Autor: José Albucco, académico Universidad Católica Silva Henríquez
Columnas de Opinión: El poder de la música
Columnas de Opinión: El poder de la música ese a que en Chile no es muy conocida, la Fiesta de la MuPsica es un reconocido evento de escala internacional que se celebra cada 21 de junio. En su versión de este año abarcó a más de 100 países y 350 ciudades, con recitales gratultos en espacios públicos de artistas famosos y músicos aficionados, entre otras actividades.
Esta conmemoración sirve para recordamos que la música, a lo largo de la historia de la humanidad, ha sido mucho más que una simple expresión artistica; ha sido un puente trascendental entre lo humano y lo divino. En casi todas las culturas y civilizaciones, las melodias, los ritmos y las armonías han servido como un lenguaje privilegiado para invocar, honrar, apaciguar o comunicarse con los dioses. Esta profunda conexión entre la música y lo sagrado revela una comprensión ancestral de que el sonido posee un poder inherente para mover el espiritu y abrir portales a dimensiones inmateriales.
En las tradiciones de los Pueblos Originarios de América, a menudo encontramos relatos donde el canto o el sonido de un instrumento especifico es fundamental para la creación del mundo o la aparición de la vida.
Muchas de sus ceremonias están imbuidas de cantos que se consideran provenientes directamente de los espíritus o de los ancestros, transmitidos a través de sueños o visiones, y que poseen el poder de sanar, de invocar la lluvia o de conectar con el mundo espiritual. En un mundo cada vez más individualizado, los conciertos masivos ofrecen una oportunidad invaluable para la creación de comunidad y la cohesión social. Cuando miles de fans se congregan en un mismo lugar, cantando al unísono las letras de sus canciones favoritas o moviéndose al ritmo de una melodia, se genera una energía palpable de unidad. Esta sincronización, tanto fisica como emocional, disuelve las barreras sociales y culturales, creando un sentido de pertenencia transitorio pero poderoso. Personas de distintas edades, orígenes y estratos sociales se sienten parte de algo más grande que ellos mismos, un "nosotros" que comparte una conexión profunda a través de la música. Esta experiencia colectiva es un antidoto contra el aislamiento, fomentando la interacción y la formación de lazos sociales que, en ocasiones, trascienden el evento. Al expandir el horizonte a los últimos 40 años en Chile, vemos que los conciertos masivos marcaron hitos culturales, sociales y políticos, especialmente considerando el contexto de la dictadura y la transición a la democracia. Los mayores recordarán el primer mega recital efectuado en nuestro país, a cargo del cantante británico Rod Stewart, el 7 de marzo de 1989, que repleto el Estadio Nacional.
Luego, en 1990, los chilenos y chilenas se conmovieron con multitudinario evento musical "Desde Chile. un abrazo a la esperanza", organizado por Amnistia Internacional, que convocó a afamados artistas extranjeros -como Sinead O'connor, Sting y Peter Gabriel, en una instancia de sanación del principal recinto deportivo del pais y de esperanza en el porvenir de una nación sin dictadara.
Ese mismo año fue el turno de dos representantes emblemáticos del cancionero hispanoamericano: Joan Manuel Serrat y Silvio Rodríguez, quienes se reunieron con el público nacional después de 17 años de ausencia en emotivos conciertos realizados también en el coliseo fuñoino. Mientras que, en 2001, fuimos testigos del reencuentro de Los Prisioneros que superó lo musical para convertirse en un evento sociopolitico y generacional, un testimonio del poder de la música para convocar y sanar. En Chile los conciertos masivos marcaron hitos culturales, sociales y políticos.. C Columna