TAPANDO EL SOL CON EL DEDO
TAPANDO EL SOL CON EL DEDO La reciente encuesta emprendida por el diario neoyorquino desplegó una enorme producción al convocar a más de quinientos votantes, entre directores, actores y otros profesionales de la industria del cine, y aun así emerge como un retrato incompleto, sesgado y carente del presente estado del medio audiovisual. ¿Será que las películas no dan el ancho o es el concepto mismo de ranking, de lista, el que se encuentra devaluado y despojado de contenido? U n conjunto de bailarinas dispuestas una al lado de otra, desfilando frente al espectador, tan bellas y llamativas que resulta imposible distinguir una de otra.
Así es como Umberto Eco evocaba en 2009 el concepto moderno de ranking, en su libro "El vértigo de las listas": "esa sucesión de criaturas de hechizo está ahí solo para evocar abundancia, para satisfacer la necesidad de espectáculo y dar la idea de una riqueza inextinguible, pero también sugerir la imagen del restaurante en el que pagas un precio fijo y puedes elegir lo que quieras de un buffet gigantesco.
Ese tipo de listas no está ahí para gatillar la reflexión o darle un orden al mundo, sino para reiterar que la idea del consumo disponible para todos es el único modelo posible de una sociedad en armonía". Fuertes palabras.
Y palabras que hacen sentido cuando se revisa el ranking de las 100 mejores películas del siglo XXI, publicado hace unos días por el New York Times. ¿En serio? ¿ Otro listado de 100 mejores? Porque ya contamos con suficientes encuestas de las mejores películas, los mejores actores, actrices, escenas, canciones, álbumes, vocalistas, guitarristas, pinturas, disfraces, memes.
Y si no son cien pueden ser diez, cincuenta o --si hay espacio suficiente-¿ por qué no mil, mil cosas que hay que ver, leer, escuchar o comer antes de morir, como predican esos libros gordos que le regalan a uno en los cumpleaños? Por cierto que la excusa de los primeros veinticinco años del siglo amerita el esfuerzo emprendido por el diario neoyorquino, pero es difícil tomárselo en serio en un presente donde, tal como anunció Eco en su momento, los rankings trabajan con la hipertrofiada lógica del tenedor libre o, para utilizar un símil más cinematográfico, semejan peligrosamente los menús de sitios de streaming como Netflix, Prime o HBO Max, donde los títulos se agolpan uno al lado de otro, apelando a febles criterios de selección, situando a las obras maestras al mismo nivel de la basura genérica, esa sobre la cual nunca apretarás play.
Si bien es evidente que parte de la gracia de estas encuestas es mover la aguja y generar cierta aprobación, pero sobre todo incitar al desacuerdo, a la polémica y a la creación de otros listados paralelos por parte de lectores enojados y de medios en busca de validación, quizás lo más interesante de la lista del NYT es que funciona como instantánea del actual estado de la cultura fílmica y el negocio cinematográfico, justo en mitad de una década crítica en la que han sido sacudidas por una pandemia, un extenso paro sindical, el desplome en la asistencia a las salas de cine, la influencia del algoritmo en los hábitos del espectador medio y, por si todo eso fuese poco, la sombra creciente de la inteligencia artificial generativa que se cierne sobre todos los aspectos de la industria.
Si después de todas esas tormentas aún hay ánimo de elegir cien películas, uno debería celebrar, ¿no? SIGUE EN E 2 CHRISTIAN RAMÍREZ LAS CIEN MEJORES PELÍCULAS DEL SIGLO XXI, SEGÚN EL NEW YORK TIMES:. TAPANDO EL SOL CON EL DEDO da década desde entonces, ganando creciente prestigio; en la versión de 1962 se impuso "Citizen Kane", sitial que conservó por cuarenta años hasta ser reemplazada por "Vértigo", en 2012, y luego por "Jeanne Dielman", en 2022, con un grupo de participantes cada vez más extenso y mundializado, pero que al contrario del grupo convocado hace 72 años, ya no parece capaz de dar cuenta cabal de la avalancha audiovisual que nos inunda.
