EDITORIAL: Cambio en el Ministerio de Ciencia
EDITORIAL: Cambio en el Ministerio de Ciencia L a salida de Aisén Etcheverry del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) admite diversas lecturas.
Por una parte, está la necesidad del Presidente Boric de reforzar el segundo piso de La Moneda, debilitado luego de las sucesivas salidas, entre otros, de Lucía Dammert, Matías MezaLopehandía y Miguel Crispi en lo que va del gobierno, los dos últimos por cuestionamientos públicos a sus actuaciones. Etcheverry ya contaba con la confianza del Presidente, desde el momento en que la escogió como vocera subrogante para reemplazar a la ministra Vallejo durante su posnatal. La evaluación por esa actuación, y la necesidad de contar con su mirada estratégica durante los últimos meses de cierre del Gobierno, la habrían catapultado a su nuevo cargo.
Además, su reemplazante en CTCI, Aldo Valle, fue fundador del PPD y es hoy cercano al PS, lo que implica un gesto al ala socialdemócrata de su coalición, la que necesita que participe con fuerza y convicción en la crucial campaña electoral que se avecina. Innegable es, sin embargo, que la importancia de esta cartera aparece claramente disminuida luego del cuarto nombramiento de un titular en esta administración. Esto es algo que ya se había anticipado durante la discusión previa a su creación.
Crear un ministerio nuevo y pequeño, en vez de incorporar su temática a un ministerio más importante como, por ejemplo, Economía, implicaba un riesgo: su voz quedaría diluida en un gabinete cada vez más poblado, debilitado por lo limitado de sus recursos y, como consecuencia, tendría una influencia reducida.
La constatación de aquello es lamentable, porque la importancia que tiene para Chile incorporarse de manera plena a la sociedad del conocimiento, como elemento crucial en la creación de valor, requiere desarrollar la CTCI con un impulso vigoroso y creciente. En todo caso, el paso de Etcheverry por el ministerio fue en buena medida fecundo. Su gestión resaltó la importancia de que el país muestre una vocación de protagonista de la CTCI en el campo internacional, y participe de las tecnologías que marcarán el futuro.
Logró que Chile se incorpore al laboratorio más importante y prestigioso del mundo (CERN, en Suiza), fue una fuerte impulsora del Centro Binacional ChileFrancia en Inteligencia Artificial, que los presidentes Macron y Boric acordaron crear, además de hacer de Chile uno de los líderes regionales en IA. En otros frentes, modernizó la ley de Transferencia Tecnológica, movilizó a los sectores que trabajan en computación cuántica e inició la creación de fondos basales en investigación, que complementen a los fondos concursables. Gran pendiente, sin embargo, son los problemas en el funcionamiento de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, motivo de fuerte preocupación en el mundo científico y que requieren ser abordados con urgencia. Es lamentable constatar que se han producido justamente los problemas que se advirtieron al discutirse la creación de esta cartera. Cambio en el Ministerio de Ciencia.