Autor: JASON DOUGLAS The Wall Street Journal
Las cadenas de suministro se convierten en el nuevo campo de batalla en la guerra comercial mundial
Las cadenas de suministro se convierten en el nuevo campo de batalla en la guerra comercial mundial CONTENIDO LICENCIADO POR THE WALL STREET JOURNAL SINGAPUR. Una lección clave de la escaramuza más reciente en la guerra comercial entre EE.UU. y China: la era de las cadenas de suministro armadas ha llegado. La semana pasada, Washington y Beijing pusieron fin a un punto muerto que implicó la nueva herramienta más potente en el arte de gobernar de las superpotencias: los controles de exportación. Como parte de una lucha comercial de meses, ambas partes bloquearon el suministro de aquellas exportaciones como tierras raras o tecnología de semiconductores en un esfuerzo por conseguir una ventaja.
Por lo tanto, cuando los negociadores chinos y estadounidenses se reunieron finalmente en Londres para hablar sobre una tregua, la conversación se enfocó mucho más en disminuir las restricciones a las cadenas de suministro que en los aranceles, el acceso al mercado y otros temas estándar de las negociaciones comerciales. Ese cambio pone de relieve cómo la rivalidad entre EE.UU. y China tiene que ver cada vez más con quién controla los hilos del poder económico mundial.
Para las empresas e inversionistas, el potencial de que estas herramientas se utilicen en forma más amplia en la búsqueda de objetivos geopolíticos por parte de Washington y Beijing agrega otra capa de complejidad a un trasfondo económico ya oscurecido por los aranceles. “La cantidad de incertidumbre generada por esto es significativa”, manifestó Alfredo MontufarHelu, alto asesor de Conference Board en Beijing.
“Es algo nuevo”. Para algunos analistas, el uso de controles de exportación significa que las futuras conversaciones comerciales entre EE.UU. y China se parecerán cada vez más a los diálogos de control de armas de la Guerra Fría, cuando EE.UU. y la Unión Soviética trabajaban para limitar la acumulación de armas nucleares, sin abandonar el efecto disuasivo que confería su posesión. Hoy en día, en lugar de ojivas, EE.UU. y China están esgrimiendo una gama de nuevas armas económicas que tienen el potencial de causar un extenso daño económico. Luego de las escaramuzas más recientes, China aceptó reanudar las exportaciones de imanes de tierras raras y minerales esenciales que necesitan las empresas estadounidenses; pero solo durante seis meses, informó The Wall Street Journal.
“Si examina tratados de control de armas tradicionales, el objetivo principal era impedir que se materializara el peor escenario catastrófico”, señaló Emily Benson, jefa de estrategia de la firma de asesoría Minerva Technology Futures y exfuncionaria del Departamento de Comercio. “Y eso es sin duda lo que vemos aquí en el campo económico”. En muchos sectores esenciales de la economía moderna, China tiene el control.
La segunda economía más grande del mundo responde por cerca de un tercio de la producción manufacturera mundial, lo que le otorga un potencial dominio en piezas automotrices, ingredientes básicos para medicamentos, piezas clave de la cadena de suministro de productos electrónicos y una serie de otros sectores industriales.
Es el exportador No. 1 del mundo de maquinaria, barcos, acero, cerámica, textiles y docenas de otros bienes, según datos de International Trade Center, la entidad que promueve el comercio abierto y cuenta con el respaldo de Naciones Unidas. Estados Unidos domina menos sectores; pero su influencia en tecnología avanzada le otorga una enorme ventaja.
La resistencia de las cadenas de suministro llegó a ser un tema candente en las reparticiones de gobierno y salas de juntas corporativas durante la pandemia de covid-19, cuando el virus y las cuarentenas destinados a contela manufactura de motores de automóviles, chips, teléfonos inteligentes y una serie de otras tecnologías avanzadas. Subió la apuesta este año al extender esos controles a la exportación de imanes de tierras raras, componentes indispensables en todo, desde unidades de aire acondicionado hasta aviones caza.
