Autor: Por Cristóbal Bley
Una travesía otoñal por el desierto
Una travesía otoñal por el desierto MI PANORAMA a 4 Una travesía otoñal por el desierto Por Cristóbal Bley En verano, San Pedro de Atacama se puede sentir como una Disneylandia del desierto. Por la calle Caracoles, la más conocida del pueblo, las añosas construcciones de adobe o piedra solo funcionan de escenografía para tiendas de souvenirs, agencias de turismo o ruidosos pubs. La recorren exclusivamente turistas, casi ninguno chileno, que uniformados en ropa técnica buscan un lugar para comer O sacarse otra selfie.
Lo mismo pasa en los principales sitios de interés natural, como el Valle de la Luna, las lagunas del salar o los géisers del Tatio, donde se forman filas de furgones y el espectáculo geológico, que invita al silencio y la soledad, queda opacado por las voces, los grupos y las fotos. Pero en otoño la experiencia cambia. Los hostales no están llenos, los parques tienen menos visitas y el espacio despliega toda su sublime amplitud. Sin tanto público, los flamencos se dejan admirar y es posible sumergirse sin compañía en lastermas de Puritama. Hoteles como el Nayara Alto AtaCama, de precios normalmente muy altos, bajan sus tarifas durante esta época, induso permitiendo que menores de 12 años alojen gratis. Además ofrecen salidas a lugares de más difícil acceso, como el Valle de los Cactus, un cañóntan hermoso que parece un fondo de pantallas, o los humedales del Río Salado, a4.500 metros de altura. El desierto se aprecia mejor cuandotambién está vacío de personas. Por muy egoísta que suene, la belleza de su esterilidad emerge con mayor fuerza si menos gente estorba esa vacuidad. No parece haber momento más apropiado para conocerlo que estos meses intermedios, donde el dima, incluso, es más amable que en la temporada alta. Aunque los días más cortos reducen el margen de acción, lanoche más larga, y los cielos exageradamente claros, ayudan a extenderel asombro hacialas estrellas.. CRITICA | GASTRONOMÍA