Autor: Por Ignacia Canales L.
Desánimo y potencíal: el doble diagnóstico ciudadano sobre los desafíos del país
Desánimo y potencíal: el doble diagnóstico ciudadano sobre los desafíos del país potencial del litio, los recursos naturales del país, y también sobre el rol de las personas.
Entonces, por una parte, encontramos este discurso más negativo, pero por otro lado también vemos que las personas son capaces de proyectar un futuro anclado a la idea de tierra prometida, que tiene recursos que pueden sacarnos adelante”. Una receta en seguridad Delincuencia. Esa fue unas de las palabras que más se repitió cuandoa los participantes se les preguntó por los desafíos o sus preocupaciones. Pero, además de manifestar su temor frente a este tema, también plantearon ideas claras y propuestas concretas sobre cómo enfrentarlo. De acuerdo al análisis de ambas universidades, esto se produce porque se trata de un problema ampliamente discutido y socializado.
El fortalecimiento de instituciones que participan en el sistema de justicia penal, como las policías y los tribunales de justicia; el endurecimiento de penas y control migratorio, así como también la prevención social y la reinserción fueron las propuestas que más se repitieron en ambas instancias. Sin embargo, otras dimensiones, en como educación, salud o desarrollo económico, la conversación fue más abstracta. De acuerdo a los antecedentes captados por ambas casas de estudios, las personas identifican problemas en estas áreas con claridad, pero no soluciones específicas. La seguridad no es el único desafío que inquieta a los participantes de las mesas de diálogo grupal, aunque sí ocupa un lugar importante, con 191 menciones. La palabra que más se repitió fue la educación, mencionada nada menos que 433 veces, consolidándose como la gran preocupación colectiva. Le sigue la salud, con 282 apariciones, revelando una fuerte demanda por mejoras en el bienestar físico y mental. El país, como concepto amplio, aparece 209 veces, lo que sugiere una reflexión más profunda sobre el rumbo de Chile, que también es nombrado explícitamente en 153 ocasiones. Pero los desafíos no se detienen ahí.
Las personas están al centro de las inquietudes (203 menciones), junto con temas como calidad (156), desarrollo (147), el sistema (146) y la política (139). Los niños tienen su espacio en la conversación (133 menciones), así como el acceso y la sociedad (ambos con 114), y la vida misma (104). Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas UC, apunta a que “para la seguridad hay un conjunto de medidas, intervenciones y soluciones que las personas consideran plausibles, aunque estas puedan ser eficientes o ineficientes. No ocurre lo mismo en otros ámbitos. En el caso de la educación, que sigue siendo una expectativa sobre la mesa y hay una preocupación, en este ámbito no existe un recetario tan claro”. Pero los participantes identifican problemas latentes. Por ejemplo, para la educación las personas destacaban la necesidad de mejorar la calidad educativa y reducir las brechas existentes entre la educación pública y privada. Desánimo. Este sentimiento resume la percepción mayoritaria de los chilenos cuando se les pregunta por los desafíos del país.
Un sentimiento que, según el informe de la plataforma Tenemos que Hablar de Chile, se traduce en cuatro emociones: miedo frente a la delincuencia, incertidumbre ante la economía, desesperanza por el estancamiento en salud y educación, y orfandad por la desconfianza en las instituciones.
Con todo, el estudio -que recogió la opinión de más de 8.000 personas a través de consultas digitales y encuentros presencialesadvierte que aunque persiste la sensación de estancamiento y vulnerabilidad, también existe la convicción de que el país tiene el potencial para salir adelante. Esas son las conclusiones a las que llegó Tenemos que Hablar de Chile, una plataforma impulsada por la Universidad Católica y la U. de Chile, que ya ha promovido procesos de participación ciudadana.
En esta versión la pregunta central para abrir este debate fue una: “¿ Qué podemos lograr juntos para construir un país mejor? Así, el pasado 21 de noviembre, en el Centro Cultural Estación Mapocho, se realizó el Encuentro por Chile, donde se formaron mesas de diálogo con 1.719 personas. Previamente, se realizó una consulta digital, la que contestaron cerca de ocho mil personas. Hernán Hochschild, director ejecutivo de Tenemos que Hablar de Chile, afirma que a diferencia de los otros procesos que han realizado, este tiene una particularidad: “Hay un cambio en la emocionalidad. Antes predominaba el malestar; ahora lo que observamos es más bien desánimo.
