Autor: -por KARIN MOORE-
PUNTO DE VISTA
”El privilegio de ser mujer”
Omo cada año, el 8M nos permite centrarnos en la situación de la mujer, los logros alcanzados en reconocimiento de su justo sitialenlasociedad, y relevar los desafíos que aún dificultan la plena igualdad de derechos y oportunidades que nos permitan co-construir en libertad una sociedad colaborativa, equilibrada y humana.
Enaños anteriores, destiné este espacio a contribuir -en alguna medida-a las políticas públicas, sin embargo, en esta oportunidad miinvitaciónes areflexionar sobre el privilegio de ser mujer y la forma en que lo femenino - que radica tanto en hombres como en mujerestrasciende todo a partir de su ethos, de la capacidad de dar vida, amar, nutrir, acunar, impulsar y proteger no solo asu familia, sino a todo lo rodea, más allá de los lazos biológicos.
San Agustín de Hipona en su obra De Trinitate, señala que la “dignidad de la mujer es medida en razón del amor, que esesencialmente orden dejusticia y caridad”. ¿ Cómo no estar de acuerdo? ¿ Cuántas mujeres vemos cotidianamente dando su vida — literal y figurativamentepor aquellos a quienes aman donándose porentero asu familiao aun proyecto de vida quelesapasionaoconsideran justo? Esa misma convicción eslaquea lo largo de la historia movilizó a valientes mujeres ha desafiar inequidades, buscando cambiar las reglas del poder.
Sin embargo, Mary Harrington, autora de “Feminism against progress”, advierte que, en la actualidad, estamos cegados antelos costos de un feminismo individualista, capturado por una élite que pretende defenderlos intereses de todas las mujeres, ante lo cual, hace un llamado “al cuidado entre mujeres y hombres, madrese hijos y humanoscon su humanidad”. Nosexhorta a reevaluar cómo ser más humanos juntos. el día internacional de la mujer no es solo el momento de las legítimas reivindicaciones, sino también el tiempo de mirarnos, de encontrar nuestra esencia, valorarlo quesomos, lo que aportamos ala sociedad y la dignidad poseemos por ser personas y, en particular, por ser mujeres.
Lo femenino transforma el entorno, el lugar donde estudiamos, el hogar, las organizaciones, eincluso, la forma en que nos relacionamos: esaidea — más bien humanistaqueledioun giroa la estrategia, lasonrisa que rompió el hielo en una negociación difícil, el abrazo que dejó atrás el fracaso escolar, la mirada cálida que devuelve la confianza, o el liderazgo incluyente que se ejerce desde una posición de poder. Cuesta imaginar la vida sin gestos como estos.
Puede que en ocasiones seamos me-en el sentido estricto de este conceptosin embargo, “aprehendemos” a partir de nuestra capacidad de asir desde una mirada holística, que razona, pero al mismo tiempo intuye, que nos permite saber, casi deinmediato, que “algo no cuadra”, se ha dicho lo esencial.
Pordécadas hemossido las guardianas de la intimidad de nuestras familias y eso nos ha dotado deimportantes atributos que hoy se vuelven indispensables para transformar el ámbito público, liderando el cambio de paradigma que nuestra sociedad necesita. No precisamos competir y, mucho menos, confrontar a los hombres, pues nuestras cualidadesnos hacen complementarios y permiten que lo femenino se potencie y exprese en beneficio de todos. Es tiempo de agradecer el camino recorrido, celebrar el privilegio de sermujery lo extraordinarias que podemosser. * La autora es abogada, investigadora CLAPES UC y Facultad de Economía y Administración UC.