EL SUEÑO ROTO DE LA PROFESORA Katherine Yoma
EL SUEÑO ROTO DE LA PROFESORA Katherine Yoma Desde que Katherine Yoma, profesora de inglés, se quitó la vida el pasado 7 de marzo, su hermana gemela, Karina, había intentado ir poco a la casa de sus padres en Antofagasta. Allí su hermana vivió los últimos meses y allí también están sus pertenecías. Sin embargo, hace un par de semanas decidió ir finalmente. --No aguanté mucho.
Al poco rato me fui, es demasiado duro para mí --dice Karina, quien hace dos meses comenzó a liderar la lucha por la Ley Katherine Yoma, que busca proteger a los docentes ante situaciones de violencia física y psicológica en el ambiente escolar. --Tristemente, mi hermana logró con su propia historia poner en evidencia esta horrible realidad --ha dicho Karina. De hecho, el caso gatilló un paro de seis semanas de más de 50 colegios municipales de Antofagasta, denunciando que existen otros casos similares y exigiendo mejores protocolos.
Karina, quien también es profesora, ha dado entrevistas, ha expuesto en la comisión de Educación de la Cámara de Diputados, ha liderado marchas y visibilizado a nivel nacional las falencias del sistema educativo en la vida de su hermana, quien después de un año en el que vivió agresiones y amenazas de muerte por parte de una estudiante y su apoderado, terminó quitándose la vida. Desde la muerte de su gemela, vivir el duelo ha sido solo una parte de lo que ha tenido que enfrentar. Con lo mediático del caso, Karina ha puesto la cara por su familia en diversas situaciones, como la formalización de un apoderado por amenazas y daños simples a Katherine.
También ante una querella que su familia interpuso contra el alcalde de Antofagasta, por violación de secreto de particular, luego de que la autoridad publicara en su cuenta de Instagram las resoluciones y diagnósticos de la Mutual y la Inspección del Trabajo respecto a su hermana.
Lo que, además, la ha llevado a lidiar con cuestionamientos por su exposición pública, atribuyéndole en redes sociales las intenciones de aspirar a un cargo político. --En este momento, para mí, lo primero es el duelo, después la Ley Katherine Yoma y las acciones judiciales. Bajo ningún contexto busco estar en política porque no hay ningún cargo ni puesto que me vaya a devolver a la Kathy. La última foto que Karina tiene junto a Katherine es de fines de febrero. En la imagen salen las dos armando el comedor en el departamento al que Karina se acaba de cambiar junto a su pareja y su hijo. Hacer todo juntas era algo natural para ellas. Las gemelas son las menores de cinco hermanas. Cuando eran pequeñas, su madre trabajaba en un local que vendía pollo con papas fritas y su padre se desempeñaba como técnico en contabilidad. Vivían en una casa que consiguieron con subsidio en el sector norte de Antofagasta, y estudiaban en un colegio evangélico, que según recuerda Karina estaba inserto en un sector vulnerable. A pesar de todo, explica, a ellas les gustaba ese colegio porque tenían muy buenas profesoras. De hecho, recuerda que en su casa jugaban en el comedor a hacer clases. Instalaban sus peluches como si fueran estudiantes y una se sentaba junto a los muñecos simulando ser una alumna más, mientras la otra hacía de profesora. Luego, intercambiaban roles.
Cuando les tocó entrar a enseñanza media, ingresaron al Colegio Inglés San José, un particular subvencionado que quedaba al otro lado de la ciudad. --Ahí conocimos otro tipo de colegio, donde las cosas funcionaban, donde se preocupaban de ti. Veías que invertían en el colegio y que todo era muy justo --recuerda Karina--. En este colegio comenzaron nuestras ganas de ser profes. Ella entró a estudiar Pedagogía General Básica a la Universidad de Antofagasta y Katherine Pedagogía en Inglés a la Universidad Católica del Norte. Era la primera vez que tomaban caminos separados. Francisca Donoso, profesora de inglés, fue una de las primeras amigas que Katherine se hizo en la universidad --Me llamó la atención que la Kathy estaba más que lista para ser profesora.
