Autor: POR ANTONIA DOMEYKO FOTOGRAFÍA FRANCISCO JAVIER OLEA
LUDÓPATAS ADOLESCENTES
LUDÓPATAS ADOLESCENTES Juan descubrió el mundo de las apuestas cuando estaba en el colegio. Era 2020, plena pandemia, estaba en cuarto medio y, como todos los escolares de entonces, vivía encerrado y tenía clases online. --Había visto algunos anuncios de plataformas para apostar, pero tampoco muchos. Ahí no se veían tantos como ahora --cuenta Juan, quien pidió mantener en reserva su apellido.
Ese año, recuerda, pasaba gran parte del día en su habitación, conectado al mundo a través de la pantalla, que le permitía continuar estudiando en el colegio y jugar con sus amigos en línea League of Legends.
También pasaba el tiempo viendo a distintas personas jugar en vivo a través del streaming, donde solían aparecer publicidades de apuestas o casinos online. --A veces, entre amigos, juntábamos plata y apostábamos a algún peleador como en la UFC (Ultimate Fighting Championship), en una de esas plataformas de apuestas. Si ganábamos, nos repartíamos la plata --relata. Un día, un amigo le mandó a él y a cuatro compañeros más un link para que jugaran blackjack. Cada uno desde su habitación hizo clic. --Mi amigo me dijo: "Juguemos unas cinco lucas, unas diez". Gané como unas 70 lucas. Me sentí bacán, pensé que tenía suerte. Yo estaba sorprendido, porque era harta plata, igual la terminé apostando, pero por diversión. Después de ese juego afortunado, Juan siguió con su vida normal. Egresó de cuarto medio y quedó aceptado para entrar a estudiar ingeniería en marzo.
En el verano consiguió un trabajo en un minimarket para juntar algo de dinero y al terminar el mes recibió un sueldo de 300 mil pesos. --Y ahí pensé, chuta la otra vez puse 5 lucas y gané 70, imagínate si pongo 300. ¿Cuánto ganaré? Desde el computador de su habitación, en dos horas apostó en línea su primer sueldo.
Y lo perdió todo. --Sentí mucha angustia, pensé: "¿ Qué estoy haciendo? ¿ Cómo hice esto?". En ese momento, en su casa estaba su madre, dueña de casa, y su padre, dueño de una empresa relacionada con el mundo agrícola, quienes al poco rato lo llamaron para que fuera a comer con ellos. Juan se sentó con ellos en la mesa, pero no les contó nada de lo que había ocurrido minutos antes en su habitación. La participación de adolescentes en las casas de apuestas en línea es una cifra que ha estado apareciendo en los últimos estudios internacionales.
Por ejemplo, Unicef Argentina publicó a fines del año pasado que 8 de cada 10 adolescentes y jóvenes accedieron o conocen a alguien que ha ingresado a páginas o apps de apuestas online en el último año.
En Chile, en 2023, el Injuv realizó el sondeo "Aproximaciones al comportamiento ludopático en jóvenes", donde se encuestó a personas de entre 15 y 29 años, y el 47% reconoció haber apostado alguna vez en su vida. De estos, la mayoría eran hombres de un nivel socioeconómico alto. Hubo varios factores que motivaron a hacer este sondeo, explica el director de Injuv, Juan Pablo Duhalde.
Por un lado, que la cifra de endeudamiento en jóvenes había subido y, por el otro, el aumento de publicidad de estas casas de apuestas. --Se empezó a plantear esta problemática de las casas de apuestas. Comenzó desde el fútbol, pero trascendió en distintos deportes y con invitaciones a ingresar a un circuito donde los flujos de dinero quizás no tienen mucho control.
Nos dimos cuenta de que se estaba masificando y que en todos lados uno estaba viendo propaganda y con campañas de márketing dirigidas hacia un público joven (... ). Si tú ves los principales equipos de fútbol del país, en su camiseta tienen las franjas de la empresa respectiva --dice Duhalde. Al revisar las camisetas de los 16 equipos de la primera división del fútbol nacional, 10 de ellos cuentan con el auspicio de diferentes casas de apuestas online; es decir, más de la mitad. Desde el Consejo de Autorregulación y Ética Publicitaria (Conar) afirman que es algo que les preocupa.
De hecho, en el última versión del Código Chileno de Ética Publicitaria profundizaron en las recomendaciones de protección a los menores de edad en la publicidad de juegos de azar, casinos y apuestas, explica su directora ejecutiva Maribel Vidal. --El artículo 37 está específicamente pensado en todas aquellas personas que están vinculadas con la industria para que se cuestionen.
