Autor: PR. SERGIO RODRIGUEZ VARELA Consejo de Pastores Evangélicos
COLUMNAS DE OPINIÓN: El sublime sacrificio de Cristo
COLUMNAS DE OPINIÓN: El sublime sacrificio de Cristo A modo de introducción a mi columna, quiero rendir un humilde reconocimiento al máximo Héroe nacional de la Armada de Chile, Capitán Arturo Prat Chacón, quien en aras de la patria en el Combate Naval de Iquique el 21 de Mayo de 1879 diera su vida.
Su valentía y arrojo en el desigual combate, en que la frágil Esmeralda enfrentara al acorazado Huáscar; sin embargo y a pesar de lo adverso de la situación, por Amor a Chile, no se rindió, muy por el contrario abordo a la nave enemiga cayendo mortalmente mortalmente herido en la cubierta del acorazado. Su sacrificio sacrificio no fue en vano, sino que sirvió para unir a los chilenos, quienes concurrieron en masas a las armas armas para defender la patria amenazada.
La anterior anterior epopeya, con justa razón es recordada cada año, no solo en Chile, sino también ha sido valorada valorada por la desigualdad de los acontecimientos, por los estudiosos de la historia bélica mundial, como los japoneses el Cap. Prat, como uno de los grandes héroes navales de la historia mundial, para ellos, representa los valores más altos de los samuráis. Es la historia que deben conocer nuestros jóvenes y estos sentirse orgullosos de ella, solo conociendo la historia, se ama a la patria.
Estimados compatriotas y hermanos en la fe, lo anterior sin dudas, nos asombra y no es para menos; No obstante, allá en Jerusalén, dos mil años atrás se llevó a cabo el más alto sacrificio del que el hombre tenga conocimiento; Allá, en Jerusalén, un inocente llamado Jesucristo que fue, injuriado, calumniado, y juzgado por el Sanedrin Judío y por los Sumos sacerdotes Anas y Caifás, como también por las principales autoridades políticas romanas, como: Herodes y Pilato.
Después y debido a su debilidad, Pilato, a quien le temblaron las piernas, divago en pensamientos, pues quería librarse de la responsabilidad le pidió a la muchedumbre que eigieran entre un delincuente y e Santo de Israel, pero estos prefirieron al delincuente y que Jesucristo el Hijo de Dios, fuera crucificado.
Amados, Amados, Jesucristo nuestro Señor y Dios (Juan 20:28-29), fue condenado a la muerte más horrorosa que el hombre ha inventado como la crucifixión; el cruel populacho populacho junto a los despiadados verdugos romanos, descargaron toda su furia contra él torturándole en aquella noche fatídica; Lo escupieron, lo golpearon, lo litigaron rompiéndoles sus carnes, lo coronaron con espinas para luego obligarles a cargar su cruz y caminar al monte de la calavera, allí, con largos clavos le clavaron sus muñecas y sus pies, para luego exhibirlo durante horas en aquella cruenta cruz.
Respetados lectores, nuestro Señor fue llevado al martirio no por lo que hizo sino por quien decía ser el Hijo de Dios (Jn. 10:30-33). El, murió no solo por los suyos sino por toda la humanidad.
El, quien no había pecado, quien solo hizo el bien por todos los necesitados de todos los tiempos, su vida fue un ejemplo y sus enseñanzas trasformaron al mundo, con razón los escritos cuando se leen para ubicarlos en el contexto histórico, hay un antes y después de Cristo. l, nos liberto de la más grande tiranía como lo es la Esclavitud del pecado (Romanos 6:17-18), El, nos redimió con su sangre gloriosa (Colos. 1:13-14), y nos abrió el acceso para ir a través de él, al Padre (Juan 14:6). Quienes tenemos una estrecha estrecha comunión con él, recordamos y agradecemos a cada instante su santo y sublime sacrificio por amor a nuestras almas (Jn 3:16) Oh, mi Señor!, gracias por tu sublime sacrificio que nos rescató de la de la tiranía del pecado y de la condenación del infierno (Romanos 8:1-2). Amén. PR. SERGIO RODRIGUEZ VARELA Consejo de Pastores Evangélicos.