Tenía el desplante, la seguridad, como el imput de pararse frente a la gente --recuerda Francisca--. También como mujer, la admiraba mucho, era muy sorora, preocupada de la gente, de las mujeres, que nos sintiéramos seguras, empoderadas. Karina explica que, en esos años de universidad, su hermana estuvo en una relación sentimental que no terminó bien. --Kathy lo denunció porque había violencia y otras cosas delicadas, pero eso quedó en nada. Pasamos cosas fomes, tristes, como esa, pero ninguna le había quitado las ganas de vivir --relata Karina. A medida que pasaban los años, Katherine se fue involucrando cada vez más en los temas de género y en el feminismo. De hecho, en 2018, ella fue una de las líderes del movimiento "Las Tesis" en Antofagasta. Luego vino el estallido social y, explica Karina, el espíritu de las manifestaciones también marcó mucho a su hermana. --El estallido le pone otros lentes de visión de la vida.
La marca en la parte feminista, y en los derechos laborales (... ). Al velorio, de hecho, llegó un equipo de limpieza de un colegio en el que trabajó la Kathy y me dijeron que la única persona que los defendía en ese colegio era ella... En algún momento le dije: "¿ por qué haces todo esto por las personas?". Yo no lo entendía. A muchas amigas, por ejemplo, las sacó de lugares donde había violencia intrafamiliar y las ayudaba a buscar donde quedarse, incluso las alojaba en su casa. Por ese tiempo, Katherine ya había trabajado en dos colegios: del último salió en la época del estallido y a comienzos de 2020, cuando explotó la pandemia, entró a trabajar en un colegio online. Al año siguiente, en 2021, cuenta Karina, su hermana no encontró trabajo como profesora. Comenzó a ofrecer servicios de manicura y entró como jefa de garzones en una cafetería. Hasta que en octubre de ese año consiguió un puesto en la escuela D-68 José Papic Radnic, que sin saberlo terminaría siendo la última.
En marzo de 2022, después de dos años de pandemia, Katherine volvió a pararse frente a una sala de clases en la escuela D-68 José Papic Radnic, donde le asignaron la jefatura del 7º B. --La Kathy se tomó muy en serio esta jefatura, creía que de verdad podría cambiar el mundo con todos estos adolescentes y eso para ella era un sueño.
Es una escuela con una vulnerabilidad alta y se le activó el triple su labor social; de hecho, uno de sus comentarios fue: "yo lo que menos hago es inglés, yo hago muchas otras cosas". Le pedía a mi mamá que hiciera queques para venderlos en la escuela para que todos tuvieran un polerón de 8 básico. O una vez, un estudiante en silla de ruedas no tenía quien lo fuera a buscar y ella pescó la silla, lo subió a su auto y lo llevó a su casa. Durante ese año, cuenta Karina, solían irse juntas al trabajo hablando de sus vidas. En esas conversación, recuerda que Katherine le comentaba sobre una alumna en especial. --El 2022, las conductas de esta alumna tenían que ver con agresiones hacia los compañeros. Esta estudiante hacía acciones bizarras, perturbadoras. Me acuerdo que la Kathy recibía quejas de los otros apoderados --relata Karina. Al año siguiente mantuvo su jefatura en el mismo curso, que pasaba a octavo básico.
Al poco tiempo de comenzar el año escolar, Karina recuerda que su hermana le comentó que nuevamente estaba teniendo problemas con la misma alumna y que había tenido que citar a los padres. --El 11 de mayo la Kathy me dice que le habló la mamá de esta estudiante, que le dijo que ya no sabía qué hacer, que se había escapado de la casa, y la Kathy justo la llamaba para conversar sobre la niña.
Tengo esos WhatsApp --dice Karina--. Lo que más quería mi hermana era resguardar la vida, la educación y el futuro de esta estudiante, y no es un decir, está escrito por ella, porque sabía que había en su casa violencia intrafamiliar.
