Autor: Carlos Peña
COLUMNAS DE OPINIÓN: Las conversaciones de Monsalve
COLUMNAS DE OPINIÓN: Las conversaciones de Monsalve constitucional constitucional Carlos Peña Carlos Peña Carlos Peña Las conversaciones de Monsalve sreprochableen símismo que elexsubsecretario Monsalve haya manteC nido conversaciones con un sitio de citas y eventualmente contratado escorts? Preguntas como esa se han planteado dece'naso centenas de veces, cada vez que una autoridad essorprendida en una actitud que contraría las convenciones sexuales. Perosial ejecutar esa conductamientras fue autoridadno cometió delito alguno ¿ qué motivo habría para condenarlo o para considerar que esas conversaciones lo acreditan como un depredadoro psicópata? Evidentemente ninguna. Sino hay delito, ese intercambio que, hemos de suponer, mantuvo Monsalve constituye una cuestión jurídicamente lícita que, de noser por la investigación de sus chats se habría mantenido oculta sin que nadie se enterara.
O, si se prefiere, esas conversaciones o intercambios pueden convertirlo retroactivamenteen un malsubsecretario arguyendo que debía controlar elco'mercio sexual ilícito en vez de consumirlo (y en tal caso nosolo él sería el malo, sino también quiensin investigarlo lo eligió); pero es del todo irrelevante para la única cuestión deinterés público que hoy debe despertar laatención: sicometió ono violación. El derecho penal de una sociedad liberal castiga conductas o actos; pero no personalidadesni trayectorias vitales, ni deseos ocultos.
El derecho penal dela personalidad es propio de gobiernos o estados liberales que se sienten con derecho aregimentar nosololas conductasexternas delas personas, sino también sus deseos y sus pensamientos íntimos, y legado el caso a revisar toda su trayectoria vital en busca de delitos, como sien vez de constituir unacto de infracción de la ley, el delito consistiera en apartarse de un modelo de conducta al que se estima virtuoso o especialmente cívico.
El peligro quetienela revisión pormenorizada delas conversaciones privadas o los chats de una persona-en este caso Monsalve-es quese haceninferenciasa partir de esas conversaciones para establecer indicios dedelitos o para confirmar sospechas de que, sihizo esetipo de cosas, si eldeseolollevó a visitar sitios de citas oa contratar escorts, entonces se insinúa no puede ser sino un agresorsexualo un violador. Pero ¿ noseadvierte adónde puede levar todo esto? Una delasideas más famosas de Kant quese enseña en las escuelas de derecho, esla distinciónentre el derecho y la moral. Tanto el derechocomolamoral, enseñaKant, demandan una cierta conducta, disponen que haceresto u omitirlo otroes debido u obligatorio. Por ejemplo, tantoel derecho comola moralordenannomataraotro ¿ Cuál esla diferencia entre ambos entoncessies que pueden ordenar lo mismo? La diferenciaradica en que para cumplirlaregla de derecho bastaconejecutarlo queellaordenasin importarel motivo delaobediencia. Pedro puede querer matar a Juana; perosia pesar de desearlo ardientemente no lo hace solo porque temeel caigo, entonces incluso asícumpliólaley, obedecióel derecho, esun ciudadano correcto. El derecho penal de una sociedad liberal castiga conductas o actos; pero no personalidades, ni trayectorias vitales, ni deseos ocultos, ni preferencias sexuales consentidas. Para cumplirla regla moral, en cambio, serequiere quese ejecute lo que ella ordena por un específico motivo: el deber. Solo actúa moralmente entonces quien ejecuta lo quelareglaordenaporque cree queessu deber hacerlo; actúa legalmente en cambio quien cumple la regla, aunque en su interior habite un motivo quela contradice.
Así entonces de lo que se trata en el caso Monsalve -alo único que puedeser expuesto es a una investigación para dilucidar si cometió el delito de violación; pero lo queno debe hacerse es hurgar en su intimidad y en su deseo para sostener que, sitenía esos deseos, llamabaa una escort, intercambiaba mensajes y se citaba con ella, entonces no pudo sino actuar como un violador. tuar como un violador. tuar como un violador..