Si soy un referente deportivo o un influencer, y tengo un público menor de edad que me sigue, que podría sentirse influido, que esa persona pueda eventualmente hacer la publicidad, pero teniendo cuidado de que no esté en espacios, lugares u horarios de acceso a menores de edad --señala Maribel Vidal.
La Superintendencia de Casinos de Juego explica que "para desarrollar juegos de azar en línea debe haber una ley que los autorice, y mientras ello no ocurra, es una actividad totalmente ilegal, tal como lo ha establecido la Corte Suprema y la Corte de Apelaciones en fallos recientes". La posible ley al respecto se está tramitando en el Congreso. Desde 2018, la superintendencia ha recibido más de 230 denuncias de personas que reclaman en contra de las plataformas de juego en línea.
Parte de ellas han sido porque menores de edad han creado cuentas en estos sitios, sin que se les haya pedido ningún antecedente para acreditar su edad, llegando a apostar dos millones de pesos en un caso.
Desde hace tres años, especialmente pospandemia, comenzaron a llegar adolescentes a la Asociación de Jugadores en Terapia (Ajuter), explica la fundadora de la agrupación, la psicóloga Ángela Carmona. --Hemos tenido chicos de 15 y 16 años que están metidos en estas casas de apuestas, que primero parten por entretención, porque son futboleros. Entonces, un niño que no tiene un peso, o quizás 10 mil pesos, los apuesta y estas casas se lo doblan para que jueguen, además de darle un bono de bienvenida. Es tremendo --explica Ángela Carmona, y agrega que en dichos casos ella tiene que derivar, ya que en Ajuter solo atienden mayores de edad.
En los comerciales entre partidos de fútbol que se transmiten por televisión abierta los fines de semana se puede ver que se anuncian bonos de entrada de hasta 200 mil pesos. --Los padres de adolescentes muchas veces no le cuentan esto a nadie, les cuesta hablar del tema y reconocer que no estuvieron presentes.
Incluso les resulta difícil entender que eso es una enfermedad, porque las reacciones son de enojo, de rabia, de "cómo pudiste hacer esto", "nos robaste"... Después del verano, y de haberse gastado su primer sueldo apostando en línea sin que nadie supiera, Juan entró a estudiar ingeniería. En paralelo, siguió apostando y jugando blackjack.
No tenía mucho más dinero que el que sus padres le daban de vez en cuando para salir. --Para conseguir más vendía cosas que tengo, libros, juegos --cuenta Juan, quien ese primer semestre de universidad llegó a jugar hasta tres veces a la semana.
Hasta que, en una cita con su psiquiatra, a quien acudía cada tres meses debido a una depresión que le he habían diagnosticado unos años atrás, saltó una alerta de que algo estaba ocurriendo. --Me encontró mal, como que las cosas que pensaba en mi día a día no eran normales.
El primer semestre lo tuve que congelar y el segundo me dijeron que era preferible que no entrara --cuenta Juan, quien a pesar todo aún no revelaba a nadie el hecho de que estaba conectado semanalmente a las casas de apuestas.
Con la decisión de que no estudiaría el segundo semestre, Juan les propuso a sus padres emprender, encargar ropa a través de páginas chinas y venderlas de manera online y en la feria. --Para hacer mi pyme me dieron 400 lucas. Me pasaron esa plata y yo pensé, "¿y si la apuesto, gano más y puedo hacer más cosas?" --cuenta. Nuevamente estaba solo en su habitación frente al computador. Ahí, en dos horas, perdió todo el dinero. --Me fui a un hoyo. Me sentí muy culpable, que estaba haciendo una pérdida de plata, que no valía la pena vivir, solamente estaba dándoles problemas a mis papás y todo eso. Además que ellos no sabían que yo estaba apostando y me daba miedo contarles. Hice una carta, busqué todas las pastillas que tenía y me las tomé. Unos días después, despertó en el hospital con sus padres a su lado.
En la carta contó que había apostado el dinero que le habían dado. --Mis papás me dijeron que no pasaba nada, que era plata y que no me preocupara, que al final era mucho más importante que yo estuviera vivo --recuerda. Al salir del hospital, Juan estuvo internado tres semanas en una clínica psiquiátrica. Luego intentó retomar su emprendimiento, y esta vez, acompañado de su padre, hizo la compra de ropa desde China. Varios meses estuvo sin apostar. --Hasta que en diciembre empecé a sentirme mal, a desanimarme. Veía que todos estaban haciendo cosas, que estaban empezando a conocer gente, y yo como que me quedé solo, como que no tengo un grupito para salir, cosas así.