Ricardo Escobar, abogado representante de la familia Yoma, explica que la situación de la alumna es parte de los requerimientos que pidió el Ministerio Público al colegio, en el marco de la investigación tras la formalización del apoderado. --Al menos los relatos de los cercanos a Kathy, que están en la carpeta (investigativa), indican que ella habría presenciado ciertas vulneraciones de derechos de la niña, y que intentó activar los protocolos en el colegio, pero que el colegio no habría dado curso a la solicitud --dice el abogado Escobar. La situación con esta alumna afectó directamente a Katherine el 24 de mayo 2023.
Ese día, cerca de las once de la mañana, comenzó una revisión de cuadernos, cuando le tocó el de la alumna, vio que estaba rayando una hoja con plumón rojo, escribiendo "Kathy Yoma" reiteradas veces y en el centro la frase: "Te voy a matar". Katherine le quitó la hoja y se la llevó al director de la escuela. --Yo le dije tienes que denunciar. Ella estaba afectada y empezó con síntomas muy malos, estaba con llanto fácil, angustia y pánico --relata Karina. Luego Katherine retomó sus clases y al salir de la jornada fue a poner una denuncia en Carabineros por amenaza de muerte, dejando como evidencia el papel que le quitó a la alumna. Luego se fue a la Mutual. --Hablamos en el camino. Me dijo que iba sola, nadie la acompañó. Si se hubiera quebrado una pierna alguien la habría acompañado, pero hoy la salud mental está tan por debajo de salud física que no se le da la importancia --dice Karina. En la Mutual le dieron dos días de reposo. Regresó un lunes al colegio y el día miércoles 31 de mayo, revisando nuevamente cuadernos encontró otra hoja donde estaba escrito "ojalá se muera la profesora Katherine", firmado con la iniciales de la misma alumna. La docente avisó nuevamente al director y luego se le indicó que regresara a clases. --Va al baño llorando y ahí me cuenta lo que pasó. Le dije que fuera a la Mutual, pero ella esperó hasta el final del día para ir, sola nuevamente. Las ganas de enseñar a Katherine Yoma le venían desde niña. Compartía esa vocación con su gemela y ambas decidieron estudiar pedagogía.
Se convirtió en profesora de inglés, hizo clases en colegios vulnerables de Antofagasta y estaba muy comprometida con sus alumnos. ¿Cómo esa joven docente de 31 años terminó quitándose la vida el 7 de marzo luego de denunciar amenazas de muerte por parte de una alumna y un apoderado? Aquí, su hermana, amigas y colegas cuentan su historia y recapitulan el tortuoso 2023 que nubló sus sueños. Hoy su gemela, Karina Yoma, lidera la lucha por la Ley Katherine Yoma, que busca proteger a los docentes ante situaciones de violencia física y psicológica.
POR ANTONIA DOMEYKO EL SUEÑO ROTO DE LA PROFESORA Katherine Yoma El apoderado comenzó a gritarle: "Ahora me las vas a pagar, eres una mierda de profesora, por tu culpa mi hija no está en la escuela, te voy a matar, te voy a pillar cuando te vayas". De niñas, las gemelas jugaban al colegio. Instalaban sus peluches y una se sentaba junto a los muñecos simulando ser una alumna, mientras la otra hacía de profesora. Luego, intercambiaban roles. GENTILEZA KARIN A Y O M A GENTILEZA KA RINA YO M A. EL SUEÑO ROTO DE LA PROFESORA Katherine Yoma Le dieron dos semanas de licencia. Ese mismo 31 de mayo, la apoderada de la alumna presentó una denuncia por maltrato a la estudiante en la Superintendencia de Educación. Al día siguiente se retiró a la niña de manera definitiva del establecimiento.
Sobre la situación posterior de la estudiante, la coordinadora de convivencia escolar de la Corporación Municipal de Desarrollo Social de Antofagasta, Marisol Vía Castillo, expuso el pasado 2 de abril, ante la comisión de Educación de la Cámara de Diputados, y señaló: "Los hechos con respecto a la alumna, cabe decir que ella es trasladada a otro establecimiento educacional, en un liceo de la comuna de Antofagasta. En esa instancia, la alumna es atendida por la psicóloga del equipo psicosocial, donde la madre informa este diagnóstico con necesidad educativa especial de TEA recién evaluado. Es en ese momento donde la madre asume con ese diagnóstico". Después de dos semanas de licencia, el 12 de junio, Katherine regresó a la escuela.
