Autor: José Sandoval Diaz Director Centro de Estudios Nuble (UBB)
COLUMNA DE OPINIÓN: Percepción y preparación ante desastres en Ñuble
COLUMNA DE OPINIÓN: Percepción y preparación ante desastres en Ñuble L os resultados de la 11 Encuesta de Percepción y Preparación ante Procesos de Riesgo de Desastre en Nuble (2025), elaborada por el Centro de Estudios Nuble de la Universidad del Bio-Bio, ofrecen una radiografia actualizada sobre cómo la población percibe su vulnerabilidad, preparación y resiliencia frente a los desastres. Este segundo levantamiento, aplicado en 545 hogares, permite comparar avances y brechas respecto del estudio de 2024 y proyectar desafios clave para la gestión regional del riesgo.
El 97,7% de las personas encuestadas ha vivido al menos un desastre, concentrándose en terremotos y tsunamis (60,8% ), vientos fuertes (24,9% ) e incendios forestales (12,6% ). Los principales impactos reportados se relacionan con pérdidas económicas (39,5% ) y daños en la vivienda (37,9% ), evidenciando una exposición histórica y persistente.
Sin embargo, esta experiencia no se traduce en una preparación suficiente: solo el 24,4% cuenta con un plan familiar de emergencia y el 15,8% conoce rutas de evacuación. con enfoque comunitario, fortaleciendo la gobernanza mediante la coordinación entre instituciones, organizaciones locales y ciudadania; y reducir la brecha entre percepción y preparación efectiva mediante el fortalecimiento de la resiliencia comunitaria, promoviendo liderazgo local, preparación anticipatoria, eficacia colectiva, apego al lugar y confianza social a través de educación en riesgo, planes familiares y comunitarios y simulacros participativos. Avanzar hacia una gestión anticipativa y prospectiva centrada en el riesgo implica reconocer a las comunidades como actores clave en todo el ciclo de la reducción del riesgo de desastres.
Planificar y responder junto a ellas, integrando su conocimiento del territorio y sus redes de apoyo, permite consolidar una gobernanza mas inclusiva y eficaz, orientada a disminuir vulnerabilidades y potenciar la resiliencia frente a los desafios que plantea el cambio climático y la creciente exposición en las zonas urbanas, rurales y de interfaz urbano-rural de Nuble. Aunque estas cifras son levemente mejores que en 2024, siguen siendo insuficientes frente a los estándares nacionales y regionales.
Una segunda brecha se observa en la resiliencia percibida: mientras el 78,7% se considera altamente resiliente a nivel individual, la resiliencia comunitaria desciende al 47,1% y la nacional al 60,7%. Esta diferencia refleja un desajuste entre expectativas personales y capacidades colectivas, que dificulta construir respuestas conjuntas y sostenidas ante el riesgo.
En comunicación del riesgo, el 59,5% reconoce el Sistema de Alerta de Emergencia (SAE), pero las redes sociales siguen siendo el canal más usado durante crisis -WhatsApp (65%) e Instagram (62,6% )por sobre medios institucionales como el teléfono (38%) o la atención presencial (27,8% ). Este patrón exige estrategias multicanal que integren información oficial con las prácticas comunicacionales locales. A partir de estos hallazgos surgen dos prioridades estratégicas: territorializar y alinear la planificacion de la gestion del riesgo. Opinión