Entonces, me empecé a deprimir pensando El masivo aumento de la publicidad de casas de apuestas en línea, el acceso fácil a tarjetas de crédito digitales y el no tener una ley que regule esto ha facilitado el acceso de adolescentes a este mundo. Sin moverse de su habitación, comienzan entre amigos en el juego y el azar, al que pueden acceder sin barreras de entrada. Para algunos, queda solo en la entretención, pero para otros, como Juan, quien cuenta aquí su historia, no pueden parar. Él llegó a hacer cosas que nunca imaginó para conseguir plata y seguir apostando. POR ANTONIA DOMEYKO FOTOGRAFÍA FRANCISCO JAVIER OLEA LUDÓPATAS ADOLESCENTES Desde 2018, la superintendencia ha recibido más de 230 denuncias en contra de las plataformas de juego en línea.
Parte de ellas, porque menores de edad han creado cuentas sin que se les haya pedido ningún antecedente para acreditar su edad, llegando a apostar dos millones de pesos en un caso. "Mi amigo me dijo: `Juguemos unas cinco lucas, unas diez'. Gané como unas 70 lucas. Me sentí bacán, pensé que tenía suerte". Esa fue la primera vez que Juan jugó blackjack.. LUDÓPATAS ADOLESCENTES que no hacía nada, ni tampoco estudiaba. Empecé de a poco a apostar la plata que ganaba con la ropa. Vendía dos prendas y lo apostaba, porque me sentía bien, me daba como un subidón de ánimo, no sé cómo decirlo, como de adrenalina. A las pocas semanas, sus padres lo descubrieron. Le pidieron que diariamente les mostrara cuánto ganaba, pero para Juan fue imposible. En febrero, nuevamente, lo internaron unas semanas en una clínica psiquiátrica, en las que no tuvo acceso a internet, ni celular, ni dinero. Al salir, tomaron la decisión de que retomara sus estudios en ingeniería. --Llevaba un mes en la universidad, y sin apostar. Hasta que me ofrecieron una tarjeta de crédito con la que la universidad tenía convenio. Eso fue mi perdición.
La psicóloga de la Clínica Alemana, Mireya Sepúlveda, que atiende a niños, adolescentes y adultos, dice que entre sus pacientes menores de edad el tema de la ludopatía y el acceso a las casas de apuestas es más bien tabú, y algo a lo que los padres no están atentos. --Estamos súper preocupados de que no suban cosas privadas a Instagram, del uso del WhatsApp, de que no hagan el sticker de los compañeros en estos grupos. El tema de las apuestas, los papás no lo refieren como un problema. Lo que yo veo es que son adolescentes mayores de 13 años y que ya saben usar esas tarjetas virtuales, que son permitidas para menores edad.
En el caso de la doctora Pamela Catalán, de la Unidad de Psiquiatría del Niño y el Adolescente de UC Christus, descubrió la problemática de las apuestas online indagando con sus pacientes, ya que no aparecía como motivo inicial de consulta. --Empieza como una práctica más exploratoria, ver de qué se trata, pero hay un porcentaje menor que empieza a acceder a una situación mucho más de riesgo. Los montos que apuestan ya son mayores o están pendientes dentro del colegio de los resultados.
Relata un caso de un joven de 16 años que llegó a su consulta debido a que sus padres consideraban que estaba muy irritable, lo que afectaba la dinámica familiar. --Era un paciente que estaba con rechazo escolar, por un trastorno conductual y con niveles de consumo graves.
Rastreando de alguna manera de dónde sacaba plata para poder costearse la marihuana y otras cosas, apareció esta historia de que generaba dinero a través de las apuestas --dice Catalán, y explica que descubrió que este paciente apostaba todos los días, y montos de hasta 300 mil pesos.
El psiquiatra de la Clínica de la Universidad de los Andes, Juan José Trebilcock, relata que últimamente ha estado recibiendo varios pacientes menores de edad que llegan directamente por ludopatía en relación con estas casas de apuestas. --Llegan por las consecuencias, que tienen que ver, por ejemplo, con deudas que son incapaces de solventar. Algunos de ellos piden plata a amigos o familiares, y eventualmente hay algunos que incluso roban. Como los pillan en estas situaciones, los padres los traen --explica Trebilcock y agrega: --También cuando hay patología adictiva, uno en general puede ver otro cuadro de salud mental asociada. Ahí siempre nos preguntamos qué es primero: el huevo o la gallina. En algunos casos, explica, los pacientes son estabilizados y enviados a sus casas con tratamientos ambulatorios, como medicamentos, restricción de acceso a internet y reposo.
