Editorial: La crisis de los campamentos
Editorial: La crisis de los campamentos L a expansión silenciosa pero imparable de los campamentos en la Región de Antofagasta revela una profunda crisis social y teritorial que requiere atención inmediata y cambios estructurales.
Entre 2013 y 2025, el crecimiento de hogares en asentamientos informales supera el 700%, evidenciando que la precariedad urbana se ha convertido en una realidad cotidiana para más de 15.800 familias en esta zona del norte chileno.
Este fenómeno no solo refleja la incapacidad de las políticas públicas actuales para responder a la demanda de vivienda, sino que también evidencia un modelo urbano que perpetua la desigualdad y la exclusión social, destacó un informe del IPP UCN. Las condiciones en los campamentos son alarmantes. La mayoría de sus habitantes carece de acceso adecuado a servicios básicos indispensables, como agua potable y saneamiento, mientras que una proporción significativa obtiene electricidad de conexiones irregulares, poniendo en riesgo sus vidas e integridad. La pobreza en estos asentamientos alcanza niveles alarmantes, con un 43% de sus residentes en situación de pobreza por ingresos, una cifra que contrasta radicalmente con el resto de la región. Pese a las promesas del Plan de Emergencia Habitacional 2022-2025, los avances han sido frustrantes. Con solo un 3% de las familias beneficiadas y escasos proyectos en marcha, la respuesta institucional parece insuficiente frente a una expansión acelerada y sin control de los asentamientos informales. La campamentación en Antofagasta, lejos de ser un fenómeno marginal, evidencia que la desigualdad urbana requiere una respuesta urgente basada en derechos y justicia social. Solo con un cambio profundo en la planificación y en las políticas públicas podremos avanzar hacia una ciudad más inclusiva, equitativa y respetuosa de los derechos de sus habitantes. En la práctica, la lógica del mercado ha desplazado a los sectores populares a las periferias, donde escasean los servicios y las oportunidades. Esta situación no puede entenderse solo como una emergencia pasajera, sino como un síntoma de un modelo urbano y económico excluyente. E Editorial. En la práctica, la lógica del mercado ha desplazado a los sectores populares a las periferias, donde escasean los servicios y las oportunidades.