Autor: Ignacio Arriagada M.
Estudio identifica diferencias en hábitos de seguridad entre conductores rurales y urbanos
Estudio identifica diferencias en hábitos de seguridad entre conductores rurales y urbanos A unque desde el año 2017 la utilización del sistema de retención infantil (SRI) es una exigencia legal en Chile y está ampliamente reconocido por su efectividad a la hora de proteger la vida de los menores de edad en accidentes de tránsito, su uso por parte de los conductores del país es bajo.
Así lo revela la encuesta "Factores protectores y conductas de riesgo asociados a seguridad vial", de la Asociación Chilena de Seguridad (Achs) Datavoz 2025, cuyo principal resultado ha arrojado que el 25,7% de los automovilistas admite usar "algunas veces", "casi nunca" o "nunca" el SRI para niños de 8 años o menos. El sondeo, que contó con la participación de 1.100 personas de todo el país, dejó en evidencia que el empleo del sistema de retención infantil varía según la edad del conductor. Por ejemplo, el 78,4% de los consultados de entre los 30 y 44 años maniLaboral. festó que ocupaban el SRI "siempre", mientras que el 18,9% admitió que solo lo hacían ocasionalmente.
El resto de los rangos, de 18 a 29 años, 45 a 59 años y 60 o más años, indicaron un uso constante de entre el 60 y 66% y ocasional, del 33%. "Si bien existe un porcentaje amplio de la población que ocupa el sistema de retención infantil, creemos que es importante hacer énfasis en el grupo que admite no utilizarlo siempre.
No cumplir con esta normativa aumenta el riesgo de consecuencias graves en caso de un accidente", planteó Lilian Padilla, subgerente de Prevención de Achs Seguro El sondeo también arrojó diferencias en la utilización del sistema de retención infantil de acuerdo con el lugar de residencia. El 74% de los encuestados de zonas rurales afirmó usarlo siempre, frente al 62,6% de los que viven en las grandes ciudades. Otro objetivo del informe fue calcular el uso de cascos, protecciones y elementos de seguridad nocturnos por quienes se trasladan en vehículos livianos, como las bicicletas, motocicletas y scooters. Ambos arrojaron resultados casi similares: el 55% de los encuestados residentes en urbes admitió que si, frente al 52,5% de aquellos pertenecientes a zonas campestres. La percepción del riesgo frente a conductas de tránsito fue otra de las temáticas medidas en el sondeo. En concreto, las personas que viven en lugares rurales tienden a identificar como más peligrosas ciertas prácticas que, aunque habituales sean, pueden poner en riesgo la seguridad vial. Un ejemplo de lo anterior es la presión por llegar a tiempo.
Mientras el 70,7% de los encuestados del sector rural consideró muy riesgoso iniciar un trayecto sintiéndose apurado o atrasado, en las grandes ciudades esa cifra bajó al 56,7%. En la misma línea, un 54,8% de quienes viven en zonas rurales dijo que era muy peligroso trasladarse sin plena atención por confiar en trayectos conocidos, versus un 49,1% en grandes urbes.
En consideración de los resultados, Padilla sostiene que "estas diferencias muestran que, aun cuando los contextos urbanos pueden ofrecer mayor infraestructu ra, las comunidades rurales presentan una percepción más aguda frente a ciertos riesgos del comportamiento vial, especialmente en situaciones donde el estado emocional o la prisa influyen en la conducción". No cumplir con esta normativa aumenta el riesgo de consecuencias graves en caso de un accidente. LILIAN PADILLA ACHS SEGURO LABORAL ZONA URBANA Y RURAL. Encuesta de la Achs y Datavoz midió empleo de sillas de retención, cascos y conductas como salir atrasado. El sistema de retención infantil puede salvarle la vida a un niño ante un accidente de tránsito.