Autor: Carolina Méndez
“Tuve compañeros que me golpeaban, solo por ser indígena"
Juan Carlos Reinao, alcalde de Renaico El edil habla de la discriminación mapuche, y sobre el conflicto en la Araucanía declara: “Si el Estado te quita tus tierras, la reacción no será la mejor. No justifico la violencia; pero hay que entender que en los últimos años han existido cientos de mesas de diálogo con promesas incumplidas”. Abla en tono suave y sonríe seguido. Esta tarde de junio Juan Carlos Reinao (45) se ve relajado. “Recién celebramos en familia el Día Nacional de los Pueblos Indígenas; haberlo decretado feriado fue un gesto que valoramos del Estado de Chile”, dice.
Desde la ventana del dormitorio del alcalde de Renaico (independiente), en la región de La Araucanía, se divisa de cerca el lago Lleu Lleu (Contulmo). “Cuando despierto lo primero que veo son estas aguas cristalinas que tengo a 140 metros de mi casa familiar”. Nacido y criado en una comunidad mapuche de Huallepén Bajo (en Contulmo, región del Biobío) Reinao, médico de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas (2005) de La Habana, los fines de semana se instala en su casa familiar ubicada en esta zona (a cien kilómetros de Renaico). “Mi familia paterna y materna es mapuche.
Aprendí de mi fallecida abuela Lorenza Nahuelqueo, quien fue machi en el territorio Lafkenche, la riqueza de ser mapuche, su historia, cultura y medicina”. Recientemente reelegido edil de Reinaco (por tercer período), en 2013 Reinao fundó la Asociación de Municipalidades con Alcalde Mapuche (AMCAM), formada por catorce comunas (entre ellas, Alto Bío Bío, Arauco, Tirúa, Quellón y Renaico). También es uno de los creadores de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), ideada en 1995 para organizar a las comunidades mapuches que reclamaban la pérdida territorial de parte de las forestales. Su rol como mediador entre el Estado chileno y su pueblo ha sido reconocido. “Nuestra asociación de alcaldes siempre estará dispuesta a colaborar en diálogos que permitan resolver la profunda problemática con el Estado. Hace un mes tuve un Zoom con el presidente Piñera.
En cámara le pregunté: ¿ está seguro de querer generar, en la última etapa que le queda, un verdadero diálogo con nosotros? Me contestó con convicción: “Sí, es mi compromiso””. -¿Qué ha significado para usted ser mapuche? -Pese al racismo en Chile, es mi principal orgullo. Agradezco pertenecer a este Mi principal logro fue que los huelguistas se sintieran seguros y que ninguno muriera. Las huelgas dañan el cuerpo y matan el alma”. Fui uno de los primeros doctores mapuche y me identifiqué mucho con la causa de mi pueblo. Fui mal visto, porque en esos años era una especie rara”. luchador y grandioso pueblo con una historia, cultura y lengua propia. Lamentablemente las generaciones anteriores sufrieron aún más discriminación; hoy las nuevas se enorgullecen de ser mapuche.
Lo bueno es que diariamente avanzamos a mayores grados de respeto hacia nuestro pueblo por parte de la sociedad chilena. -En este avance ¿ qué papel tiene la organización de alcaldes mapuches? -Hemos logrado imponernos como actores relevantes dentro de nuestra comunidad. Además, somos una contraparte efectiva como canal de diálogo permanente con el gobierno central. Esto en función de avanzar en políticas que reconozcan a los pueblos originarios y en la construcción de un Estado plurinacional e intercultural. Creemos fundamental comenzar un proceso que delimite políticas de Estado a largo plazo. Estas deben involucrar a todos los poderes del Estado, y a los habitantes del Wallmapu bajo una mirada territorial inclusiva. Deuda histórica Las diez hectáreas que posee la familia de Reinao en Contulmo pertenecieron a sus abuelos paternos. “Somos tres grandes familias mapuches con 30 parientes. Tenemos una autoridad política que es el lonco y una religiosa que es la machi”, cuenta. El tercero de cinco hermanos, en su casa del lago Lleu Lleu el alcalde alimenta a pollos, ovejas y cosecha papas. “Tenemos cocina a leña y agua de vertientes. Aunque sea invierno me lavo el pelo en aguas heladitas. Gracias a Dios contamos con estas tierras. Otros mapuches no corren la misma suerte.
Muchos viven en una o media hectárea; así es imposible ser agricultor”. -En una entrevista a Icare el año pasado usted dijo:"para nosotros la tierra es como la madre y a la madre no se le castiga, no se le extrae algo por extraerle”. -Así es, lo que pasa es que los chilenos entienden la tierra solo como un bien transaccional con un valor mercantil. En cambio, para nosotros es nuestra conexión con nuestro pasado, cultura y cosmovisión. Por eso para nuestro pueblo es tan importante defenderla. En mi comunidad no se visualiza el conflicto de la Araucanía; es que hemos sido más sumisos, porque estuvimos aislados muchos años.
Recién, hace menos de una década, tuvimos caminos y luz eléctrica. -Sin embargo, hay grupos radicalizados mapuches que optan por la violencia para recuperarlas. -Si el pueblo chileno y el Estado te quitan tus tierras, obviamente la reacción no será la mejor. No justifico la violencia; pero hay que entender que en los últimos años han existido cientos de mesas de diálogo con promesas incumplidas. El Estado debe reconocer que hay una deuda histórica. Olvidamos el daño que se hizo después de la pacificación de la Araucanía. Existían más de diez millones de hectáreas y hoy poseemos 500 mil.