Eso que comenzó a visualizarse en 2012, cuando la lista se aumentó de 10 a 100, difícilmente conseguirá resolverse en 2032 y las versiones que la sucedan: sujetos como estamos a una galopante diversidad y fragmentación audiovisual, cualquier intento por codificarla de manera cabal nos resultará tan carente como insular; ser vista como algo demasiado genérico --como le ocurre a las 100 del New York Times--, o increíblemente especializado (como las listas que suelen fabricar los críticos), sin posibilidad de encontrar un punto medio. ¿Por qué? Algunas respuestas --El streaming reduce la posibilidad de elegir.
Cualquiera que deslice el cursor de su control remoto por una aplicación de películas sabe que estas continúan funcionando con la lógica del pequeño videoclub: los "grandes éxitos" y las cintas de moda siempre tienen mayor visibilidad.
Así, mejor olvidarse de que la historia del cine esté contenida dentro de Netflix o Prime: esa fue una fantasía inocente de la década pasada; hoy, todos terminan viendo más o menos lo mismo. --No a los maestros.
Entre los grandes damnificados de la encuesta están los maestros cuya obra se desarrolló durante gran parte del siglo XX, partiendo por los "cancelados", como Polanski y Woody Allen, pero también continuando por nombres señeros como Clint Eastwood, Abbas Kiarostami o Jean-Luc Godard, cuya obra de siglo XXI es tanto o más importante que la emprendida en las décadas anteriores.
Paradójico es el caso de Scorsese, al cual lo celebran por Sufriendo la lista Interesante, pero aparte de cuestionar lo que el listado del New York Times dejó fuera (es cosa de mirar el recuadro de este artículo), hasta ahora los reclamos más serios tienen que ver con lo que dejó dentro de sus 100.
Es verdad que "Parasite", "Mulholland Dr. ", "There Will Be Blood" e "In the Mood for Love" (que ocupan los puestos del 1 al 4, respectivamente) parecen elecciones incuestionables y pertinentes, pero con todo respeto ¿ qué están haciendo ahí "Bridesmaids" en el lugar 32, "Almost Famous" (45) y "Todo en todas partes y al mismo tiempo" (77)? Atendiendo a su influencia en el último cuarto de siglo, se entiende que Christopher Nolan ocupe un lugar destacado, pero ¿ cinco filmes suyos --"Interstellar" (89), "Oppenheimer" (65), "Memento" (62), "Inception" (55) y "The Dark Knight" (28)-no serán demasiados? Y ahora que estamos, ¿a título de qué el mexicano Alfonso Cuarón figura con cuatro entradas ("Children of Men", 14; "Y tu mamá también", 18; "Roma", 46; "Gravity", 97) cuando apenas hay una producción española ("Volver", en el 80) y ninguna argentina? El hombre es un referente de peso en el mercado gringo, pero entre su estatus industrial versus su real influencia artística hay marcada diferencia, y no en su favor.
Y, a todo esto, ¿qué pasó con Clint Eastwood, con Jim Jarmusch o los hermanos Dardenne? ¿ No se suponía que "Munich" (2005) era la última gran película de Spielberg? Entonces, ¿por qué no está? ¿ En serio "Melancholia" (84) de Von Trier es mejor que "Bailarina en la oscuridad "y "Dogville" o en realidad se trata de una película menos divisiva? Todas esas dudas, arrebatos y reclamos comienzan a aclararse cuando se presta atención al método ocupado por el diario para elaborar su encuesta.
A cada votante se le solicitó una lista de diez favoritas con una instrucción básica: serían elegibles las películas que, desde el 1 de enero de 2000, hayan recibido un estreno comercial en Estados Unidos, lo que en parte explica la ausencia inexplicable de algunas obras (ver recuadro). Más de 500 personalidades fueron consultadas en el proceso, entre ellas directores como Pedro Almodóvar, Sean Baker, Robert Eggers y Sofia Coppola.