Y ese desánimo tiene cuatro caras bien marcadas: miedo, incertidumbre, desesperanza y orfandad”. Pero también recalca que conviven dos ideas que podrían ser opuestas: “Cuando pasamos a las preguntas sobre las oportunidades, emergió con fuerza un discurso sobre el potencial del país, algo que antes no se había visto. Hay una conversación muy masiva sobre las capacidades que tiene Chile.
Una sensación de que el país cuenta con las condiciones, muchas de ellas provenientes de la naturaleza, para salir adelante”. Tanto en las consultas individuales como en las mesas de diálogo del Encuentro por Chile se repitió esta idea.
En ese contexto, el director ejecutivo de Tenemos que Hablar de Chile detalla “que las personas hablan sobre las energías renovables, el A través de la opinión de ocho mil personas, la plataforma Tenemos que Hablar de Chile impulsada por la U. Católica y la U. de Chile identificó que, al opinar del país, predominan cuatro emociones: miedo, rabia, incertidumbre y desilusión.
Sin embargo, también persiste la esperanza, basada en la valoración de los recursos naturales.. Desánimo y potencíal: el doble diagnóstico ciudadano sobre los desafíos del país Mientras que, para el ámbito social, las preocupaciones se concentraron en la inclusión y la igualdad, y el fortalecimiento. También concluyeron que había que terminar con prácticas como el maltrato y la discriminación, y que para eso era necesario promover un trato respetuoso y digno para todos los grupos sociales. Los participantes también destacaron la necesidad de atender las desigualdades que afectan de manera sistemática a ciertos grupos, como comunidades indígenas, personas migrantes y sectores en situación de vulnerabilidad. En salud, que también es uno de los desafíos más nombrados, las personas identificaron problemas específicos, como por ejemplo, la necesidad de ampliar la cobertura de la salud mental. De hecho, el suicidio fue mencionado como una preocupación urgente. Propuestas concretas “En principio, este informe debe leerse con una mirada particular. Por supuesto que parte con el sentir ciudadano, con esta primera sección que refleja, en parte, un desánimo.
Pero quizás hay que darle la vuelta: si bien ese desánimo es una característica general, también hay espacio para la esperanza y el potencial”, recuerda Verónica Figueroa, académica de la Facultad de Gobierno de la U. de Chile.
Por esta razón, la experta detalla que las opiniones de los participantes se transformarán en propuestas concretas: “Conformaremos una segunda instancia donde miradas expertas en distintas áreas puedan tomar estos resultados, ver qué es lo que dice la gente para ver cómo podemos abordar estos miedos, esta incertidumbre respecto de la desesperanza en aspectos como educación y salud, pero también la posibilidad de mejora”. Y una vez elaboradas las propuestas, estas serán sometidas a una nueva consulta ciudadana, tanto abierta como con panel representativo. Así, se buscará validar y priorizar las medidas con mayor respaldo social. Y el propósito final de este proceso es hacerles llegar este documento a los candidatos presidenciales. “Así que este es un informe que nose queda aquí, sino que sigue dinamizando, fortaleciendo el diálogo, convocando a conversar, pero sobre todo también con una visión de ser un instrumento útil. Que no las quede en nada, sino que se entregue a candidaturas, a los equipos programáticos, a las personas que van a tomar decisiones claves en estos ámbitos. Que conozcan lo que la ciudadanía les está queriendo decir, incluso si no tienen la oportunidad de hacerlo por otras vías”, explica Figueroa. Mientras que Hernán Hochschild concluye: “Cuando partimos con Tenemos que Hablar de Chile, el primer hallazgo fue que había una emocionalidad común, pero discursos muy diversos.
Hoy, lo que encontramos es una emocionalidad común -que ha cambiado del malestar al desánimoy, además, un discurso bastante homogéneo, centrado en la delincuencia, el empleo, el trabajo, la mejora en salud y en educación, con un anhelo común muy claro”.0.