EDITORIAL: Empleos perdidos en la construcción
EDITORIAL: Empleos perdidos en la construcción EDITORIAL Empleos perdidos en la construcción La tramitación lenta, los problemas de financiamiento y los elevados costos han postergado diferentes proyectos y, en muchos casos, obligado a congelarlos indefinidamente. Desde la Cámara Chilena de la Construcción advierten que muchas constructoras han tenido que reducir sus márgenes e incluso asumir pérdidas, lo que afecta su viabilidad financiera. Un camino que, si no se corrige pronto, puede terminar con más quiebras y despidos. L a caída del empleo en la construcción en Ñuble no es solo un dato estadístico: es una señal clara de que el motor que impulsa parte importante del desarrollo regional está en punto muerto.
La pérdida de 3.400 fuentes laborales en un año (según el último informe del INE), vale decir, un 16,7% de sus ocupados en comparación con igual periodo de 2024, lo convierte en la mayor incidencia negativa del desempleo local. Cifras que son preocupantes, porque detrás de ellas hay personas, familias y pequeñas empresas que ven cómo se esfuman oportunidades y estabilidad. La construcción ha sido tradicionalmente un termómetro del dinamismo económico. Y hoy, ese termómetro marca frío. El contexto nacional de bajo crecimiento, el encarecimiento del crédito hipotecario, la inflación persistente y la incertidumbre política han generado un cóctel complejo para el sector. A eso se suman cuellos de botella burocráticos que dificultan el avance de proyectos habitacionales y de infraestructura.
Si bien en abril de este año hubo una notable alza en la superficie autorizada para edificación en Chillán -con un aumento del 166% respecto al mismo mes de 2024, impulsado por un gran proyecto de vivienda social-, esta alza es puntual y no cambia el panorama general. De hecho, el acumulado de permisos entre enero y abril muestra una caída del 47,2% respecto al año anterior. Además, hay que tener muy claro que obtener un permiso no significa que la obra comenzará el mes siguiente. La tramitación lenta, los problemas de financiamiento y los elevados costos han postergado proyectos y, en muchos casos, obligado a congelarlos indefinidamente. Desde la Cámara Chilena de la Construcción advierten que muchas constructoras han tenido que reducir sus márgenes e incluso asumir pérdidas, lo que afecta su viabilidad financiera. Un camino que, si no se corrige pronto, puede terminar con más quiebras y despidos.
Desde la academia, la lectura no es menos inquietante y da cuenta de un escenario de estancamiento que se arrastra desde 2019, con una merma persistente en permisos de edificación y una caída sostenida en las ventas de viviendas. El miedo, la falta de certezas y las trabas para acceder a financiamiento están congelando tanto la oferta como la demanda. Pero no todo está perdido. Existen señales, aunque tímidas, de posibles vías de reactivación. La propuesta de un subsidio al dividendo podría convertirse en un buen estímulo para recuperar el mercado inmobiliario de viviendas de hasta 4.000 UF. Si se aprueba, muchas ventas hoy postergadas podrían concretarse. En paralelo, el Serviu Ñuble ha comenzado a generar empleos con iniciativas de infraestructura vial urbana y Obras Públicas reporta un aumento en los puestos de trabajo. Pero aún estamos lejos de recuperar los empleos, inversiones y el dinamismo perdidos. Se necesita coordinación efectiva entre actores públicos y privados, menos trabas, más incentivos, y una mirada regional estratégica. La construcción no puede seguir siendo una víctima del estancamiento nacional, menos en Ñuble. Cada obra representa más que cemento y fierro -son empleos, movilidad social, calidad de viday por eso la recuperación del sector no puede esperar..