Estados Unidos afirmó que China estuvo de acuerdo en acelerar las aprobaciones de exportaciones de imanes como parte de una tregua comercial que se acordó en Ginebra en mayo, lo que bajó considerablemente los aranceles que impusieron ambos países a las importaciones del otro. Sin embargo, Washington pronto se sintió frustrado ante el ritmo lento de las aprobaciones, lo que, según las quejas de los fabricantes de automóviles, estaba perjudicando la producción.
Las autoridades nuevamente recurrieron a los controles de exportación para aumentar la presión sobre Beijing, y notificaron a las empresas que las exportaciones a China de motores de jet y piezas relacionadas, software para la fabricación de chips y etano, un componente del gas natural que se utiliza en la fabricación de plásticos, estaban suspendidas, según informó The Wall Street Journal. El propósito de las conversaciones de la semana pasada en Londres era aligerar este punto muerto. Ambas partes afirmaron que acordaron “un marco” para restablecer la tregua de mayo, sin entregar muchos detalles.
El Presidente Trump en una publicación en su red Truth Social dijo que se había llegado a un acuerdo y que se reanudaría el suministro de imanes y tierras raras de China a la economía estadounidense.
Sin embargo, la medida de China de poner un límite de seis meses a las licencias de exportación de tierras raras para las manufactureras estadounidenses indica que Beijing podría utilizar esta arma contra EE.UU. si vuelven a surgir las tensiones comerciales. El potencial de que los controles de exportación interrumpan el comercio aumenta la presión sobre las empresas que ya tienen dificultades para maniobrar a través de los aranceles y la proliferación de conflictos comerciales. Las empresas que operan en EE.UU. y China necesitarán cada vez más dividir en dos sus cadenas de suministro, observó Eric Zheng, presidente de la Cámara de Comercio de EE.UU. en Shanghái. “Hablando en general, las empresas seguirán mitigando el riesgo, como quiera que se defina esto, tratando esencialmente a EE.UU. y China como dos mercados separados”, agregó. Artículo traducido del inglés por “El Mercurio”. nerlo revelaron la vulnerabilidad de la economía mundial a grandes alteraciones, especialmente en China, la planta de producción más grande del mundo. Las fábricas automotrices en Missouri cerraron en 2021 por una escasez de chips hechos en China. La solidaridad de la Unión Europea se derrumbó mientras cada país se apresuraba a asegurar sus propios suministros internos de respiradores, mascarillas y otros equipos.
Las empresas examinaban sus cadenas de suministro para identificar los puntos débiles y en muchos casos optaron por aumentar el inventario, encontrar bases de manufactura adicionales y tomar otras medidas para incrementar la resistencia en sus cadenas de suministro en caso de una nueva interrupción. Estos esfuerzos hicieron poco por debilitar el control de China sobre cadenas de suministro clave. La pandemia también acentuó el potencial de que los gobiernos volvieran su predominio económico contra sus rivales y adversarios.
Durante el gobierno de Biden, Estados Unidos, que durante años hizo un uso abundante de su posición dominante en las finanzas mundiales para imponer sanciones a países como Irán y Rusia, esgrimió una de las herramientas económicas más poderosas que posee: su habilidad tecnológica.
Washington endureció los controles sobre las exportaciones de semiconductores de alta calidad a China, y persuadió a aliados como Japón y Países Bajos de que limitaran el suministro a China de máquinas de litografía y otras herramientas esenciales para la fabricación de chips. El objetivo era frustrar la ambición d e C h i n a d e r e e m p l a z a r a EE.UU. como la principal potencia tecnológica del mundo.
En respuesta, China ha empezado a reforzar su propio poder económico mediante el férreo control sobre la exportación de tierras raras y otros minerales críticos que son esenciales para PFA PODER China, la segunda economía más grande del mundo, responde por cerca de un tercio de la producción manufacturera mundial.
China ha empezado a reforzar su propio poder económico mediante el férreo control sobre la exportación de tierras raras, y otros minerales críticos para la manufactura de motores de automóviles, chips, teléfonos inteligentes y una serie de otras tecnologías avanzadas.. Las conversaciones entre EE.UU. y China sobre comercio se parecen a las negociaciones de control de armas, en que los límites de exportación son las armas clave en el arsenal de cada parte. Disputa por supremacía en el poder económico global: jugó un papel importante en el reciente enfrentamiento comercial. P F