Un proyecto que no ayuda a los SLEP
Un proyecto que no ayuda a los SLEP D esde un inicio, hubo falta de claridad respecto de qué elementos de los nuevos Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) podrían producir un mejoramiento en la calidad de la educación. El diagnóstico era que, con la municipalización, el destino de la educación pública había quedado a merced de las capacidades particulares de cada municipio. Frente a esa constatación, una alternativa hubiera sido legislar para evitar aquello. Sin embargo, se optó por otro camino, sin que el diseño institucional elegido resolviese con meridiana claridad sobre los elementos que podrían generar los cambios deseados. Este es un problema original que el proyecto ingresado al Senado esta semana por el Gobierno, para modificar el funcionamiento de los SLEP, no resuelve. En cambio, se insiste en una fórmula que se sabe inefectiva: el involucramiento de la burocracia ministerial para buscar mejores resultados. Así, bajo la idea de ajustar la gobernanza se profundiza el rol rector del Ministerio de Educación, traducido en una mayor intervención de distintas reparticiones. La pobre experiencia de esta, por ejemplo, con el plan de recuperación educativa, da cuenta de que esta idea no es garantía de nada. En cambio, terminará entorpeciendo la gestión de los servicios locales y diluyendo las responsabilidades. Los cambios para fortalecer la Dirección Nacional en su rol de "coordinador estratégico" del sistema tienen el mismo carácter. Son finalmente una autorización para inmiscuirse en la gestión de los servicios locales y es posible que generen tensiones con las demás reparticiones del ministerio. Asimismo, la posibilidad de que sea provechosa la coordinación que se busca entre las direcciones provinciales de la cartera --de pobre desempeño histórico-y las unidades de apoyo técnico-pedagógico de cada servicio es una quimera. Solo contribuirá a otra dilución de responsabilidades, esta vez pedagógicas, como ha ocurrido bajo la municipalización. Finalmente, el esfuerzo para instalar un comité de ministros que provea los apoyos que requieran los servicios no solo es poco comprensible, sino también poco funcional. Una demostración más de que se cree que un mayor involucramiento del nivel central es la clave para la solución de los inconvenientes. El camino más bien es el contrario. Se requiere fortalecer las capacidades de los servicios locales y asegurar su autonomía, idealmente definiendo un directorio que monitoree sus administraciones y las reemplace si no se desempeñan apropiadamente.
La Dirección Nacional debería tener como objetivo una asistencia profesional a esos directorios, participar quizás en su nombramiento y reunir buenas prácticas para compartir con los servicios, junto con asegurarse de que cumplan la Estrategia Nacional de Educación Pública.
Aspectos positivos del proyecto, como ciertas atribuciones adicionales para los SLEP, los ajustes en los planes de transición y el tratamiento de las deudas municipales, quedan disminuidos ante propuestas que solo diluirán sus responsabilidades y complicarán las coordinaciones entre los distintos actores. En suma, un proyecto voluntarista que no mejora las perspectivas de la educación estatal. Se insiste en una fórmula que se sabe inefectiva: mayor involucramiento de la burocracia ministerial..