Ucranianos elevan el crowdfunding
Por CONSTANT MÉHEUT y DARIA MITIUK KIEV, Ucrania — A principios deesteaño, Daria Chervona, una retocadora fotográfica de Kiev, intentaba recaudar 78 millones de grivnas ucranianas, alrededor de 2 millones de dólares, para el Ejército de Ucrania, publicando diariamente en las redes sociales para instar a amigos y conocidos a contribuir. Era un objetivoretador, pero después de unas semanas anunció que había alcanzado su objetivo. “Lo lograron”, dijo a sus seguidoresen Instagram en enero. Chervonaatribuyesuéxitoa un sistema que adoptó el verano pasado: dividireltrabajo entre docenas de personas, cada una con la tarea de recaudar dinero de amigos, en un proceso que, dijo, puede generar grandes sumas. Luego, cada evento de recaudación de fondos es destacado en una publicación en las redes sociales con una fotografía, explotando el deseo delos civiles de ser reconocidos como participantes activos enel esfuerzo de guerra. “Necesitan poder decirse: “Estoy haciendo algo, estoy ayudando”, dijo Chervona, de 28 años. “Entendí que cualquier persona razonablemente activa en Instagram podría generar50mil”, añadió, refiriéndose a 50 mil grivnas ucranianas, unos mil 300 dólares. Desde los primeros días de la guerra, miles de voluntarios han liderado esfuerzos de financiamiento colectivo, o micromecenazgo, que han ayudado a suministrarequipoal Ejército ucraniano. Se han convertido en parte del tejido social de Ucrania, y ahora casi el 80 por ciento de la población dona, arrojó una encuesta. Pero a medida que el conflicto se prolonga, los recaudadores de fondos dicen que se ha vuelto más difícil recaudar dinero. Eso hallevado a personas como Chervonaarecurriren gran técnicas de ventas y mercadotecnia para mantener el flujo de donaciones. Han realizado subastas, organizado rifas e invitado a influencers a participar en anuncios promocionales.
Aunque el armamento sofisticado donado por Occidente recibe mucha atención, los artículos recaudados vía el financiamiento colectivo ucraniano —como ropa abrigadora, chalecos antibalas y drones— son necesidades y ayudan a elevar la moral de los soldados. Las campañas de micromcenazgo más ambiciosas han recaudado suficiente dinero para comprar no sólo artículos pequeños como guantes, sino también equipo pesado para el campo de batalla. Por ejemplo, la campaña más reciente de Chervona fue dedicada a conseguir dinero para que una brigada comprara cinco vehículos blindados de transporte de tropas. El Gobierno ucraniano dijo en septiembre que el micromecenazgo había representado el 3 por ciento del gasto militar de Ucrania desde quecomenzóla guerra. La clave, dijo Oleg Gorokhovskyi, fundador de Monobank, el banco en línea más grande de Ucrania, es adoptar técnicas que han funcionado en otros campos. “Debes hacerlo como un negocio”, dijo, añadiendo que su bancohaprocesado casi mil millones de dólares en donativos desde el inicio dela guerra. Los ucranianos han acogido lo que llaman “recaudación de fondos en equipo”, por su potencial para incrementar su tamañoy llegaradonadoresno aprovechados. Tan sólo en diciembre se donaron casi 115 millones de dólares a través de campañas que utilizaron esesistema, reportó Monobank.
Desdela invasión a gran escala de Rusia, en febrero de 2022, se ha convertido “por mucho en la forma más popular de participar en la resistencia cívica” entre los civiles ucranianos, dijo Kateryna Zarembo, del Centro Nueva Europa, con sedeen Kiev.
En julio, Chervona dijo en Instagram que estaba buscando reunir un equipo de 100 personas, cadaunaconlatareade recaudar alrededor de mil 300 dólares para comprar drones para la l2ava Brigada de Fuerzas Especiales Azov, una unidad que forma parte de la Guardia Nacional de Ucrania y tiene una herencia nacionalista —buscando un total de 130 mil dólares. Los miembros del equipo fueron bautizados “la gente de la retaguardia de Azov”, sus fotos se publicaron en las redes sociales y seles prometió un reconocimientoal finalizar el crowdfunding. Enun mes, la operación recau6860 mil dólares, muy por encima desu objetivo.
Valeriy Tkalich, gerente de producto que ha lanzado docenas de campañas de financiamiento colectivo durante la guerra, dijo que los donativos “actúan como pequeños salvavidas” para lidiar con la culpa de no luchar en el Ejército. “Aunque no participo en combates directos, sí participo en otras acciones significativas”, dijo. “O estás peleando en la guerra oestás ayudando a poner fin ala guerra”.