A pesar de que la alumna había sido retirada, el apoderado seguía presente, ya que otro de sus hijos estudiaba ahí, por lo que se encontró con él varias veces. --Él empezó a molestarla, me contaba que le gritaba garabatos de grueso calibre. Ella terminaba muy nerviosa y empezó a mandar correos pidiendo que alguien la acompañara a despachar a sus alumnos a la salida, pero no hicieron nada --relata Karina. Hasta que el lunes 19 de junio, pasadas las tres de la tarde, Katherine salió al portón del colegio a despachar a su curso. Ahí estaba el apoderado de la alumna.
Al verla, él comenzó a gritarle: "Ahora me las vas a pagar, eres una mierda de profesora, devuelve la plata que te robaste ladrona de mierda, por tu culpa mi hija no está en la escuela, te voy a matar, te voy a pillar, te voy a pillar cuando te vayas", según declaró la docente. Luego le agarró la mano y le arrancó el teléfono que tenía atado con una pulsera en la muñeca, para después tirarlo al piso y romper por completo la pantalla. Katherine se escondió detrás del portón del colegio y llamó a Carabineros. Ella puso la denuncia y quedó como evidencia la foto del celular destrozado.
Desde ese momento hasta finales de 2024 la docente se mantuvo con licencia. --Esos meses la vi con mucha ansiedad, muy deprimida porque veía que no había reparación de los hechos que habían ocurrido, pero principalmente que no había valoración de su persona, de su trabajo. La consumía mucho el nerviosismo de que no iba a promocionar a su curso de octavo básico, era una idea que tenía fija. Era un sueño que le robaron. Un par de meses después de la denuncia en Carabineros, en septiembre de 2023, Katherine puso una denuncia también en la Superintendencia de Educación.
Respecto a esa denuncia y a la de la apoderada de la niña "se concluyó que no existió vulneración a la normativa educacional, por lo que ambas denuncias fueron cerradas", indicó la institución consultada por "Sábado". Según datos también de la Superintendencia de Educación, las denuncias por maltrato a estudiantes y/párvulos en 2023 fueron 7.281, una cifra que desde 2018 no ha variado significativamente (sin considerar los dos años de pandemia que bajaron mucho). Mientras que el número de denuncias por maltrato a adultos de la comunidad educativa el año pasado fue de 447, el doble de las cifras prepandemia, donde se registraron 275 en 2018 y 206 en 2019. Katherine también fue a la Inspección del Trabajo, pero tampoco tuvo una respuesta favorable para ella. Es en la comisión de Educación de la Cámara de Diputados donde se habló del caso.
La coordinadora de convivencia escolar de la Corporación Municipal de Desarrollo Social de Antofagasta, Marisol Vía Castillo, dijo: "La docente se mantiene con licencia y la Mutual en esa instancia entrega la resolución de que esta no sería una situación de enfermedad profesional.
Es decir, que no constituye una situación de acoso, y declara que es una enfermedad común". Desde el Sindicato de Profesores y Profesionales de la Educación Antofagasta, su presidenta, Ivette Gareca, dice que las instituciones le fallaron a Katherine. --En la corporación tuvieron que haber investigado en los plazos cuando recibieron las denuncias, no haber minimizado los relatos. Fiscalía fue muy demorosa, no movió los antecedentes para aplicar medidas cautelares provisorias. La Inspección del Trabajo pudo haber levantado distintas instancias de investigación, se pudo haber hecho las cosas distintas, pero hubo una falla sistemática --explica la líder sindical.
Por esos meses, en que las instituciones daban resoluciones y diagnósticos sobre el caso, Katherine hizo una declaración pública en su cuenta de Facebook detallando todo lo ocurrido, donde termina decidiendo lo siguiente: "Por último, solicito un cambio de establecimiento, ya que mi vida y salud mental están en grave peligro en la escuela actual, y con las personas que están en los cargos que deberían protegerme existe lo contrario y ha quedado demostrado.
