni quequedó sin suministroeléctrico por la caída de un poste, Situaciones como esta evidencian cuán sensiblees la cadena de valor mineraante perturbaciones localizadas.
En escenarios más severos, un evento de mayor magnitud o con epicentro más cercano a infraestructura crítica podría tener consecuencias mucho más graves, toen lo humano como en loeconómico, Contar con planes de continuidad operativa —los denominados Business Continuity Plans (BCP)- no puede seguir considerándose una buena práctica voluntaria, Es una necesidad estratégica. Estudios técnicos recientes de GEM Mining Consulting han modelado escenarios de alto impacto para operaciones de gran escala en el país.
Enuno deellos, se estimó que la detención forzada del transporte de concentrado desde un puertoclave, producto de un evento natural, podría reducir el valor presente neto (VAN) de la operación en más de 200 millones de dólares. Aun si se asu meuna probabilidad baja de ocurrencia (del orden de una vez cada 100 años), el valor económico en riesgo es significativo. En contraste, la contratación de un seguro anual hasta el cierre de la faena implicaría un costo cercano millones de dólares, permitiendo mitigar hasta lamitad de las pérdidasen caso de un evento catastrófico. Incluso al incorporarla probabilidad de ocurrencia, el aporte esperado de este tipo de medidas es positivo, Na se trata únicamente de terremotos. En otras zonas del país, meteorológicos extremos también han puesto a pruebala de las operaciones. En otro estudio reciente realizado en GEM, se documentaron interrupciones de hasta diez días en una operación debido a aluviones.
Durante ese lapso, se dejaron de producir cerca de15 mil toneladas de cobre fino, equivalentes a decenas de millones de dólares en ingresos no percibidos, sin considerar los costos asociados a la paralización y posterior reactivación. Lasituación se agrava cuando se incorpora el factor climático. El cambio climático está modificando la frecuencia e intensidad de estoseventos. Estudios nacionales e internacionales coinciden en que fenómenos como lluvias intensas, sequías prolongadas y olas de calor serán cada vez más comunes en las próximas décadas. La minería, al ser intensivaen agua, energía e infraestructura crítica, se encuentra especialmente expuesta.
Lo queantesse consideraba un evento extremo hoy comienzaa formar partede un nuevo patrón climático, Las proyecciones históricas de riesgo ya no son suficientes; los modelos deben ser actualizados, y las decisiones de inversión, planificación y operación deben considerar esta nueva realidad. Ante este escenario, laconclusión es clara. El sector minero chileno no puede seguirapostando a que la naturaleza será benigna. La continuidad operacional debe dejar de seruna aspiración táctica para transformarse en un pilar de la estrategia empresarial. Elloimplica revisar de forma urgente los planes de contingencia, evaluar de manera realista los puntos críticos de la cadena y fortalecer lascapacidades de respuesta ante emergencias. Se necesita un análisis y gestión deriesgos que permita garantizar el valor de largo plazo de la minería.