En otros más graves, deben ser hospitalizados. --Según estudios internacionales, se cree que hasta un 5% de los adolescentes pueden llegar a tener ludopatía --explica Trebilcock--. Y es una de las patologías que tienen riesgo significativo de suicidio. Es un perfil bien competitivo, que tiene un nivel de impulsividad alto, en que muchos de ellos tienen problemas de autoestima. Entonces, verse como fracasados, perdiendo una gran cantidad de plata, en una situación inmanejable, el riesgo de suicido es a veces algo bien importante. El cupo de la tarjeta de crédito que le aprobaron a Juan por convenio en su universidad era de un millón quinientos mil pesos. Al día siguiente que le entregaron la tarjeta, lo apostó todo en un par de horas. --Mis papás no sabían que tenía la tarjeta... pero después les conté, me la pagaron y me la quitaron. Pero después volví a jugar, y empecé a hacer cosas medias turbias. Ya estaba medio obsesionado con jugar --explica Juan.
En ese tiempo, sus principales apuestas las hacía jugando blackjack en casinos online y apostando también en los partidos de fútbol del mundial que se jugaba ese año. --Al principios me autoexcluía de las páginas, las bloqueaba, pero después igual descubría un método para ingresar, aunque era más complicado. Un día, cuenta Juan, escribió en Google: "¿ Cómo hacer plata?". --Me salió una página que se llama Reddit. Y ahí como que hay un foro donde podía ir a subir fotos mías para que me hablaran señores y poder tener plata para seguir jugando. Me pagaban y yo les enviaba una cartera de fotos. Yo sabía que eran gringos o europeos --dice con la voz entrecortada. Juan ya tenía 20 años, y se creó de manera online una cuenta de PayPal. Ahí recibía las transferencias de extranjeros a cambio de fotos de él. La mayoría de las veces desnudo. Revisando los movimientos de la cuenta, se percató de que algunos meses llegó a tener 2 mil dólares.
Pero en ese momento él no lo supo, ya que cada vez que recibía una transferencia la apostaba. --En esa época estaba yendo a una psicóloga, le comenté esto y me dijo que iba a tener que romper el secreto de confidencialidad y contarles a mis papás. Ahí quedó la embarrada. Dejé de hacerlo por la decepción de ellos, no quise seguir.
En ese minuto, no vi los riesgos, hasta el día de hoy no los veo, pero supongo que mis papás y la psicóloga son de otra generación, entonces pensaban que me iban a hackear o que iban a venir para acá o algo así --relata. Juan intentó dejar de apostar, seguía yendo a la universidad, pero, eventualmente, frente a su computador volvía a caer. Para él, la gota que rebasó el vaso ocurrió hace solo unos meses. --Se me ocurrió sacarle la tarjeta a mi papá. O sea, prácticamente, robé. Y el robar les cayó muy mal a mis papás y también a mí. Estaba con ganas de vomitar, con el corazón a mil. Ahí me dije: "Soy ludópata" --cuenta Juan, quien actualmente tiene 22 años. Al tomar conciencia de lo que le estaba pasando, decidió buscar ayuda en internet y se encontró con Ajuter, la agrupación de rehabilitación para ludópatas que dirige Ángela Carmona.
La primera sesión fue acompañado de sus papás y luego comenzó a ir a terapias grupales. --Me ha ayudado, aún sigo con ganas de apostar y a veces lo hago, pero he estado cambiando mis hábitos también. He estado haciendo deporte de lunes a jueves con personal trainer. Eso me mantiene bien en el día, pero las tardes son difíciles.
Lo más complicado es de viernes a domingo, que no hago deporte, ahí tengo la ansiedad todo el día de apostar y estoy pensando en cómo lo hago, cómo saco plata... --relata Juan, quien congeló nuevamente la universidad este semestre--. Las terapias grupales me han servido, porque he conocido bastantes situaciones que son similares, y gente que ha podido salir adelante, entonces igual me ha motivado.
Por eso, dice, accedió a compartir su testimonio. --Para poder mostrar mi situación, seguramente hay harta gente que le está pasando lo mismo, y es una situación que está poco visualizada y tan normalizada, que me da como rabia. "Se me ocurrió sacarle la tarjeta a mi papá. O sea, prácticamente, robé. Estaba con ganas de vomitar, con el corazón a mil.
Ahí me dije: `Soy ludópata'". El psiquiatra Juan José Trebilcock ha recibido a varios menores de edad que llegan por ludopatía en relación con estas casas de apuestas. "Llegan por las consecuencias, por ejemplo, con deudas que son incapaces de solventar. Algunos piden plata a amigos o familiares, y eventualmente roban"..