Estoy dispuesta a colaborar en todo lo necesario para alcanzar una resolución justa y favorable en mi caso, y espero que puedan atender e intervenir al 8º B porque son excelentes adolescentes". Durante el segundo semestre del año pasado, Katherine hizo lo posible por mantenerse activa.
Hacía manicura, vendía polvos brillantes para la cara, incluso hizo Uber. --Ella se mantuvo con licencia, pero hubo algunas que le rechazaron y no le pagaron --cuenta Karina y explica que su hermana tuvo que dejar su departamento e irse a vivir con sus padres.
Diana Ceballos, profesora y amiga de Katherine desde 2014, cuenta que en los últimos meses empezó a ver cómo la energía de su amiga bajaba en comparación a lo que siempre solían hacer juntas: hacer paseos en bicicleta, salir a fiestas, ir a conciertos o viajes. --Estaba más ansiosa, yo la notaba que se sentía como perseguida, siempre andaba en estado de alerta. Y a partir de enero, empezó a bajar su energía, a deprimirse. Un par de veces fuimos al gimnasio tratando de salir de eso y para ella era súper difícil hasta salir de su cama. En algún momento me dijo: "gracias amiga por hacer que me levantara hoy, aunque no tengo ganas de estar acá, pero por lo menos salí" --relata Diana. Su amiga de la universidad Francisca Donoso también comenzó a verla diferente. --Noté que empezó a cambiar, que incluso ya no tenía la misma voz que la caracterizaba tanto. Yo iba chequeando con ella cómo estaba, pero era frustrante, porque lo que la hacía sentir triste estaba muy inconcluso, todavía muy incierto. Era como que ella estuviera siempre esperando buenas noticias y no pasaban --describe Francisca. El 1 de marzo, cuenta Karina, llamaron a Katherine para firmar contrato para un nuevo colegio, pero con condiciones muy distintas. Tendría solo 16 horas a la semana y ganaría $293.000, indica Karina. --Con eso no le alcanzaba para nada. Estaba muy bajita por el tema de sus horas y sueldo.
El miércoles 6 de marzo, después de casi ocho meses con licencia, Katherine volvió a pararse frente a una sala de clases. --Imagínate una profe después de haber sufrido una agresión por parte de un apoderado, amenazas de muerte, reinsertarse en el sistema educativo no era menor. Ese día miércoles le mandé casi una arenga de fútbol, diciendo "vamos, tú puedes". Al salir de la primera clase me dice que le fue bien, que logró controlar su ansiedad. Después tuvo una segunda clase. --Ahí no le fue bien, no sé por qué, no me lo comentó, pero me dijo que tuvo que pedir la ayuda de alguien del equipo psicosocial. Al día siguiente Karina le mandó un "buenos días" por WhatsApp y Katherine le respondió lo mismo con un corazón verde. A la hora de almuerzo le preguntó cómo le había ido en sus clases, pero no le respondió. En la tarde le volvió a escribir y nada. Cerca de las 19:00 horas, Karina recibió un llamado telefónico de su madre para contarle que su hermana se había quitado la vida. --Contar lo que pasó después no soy capaz.
Es demasiado fuerte para mí y no sé cómo podría terminar si comienzo a contarlo --dice Karina--. Yo jamás pensé que ella iba a ser capaz de esto, y no lo digo en un sentido de reclamarle o renegarle, porque las primeras palabras que yo le dije cuando llegué a ver su cuerpo fue: "Te perdono, perdóname, descansa, sé feliz". No siento que tú naces con esto, a ti te quitaron las ganas de vivir. Eso yo lo vi en la Kathy. "En este momento, para mí, lo primero es el duelo, después la Ley Katherine Yoma y las acciones judiciales. Bajo ningún contexto busco estar en política porque no hay ningún cargo que me vaya a devolver a la Kathy", dice su hermana. Las gemelas eran muy unidas. "Es demasiado duro para mí", dice Karina, quien hoy lidera la lucha por la Ley Katherine Yoma, que busca proteger a los docentes ante situaciones de violencia física y psicológica. GEN TILEZA KARINA Y O M A.