Teníamos todo para tener una economía y una política próspera. -¿ Por eso usted ha sostenido que el Estado chileno empobreció al pueblo mapuche? -Así es, antes de la conformación del Estado chileno, nuestro pueblo era rico en tierras, ganado y recursos naturales. Después el Estado los despojó de casi todo y los condenó a la pobreza.
La mal llamada pacificación de la Araucanía no fue más que una invasión al territorio mapuche; usurparon nuestras tierras, enviándonos a reducciones con escasa tierra y de mala calidad. -Por su parte, el abogado mapuche Salvador Millaleo comentó que la nueva Constitución debe resolver la exclusión política del pueblo mapuche. -Absolutamente, los pueblos originarios representamos cerca del 13% de la población; es ilógico que se nos excluya de los espacios de poder y de la toma de decisiones. Esperamos que el proceso de redacción de la Constitución garantice la participación política de los pueblos originarios. Además, anhelamos que se defina a Chile como un Estado plurinacional e intercultural para avanzar en la restitución territorial y en la autonomía de los pueblos originarios. “Todavía tengo la cicatriz” “Para mí la vida ha sido muy compleja. Soy hijo de padres analfabetos.
Además, sufrí episodios de violencia en séptimo y octavo básico en el colegio San Luis de Contulmo”, cuenta. -¿ Cómo recuerda esa época? -Me cuesta contarlo, pero mis compañeros chilenos me discriminaron entre los once y trece años. Estaba internado y lo pasé muy mal; a esa edad no entendía bien lo que pasaba. Tuve compañeros de colegio mayores que me golpeaban; solo porque era indígena y tenía el pelo tieso. Todavía tengo presentes esos golpes. Una vez un muchacho de cuarto medio me dio un combo muy fuerte en el pecho y casi caigo desmayado. -¿ Acumuló resentimiento? -Yo creo que acumulé bastantes cosas. Además, el inspector nunca dijo nada, lo permitía.
Cuando fui médico viví lo mismo Trabajé desde 2006, durante seis años, como doctor en centros de salud de Arauco, Negrete y Renaico; fui uno de los primeros doctores mapuche y me identifiqué mucho con la causa de mi pueblo. Fui mal visto, porque en esos años ver a un doctor mapuche era una especie rara.
Para muchos es más común encontrarse con un médico de apellido anglosajón que con un mapuche; esa discriminación se manifestaba fundamentalmente desde los propios profesionales de la salud. -¿ Eso lo impulsó a ser dirigente estudiantil, médico y después alcalde? -Buscando combatir esas injusticias tomé un rol de liderazgo en mi juventud.
En el colegio, participé en la organización de la primera asociación de estudiantes indígenas nivel medio, y colaboré en la creación de la Federación de Estudiantes Secundarios de la Provincia de Arauco (FEPA). Luego, como médico, trabajé en el servicio de salud de Arauco y en diferentes comunas de la región del Biobío y La Araucanía.
Y después como alcalde me identifiqué mucho con la causa de mi pueblo. -Asimismo, entre 2006 y 2010, como médico supervisó clínicamente cinco huelgas mapuches y fue uno de los encargados de entablar conversaciones con el gobierno de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera para acercar a cada una de las partes. -Sí, esas gestiones fueron claves para lograr beneficios a huelguistas mapuches en ambos gobiernos. Pero mi principal logro fue que se sintieran seguros y que ninguno muriera. Las huelgas dañan el cuerpo y matan el alma. Como miembro de la CAM, Reinao protagonizó tres incidentes policiales. Uno fue en 1997, cuando junto a un grupo de 27 mapuches fue detenido en un fundo perteneciente a la Forestal Arauco. “Participé pacíficamente de una protesta contra la empresa y pasé una noche detenido”. Ese año estuvo implicado en el primer ataque incendiario a camiones forestales en la historia del conflicto mapuche. En diciembre de entonces, camiones de la misma Forestal Arauco fueron atacados y el edil fue sindicado como el autor material e intelectual del atentado. “Estuve detenido ocho días y después me liberaron de los cargos porque nunca estuve ahí.
Uno en esa época no tenía ni voz ni voto”. Pero el episodio “más duro” lo vivió a fines del año 97, cuando fue detenido por Carabineros en Contulmo, esto tras ser acusado como uno de los autores de la quema de cuatro camiones.
El hecho fue conocido como "El Polvorín de Lumaco". “Yo insistía en que había tierras que recuperar, y como era el único de mi comunidad que sabía leer y escribir y entendía más los derechos, me encarcelaron injustamente un año. Fui procesado por la ley interior del Estado y la ley antiterrorista por asociación ilícita. Me interrogó gente de civil sobre cosas que no sabía. Para que hablara me metieron la cabeza en la taza del baño. Después alguien me pegó en la cabeza con una pistola; sangré mucho. Todavía tengo la cicatriz”. Y añade: “Tras esa inolvidable vivencia tuve la posibilidad de estudiar medicina en La Habana. En 1998 me fui muy decepcionado de este país y abracé Cuba como mi hogar.
Allá era conocido como mapuche, no me gustaba que me dijeran chileno”, recuerda. -En el caso Lumaco usted relata atrocidades muy fuertes... -Fue lo más terrible que me ha tocado vivir; me privaron de libertad; me torturaron, me golpearon, e insultaron. Además, profirieron amenazas hacia mi familia. Es algo que he tratado de olvidar sin éxito. Finalmente, he debido cargar con una permanente sensación de injusticia.