La compleja restauración de los órganos en Chile
La compleja restauración de los órganos en Chile R ecién nombrado director del Syntagma Musicum, conjunto de la U. de Santiago dedicado a la música antigua desde 1978, el organista Jaime Carter es un auténtico comodín. Ha sido el intérprete protagonista en cada concierto de restitución de órganos vueltos a la vida después de sus restauraciones. El año pasado estuvo en la reinauguración del órgano de 1872 de la iglesia de los Sagrados Corazones de Valparaíso. Y en 2018 hizo lo propio con órganos recuperados como el de Cartagena, de 1860, y el de San Pedro de Atacama, de 1770.
Tocando este instrumento, Carter grabó el disco "Órgano indiano". Carlos Valdebenito es el organero detrás de todas esas restauraciones, que más que restauraciones son cirugías profundas. "Cada trabajo puede durar un año", señala el especialista, con estudios en Francia, que desde hace tres décadas encabeza desde Olmué el único taller establecido que existe en Chile, la Organería Valdebenito. Este mes, en Viña del Mar se entregó un nuevo ejemplar para la vida musical y litúrgica.
Y el concierto inaugural también estuvo a cargo de Jaime Carter, quien interpretó música de Bach, Theodore Dubois, César Franck y Gastón Belier. "El órgano de la parroquia San Antonio de Viña data de 1934 y fue construido por el maestro Juan Duarte de Bilbao. De los cerca de 200 órganos que hay en Chile, incluidos los coloniales del altiplano, es el único español que tenemos", dice Valdebenito. El instrumento había sufrido el desplome del techo del templo durante el terremoto de 2010, lo que le ocasionó un daño cercano a la destrucción. El 60 por ciento de sus 763 tubos fueron afectados y debieron ser restituidos en su materialidad y fisonomía original, la aleación de estaño y plomo con que están fabricados. El fuelle principal colapsó por su propio peso, al igual que la tubería del pedal: se trata de tubos enormes, de tres metros de altura y de hasta 90 kilos.
Además hubo que rehacer anclajes para estos elementos, junto con el desarme y reforzamiento en la totalidad de los ensambles del mueble. "Una restauración como esta implica desarrollar varias disciplinas en simultáneo, la carpintería, la ebanística, la fundición de metales. Las teclas pueden ser de roble, encina o cedro. Las blancas están revestidas de marfil y las negras, de ébano", describe el organero.
Y en esta diversidad de tamaños, un órgano pequeño cuenta con 54 tubos, que corresponden a un único sonido, pero existen órganos que buscan reproducir los sonidos de toda una orquesta y llegan a tener 1.200 tubos.
Esto porque las características físicas del tubo son las que definen aquella variedad sonora: cornos, flautas, trompetas, chelos, violas da gamba. "El órgano de la catedral de Notre Dame tiene 8 mil tubos y el más grande del mundo, que está en Atlantic City, en Estados Unidos, tiene 30 mil tubos y siete teclados", afirma Valdebenito, en cuyo taller no solo se restauran órganos, sino que también se construyen desde cero. Es otra tarea ardua: en 30 años han fabricado 18 órganos, para iglesias y para particulares. Pueden costar hasta $70 millones. Los especialistas del taller se encuentran hoy en otro proyecto. Es la restauración del órgano de la iglesia de San Agustín, que fue fabricado a mediados del siglo XIX en Italia y fue intervenido en Chile por el célebre organero Orestes Carlini. Tiene alrededor de 2 mil tubos. "Es un órgano de grandes dimensiones, pero no el más grande de Chile. Ese es el de la Basílica de La Merced, con más de 3 mil tubos", señala Valdebenito. La restauración fue encargada por la congregación de los agustinos y se inició a fines del año pasado.
Se trata de un mueble de líneas sencillas, de madera de pino, que estaba activo: se tocaba todos los días en la misa, pero se encontraba al 30 por ciento de su rendimiento y capacidad. "Ahora estamos en la etapa de desarme. El órgano se limpia por completo, incluyendo tubo por tubo. Se le instalan piezas nuevas que llegaron desde Europa. No es un trabajo de cirugía mayor como en San Antonio de Viña del Mar, pero requiere una intervención fina. El organista Jaime Carter está dirigiendo la obra, que se entregará en diciembre. Y seguro él será el músico que vuelva a tocar este órgano en su nueva vida", cierra Valdebenito. La compleja restauración de los órganos en Chile En nuestro país, el único taller especializado se encuentra en Olmué y realiza proyectos que tardan hasta un año. La Organería Valdebenito aborda trabajos en ejemplares dañados en la iglesia de San Agustín y la parroquia San Antonio de Viña del Mar. IÑIGO DÍAZ El imponente órgano de 2 mil tubos en la iglesia de San Agustín estará listo en diciembre. HÉCTOR ARAVENA Jaime Carter dio el concierto de regreso a la vida del órgano de San Antonio de Viña del Mar. ORGANERÍA VALDEBENITO Restaurador y fabricante. En el taller de Olmué, Carlos Valdebenito ha construido 18 órganos en 30 años. HÉCTOR ARAVENA.