También actores (Julianne Moore, John Turturro, Mikey Madison), escritores (Stephen King), comediantes (Patton Oswalt), músicos (James Murphy), directores de fotografía (Darius Khondji), productores (Jason Blum), ejecutivos (Amy Pascal). ¿Y los críticos? Glenn Kenny, un asociado del staff de comentaristas del New York Times, dio a entender en sus redes sociales que sí lo invitaron a votar, pero su voz y la de sus colegas de sección corresponden a un porcentaje ínfimo de un universo poblado por "insiders", profesionales de la industria, embebidos en las ventajas y limitaciones de esta, lo que justifica los niveles de autorreferencia y reiteración de ciertos nombres entre la selección.
Eso hace sentido con algo que Eco insinúa en las páginas iniciales de su libro: en la medida que las listas intentan combatir una infinitud de elecciones posibles, cada ranking viene a ser un artefacto diseñado para disminuir esa incertidumbre y tiende a constituir un todo cerrado, un objeto que será homogéneo en la medida que las partes que lo integran se asemejen entre sí.
Aquello es lo que precisamente ocurría en 1952, cuando la idea de listar películas era relativamente nueva y la revista británica Sight & Sound elaboró su primera encuesta de diez mejores de todos los tiempos; por entonces, la historia del cine no solo era 70 años más joven, sino que decididamente eurocéntrica: ante los ojos del informado puñado de críticos ingleses que emitieron su voto, las películas provenientes de Asia, África y América Latina eran una especie de curiosidad, un mundo de verdad inexplorado.
El corazón de ese canon ("La quimera del oro", "El acorazado Potemkin", "La pasión de Juana de Arco", "Intolerancia") correspondía a filmes de la era muda que recién estaban adquiriendo el estatus de clásicos y, para todos los efectos, la verdadera sorpresa era el triunfo de "Ladrón de bicicletas" (1948), una película muy reciente que se encontraba a la misma distancia temporal que tenemos hoy con la primera parte de "Dune" (2021). La revista repetiría la experiencia en capartida doble con "The Departed" (31) y "El lobo de Wall Street" (20), pero dejando fuera a las ambiciosas "The Irishman" y "Killers of the Flower Moon". --El canon no suele ser democrático. Lo que es un gran problema, pero también un argumento a su favor.
Cuando Harold Bloom publicó su polémico "Canon Occidental" fue atacado en decenas de publicaciones, pero consiguió su cometido de dejar por escrito un conjunto de observaciones que tanto incluyen como excluyen; podrá ser un desastre, según sus detractores, pero no hay duda de que definitivamente es suyo --No se puede comparar peras con manzanas. Este punto es crucial.
Las antiguas l i s t a s d e S i g h t & Sound funcionaban porque las películas elegidas compartían un universo común ( E u r o p a + E s t a d o s Unidos); en la medida que los restantes continentes entraron al juego, que los formatos de visionado se diversificaron, que los festivales de cine se convirtieron en una subcultura y que hasta la Academia del Oscar apostó por la inclusividad, el mundo cinematográfico dejó de ser uno y explotó en multitud de direcciones.
O, para usar un ejemplo de la propia lista del Times, ¿en qué universo "Black Panther" (puesto 96) y la taiwanesa "Yi Yi" (40) son comparables? Prácticamente en lo único que se parecen es que ambas alguna vez fueron proyectadas en pantalla grande, y ni siquiera: mientras muchos fans de Marvel vieron la primera en formato IMAX, la mayoría de quienes se han topado con el brillante filme de Edward Yang lo han hecho en su computador. --La pantalla sí importa.
