COLUMNAS DE OPINIÓN: Divagaciones Pesimistas
COLUMNAS DE OPINIÓN: Divagaciones Pesimistas Por: Emilio Orive Plana El caballo rojo de la guerra que asola nuevamente nuevamente los países árabes y no árabes de Oriente Medio, Medio, fue lo que me motivó a rescatar éste artículo escrito hace tres años... No hace mucho su derrotero milenario era mi inspiración y el motivo para fantasear desde la atalaya privilegiada de mi terraza pero ahora, angustiado angustiado por la belicosa agresividad de los tiempos tiempos que corren, volví a contemplar la belleza infinita infinita de nuestro Río Imperial que hace tantos años me tiene cautivo en éste pedazo de Chile.
Los cisnes, que cuidan sus nidos en el pajonal se dejan ver tan solo cuando las olas no amenazan sus refugios o para conversar con el reflejo de los aromos en el agua que se miran en el acero bruñido bruñido del raudal, presumiendo sus pelucas amarillas amarillas o con la garza entumida de frío que descansa equilibrándose, parada en una rama del sauce, casi tocando la corriente. Las guerras y los rumores de otras guerras que vemos ensuciando las portadas es la piedra que hace trizas el idílico Edén dibujado en las aguas tranquilas.
Dicen que Oriente se incendia una vez más y no es solo por los misiles que bombardean ciudades y campos de labranza, chamuscando las alas de abejas y libélulas, sino porque se hacen hacen realidad las visiones de los profetas antiguos sobre el inminente cambio climático como consecuencia consecuencia del apocalipsis nuclear. Las fieras que por un corto tiempo se les vio merodear sus antiguos entornos, cuando la plaga diezmó por tres años a los seres de dos patas, se ocultan temerosas de vuelta al monte. Nuevamente Nuevamente se oscurece el curso de los ríos y lagos en toda la tierra. Delfines y ballenas varan en las playas, desorientadas por las islas de plástico en medio del océano, las redes de arrastre y el derrame de petróleo que ensucia su paraíso acuático.
Hasta las aves están migrando, antes de tiempo a éste lado del Ecuador, para buscar donde posarse y nidificar nidificar con seguridad, lejos del estruendo de las bombas y la metralla que destruye sus nidos en los países del hemisferio norte donde se sintieron seguras en otras primaveras. Tampoco están a salvo en éste lado del orbe porque la llamarada de la guerra ha venido tras ellas pero ésta generación de humanos no quiere oír ni comentar. Nos hemos quedado sordos y mudos, mudos, inmersos en el advenimiento de la informática incomprensible para los viejos a los que nos atemoriza atemoriza ésta moderna Babel. Ya nadie se mira a los ojos por lo menos para entender porqué, de pronto, nos volvimos unos extraños.
Todos con la vista fija en su pantalla personal personal indiferentes al dolor ajeno y de otras guerras que ya están aquí; en el norte, pasadizo sin filtro a la inmigración ilegal, en Santiago con su caos de droga y delincuencia, La Araucanía empobrecida por el terrorismo y más al sur, avanzando como un tumor maligno... Pido disculpas a mis fieles lectores por éstas divagaciones divagaciones incongruentes y pesimistas, que seguramente seguramente no interesan a tantos como quisiera..