Autor: POR GONZALO BRAVO ÁLVAREZ, OBISPO DE SAN FELIPE Y DECANO DE LA FACULTAD DE TEOLOGÍA PUCV
Columnas de Opinión: Arte religioso en el Día del Patrimonio
Columnas de Opinión: Arte religioso en el Día del Patrimonio CULTURA VATICAMA amenun mundo que E rado parece exteavia do en la superficialila indiferencia, el ser dad o humano, creado a imagen y semejanza divina, anhela un encuentro profundo con la trascendencia.
La Iglesia, consciente de este anhelo, redescubre y propone hoy con vigor la “Via Pulchritudinis”, el camino de la bellez no como mero deleite est co, sino como una senda privilegiada hacia el encuentro con Dios. Dentro de esta vía, elarte religioso emerge como una herramienta esencial.
Lejos un simple accesorio, la deser imagen sagrada es presentada como una “epifanía del misterio”, un “eco visible del Verbo encarnado”. Es una “ventanaal infinito” y un “espacio de encuentro con lo eterno”, donde la belleza sensible (estética) impulsa una transformación interior (ética), llevando de la contemplación a la conversión.
La capacidad transformadora del arte sacro se arraiga en una verdad bíblica fundamental: “ver transforma”. Así como Moisés irradió la gloria de Dios tras contemplarla, el creyente que contempla la imagen de Cristo es rar “experiencias auténticas de encuentro con Dios” y abrir los “ojos del espíritu y del corazón”. Asimismo, la conexión entre bondad, belleza y deseabilidad, presente tanto en el hebreo (tób: bueno) comoen el ideal griego dela kalokagathía, subraya que lo bello y lo bueno se integran y reflejan el orden divino. El arte nos ayuda areencontrar esta unión. En definitiva, el arte religioso, comprendido como itinerario contemplativo, es un camino de “conversión interior”. No se detiene en lo visible, sino que guía al encuentro con la fuente de toda belleza: Dios. No es solo ornamento, sino “llamada”, “presencia”, “belleza quesalva”. Enla actualidad, sigue siendo una vía vital para la evangelización, capaz de despertar el alma y conducirla, silenciosamente, a una respuesta de fe y transformación.
Aprovechemos este fin de semana del patrimonio (24-25 de mayo), para contemplar y, ala vez, dejarnos seducir por esa belleza que nos habla de la bondad de un Dios que nos ama y nos llama a ser sus hijas e os hijos. “transformado en esamisma imagen”. La obra de arte no es pasiva; actúa como un “cincel de experiencia divino”, invitando a una “acogida existencial” que nos “desinstala” hacia y orienta nuestro destino eterno. Requiere apertura para dejarse “seducir” por lo que representa, trascendiendo la mera sensibilidad para encontrarse con Alguien. La defensa del uso de imágenes en la fe cristiana tiene profundas raíces. Padres de la Iglesia como San Juan Damasceno (s. VIII) argumentaron que se venera al Creador encarnado, no la confirma esta visión.
Documentos vaticanos reconocen que una auténtica obra de arte cristiano es “potencialmente una puerta de entrada para la experiencia religiosa” y un “camino hacia el Misterio”, capaz de genemateria, y que la vista puede “elevar el alma a Dios”. San Gregorio Magno (s. VII) las vio como un medio para instruir a los iletrados. Es una defensa teológica: si Dios asumió rostro humano, el arte puede ser “mediación de la gracia” y herramienta para evangelizar y. transformar. El Magist