Descolgado de lo anterior, la implacable fuga de público desde el supuesto confort de la sala de cine (que muchas veces no es tal) hacia la experiencia Dolby Atmos del home theatre, la comodidad de los computadores personales y la ubicuidad los celulares, está transformando sin remedio la noción de espectador.
Ver una película con la pantalla puesta sobre las rodillas al final ya no es muy distinto a mirar un video de YouTube o un viral de Tik Tok (con la desventaja de que estos son más adictivos). --Sobredosis de listados.
Uno de los placeres de consumir listas es que estas eran entendidas como un gran evento, algo que se realizaba en ocasiones realmente especiales: cuando en 1998 el American Film Institute dio a conocer su ranking de las cien mejores películas estadounidenses (encabezada, obvio, por "Citizen Kane") ello fue considerado poco menos que como un evento cultural, con documentales, paquetes de películas a la venta y toda clase de estrategias de marketing asociadas.
Diez años más tarde, y después de pasar por los cien actores, las 100 comedias, los 100 romances, los cien héroes y villanos, y otras tantas encuestas similares, la gente ya estaba harta y la credibilidad del propio Instituto hecha trizas.
En el intertanto, sitios web como Buzzfeed hicieron de esa lógica la línea central en su plan de la creación serial de "contenidos basura", algo que inevitablemente acabó por trasladarse a los hilos de Twitter y las galerías de Instagram.
En un universo donde prácticamente todo está rankeado y ordenado en cuenta regresiva, dar credibilidad a un nuevo listado, uno más en la marea, es como intentar tapar el sol o, mejor dicho, la pantalla con un dedo.
Tapando el sol... VIENE DE E 1 Hasta ahora los reclamos más serios tienen que ver con lo que la lista dejó dentro de sus 100. ¿Qué pasó con Clint Eastwood, con Jim Jarmusch o los hermanos Dardenne? ¿ No se suponía que "Munich" (2005) era la última gran película de Spielberg? "El arca rusa" (2002), de Alexandr Sokurov, no entró en la lista. El cancelado Roman Polanski no fue considerado con "J'acusse" (2019). "The Florida Project" (2017), de Sean Baker, ocupa el lugar 74.
Wes Anderson está en el puesto 22 con "The Grand Budapest Hotel" (2014). SEVILLE PICTURES GAUMONT A24 FOX SEARCHLIGHT PICTURES Veinticinco que no están n Kairo (2001), de Kiyoshi Kurosawa n Al oeste de los rieles (2002), de Wang Bing n El arca rusa (2002), de Alexandr Sokurov n El hijo (2002), de Jean Pierre y Luc Dardenne n Los Angeles Plays Itself (2003), de Thom Andersen n The Fog of War (2003), de Errol Morris n La niña santa (2004), de Lucrecia Martel n La muerte del señor Lazarescu (2005), de Cristi Puiu n Flags of our Fathers (2006), de Clint Eastwood n Historias extraordinarias (2008), de Mariano Llinás n El caballo de Turín (2011), de Béla Tarr n Misterios de Lisboa (2010), de Raúl Ruiz n Érase una vez en Anatolia (2011), de Nuri Bilge Ceylan n Margaret (2011), de Kenneth Lonergan n Post Tenebras Lux (2012), de Carlos Reygadas n El cuento de la princesa Kaguya (2013), de Isao Takahata n Adiós al lenguaje (2013), de Jean-Luc Godard n Leviathan (2014), de Andrei Zvyagintsev n El abrazo de la serpiente (2015), de Ciro Guerra n Taxi (2015), de Jafar Panahi n Paterson (2016), de Jim Jarmusch n The Other Side of the Wind (2018), de Orson Welles n J'accuse (2019), de Roman Polanski n Drive My Car (2021), de Ryusuke Hamaguchi n Perfect Days (2023), de Wim Wenders n Cerrar los ojos (2023), de Víctor Erice En plan alternativo, aquí va una lista de películas y directores que no aparecen entre las cien del NYT..