COLUMNAS DE OPINIÓN: Cuando el deseo choca con la realidad
COLUMNAS DE OPINIÓN: Cuando el deseo choca con la realidad Caro ma Moli are Investigadora del OCEC UDP Cuando el deseo choca con la realidad Lejos Lejos de tratarse solo de un fenómeno fenómeno demográfico, la caída sostenida en los nacimientos en Chile revela una realidad más profunda la decisión de ser madre o padre se ha vuelto cada vez más difícil, tensionada por factores estructurales, estructurales, económicos y personales. En base a datos de la IX Encuesta de Presupuestos Familiares se observa que los hogares con niños, niñas o adolescentes adolescentes enfrentan un gasto mensual 34,9% mayor que aquellos sin menores. Esta brecha se expresa con especial fuerza en el ítem de educación, donde el gasto es en promedio 184,6% mayor en hogares con presencia de menores. También hay diferencias significativas en rubros como alimentación, vestuario y transporte. Esta carga se acentúa según el nivel socioeconómico, socioeconómico, la edad de los/as NNA y el tamaño del hogar. Sin embargo, el problema no se reduce solo a un costo económico.
La decisión de tener hijos está mediada por múltiples barreras: la inseguridad laboral, la falta de corresponsabilidad en las tareas de cuidado, la debilidad del sistema de protección social y una cultura que sigue ubicando a las mujeres como principales responsables del trabajo reproductivo. A pesar del aumento en la participación laboral femenina 52,6% en 2024, las brechas persisten, en especial en acceso a empleos de calidad, estabilidad y oportunidades oportunidades de desarrollo profesional. A ello se suma la presión social sobre las mujeres para responder a un ideal de maternidad intensiva: estar siempre presente, sin delegar ni fallar. Un modelo que impone exigencias emocionales y materiales difíciles de sostener, tensiona los proyectos personales y profesionales, e instala una noción de culpa ante cualquier cualquier desviación de la crianza ideal. El resultado es claro: en 2024, la tasa de fecundidad en Chile alcanzó su nivel más bajo histórico, con 1,03 hijos por mujer, muy por debajo del umbral de reemplazo generacional. Este dato no refleja solo una decisión libre de tener menos hijos, sino que es el reflejo del tipo de sociedad que hemos construido. Una donde criar es difícil, y hacerlo bien, aún más.
Avanzar hacia un país donde tener hijos/ as no sea un privilegio, sino una posibilidad posibilidad digna, implica fortalecer el sistema de cuidados, redistribuir el trabajo doméstico, doméstico, garantizar servicios públicos universales y reconocer el valor social de criar..