Dajla y la nueva primavera del Sahara
Dajla y la nueva primavera del Sahara Dajia Dajia es, desde el aire, la única mancha de civilización visible visible en cientos de kilómetros a la redonda.
Un punto grisáceo grisáceo en medio de una inacabable extensión extensión de tierra naranja en la que se funden dos desiertos inmensos: uno de arena, el del Sahara, que crece hacia el sur y hacia el este y se desparrama después en todas direcciones hasta perderse en las vísceras del continente; y otro de puro líquido turquesa, turquesa, el océano Atlántico, que lame la solitaria solitaria costa occidental norteafricana aplanada por el viento.
Difícilmente habrían podido imaginar sus antiguos pobladores que la ciudad, enclavada en una alargada lengua de tierra tierra de unos 40 kilómetros, la pemnsula de Wad Ad-Dahab o de Río de Oro, terminaría terminaría convertida, bien avanzado el siglo XXI, en un moderno centro turístico vacacional vacacional controlado por Marruecos. Porque, Porque, pese a lo sugestivo de su nombre, en la península de Río de Oro (bautizada así por los colonos españoles) jamás hubo oro. Hubo y sigue habiendo pesca, de primera calidad yen grandes cantidades; y también guerra, diáspora, indiferencia y, finalmente, ocupación.
Un pasado turbulento, incómodo, que explica por qué la de periodista dista de ser una de las profesiones favoritas de los agentes aeroportuarios, que reciben a los pasajeros en el puesto de control de pasaportes, pasaportes, situado al final de la pista de aterrizaje, aterrizaje, y que dialogan al oído entre ellos, toman notas en su libreta y realizan múltiples múltiples llamadas internas antes de preguntar, preguntar, por tercera vez y en un inglés más bien afrancesado: Journalist? Pero hace tiempo que Dajla (o Dakhla, como figura escrito a veces con arreglo a la transcripción francesa del topónimo) no aparece en las páginas de actualidad de los periódicos por cuestiones de índole política o social, sino más bien por la bonanza bonanza de sus fuertes vientos, ideales, dicen, dicen, para la práctica del kitesurf y otros deportes acuáticos. Ese es su principal reclamo. reclamo. Y probablemente también el motivo motivo por el que el Sahara Occidental, desdeñado desdeñado por buena parte de la comunidad internacional, internacional, vuelve a estar presente hoy en los mapas de las agencias de viajes.
Una tierra ocupada Si no nos encontráramos en el núcleo urbano en el que acaba de ser proyectada la construcción del mayor puerto comercial comercial de Africa occidental. costaría esfuerzo discernir, a simple vista, si Dajla es una ciudad en expansión o en proceso de abandono. Interminables hileras de bloques bloques de ladrillo sin techumbre, rodeadas de farolas a las que no llega aún el suministro suministro eléctrico, pueblan las avenidas que separan el aeropuerto del centro.
Faltan apenas dos días para el fin del Ramadán, el período de ayuno y reflexión que coincide coincide con el noveno mes del calendario lunar lunar islámico, y la actividad es prácticamente prácticamente nula en la calle hasta que la tarde languidece, lo que confiere a esta urbe de más de 170.000 habitantes un aspecto por momentos fantasmal.
El Boulevard Mohanuned V, que bordea bordea el paseo marítimo que da a la bahía, se encuentra totalmente flanqueado por banderas de Marruecos, la potencia que administra defacto de manera ilegal según según la ONU este “territorio no autónomo” autónomo” cuya soberanía es reclamada por la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) y que un día fue también la última colonia española en Africa Y aunque cubrir una ciudad con banderas banderas no le otorga a un país legitimidad alguna alguna sobre otro territorio, lo cierto es que poco queda hoy en Dajla (donde está prohibida prohibida incluso la enseña panarabista que el pueblo saharaui reconoce como propia) de la identidad de la nación que ocupó durante durante siglos el extremo occidental del desierto desierto más grande del planeta. Tampoco queda ya apenas rastro alguno alguno de la antigua Villa Cisneros, nombre con el que los españoles rebautizaron la ciudad en 1884.
La iglesia católica de Nuestra Señora del Carmen y el espigado espigado faro de Arciprés, erigido frente a los rectilíneos acantilados del litoral Atlántico, Atlántico, son los únicos vestigios que permanecen permanecen en pie de una etapa colonial que duró casi cien años en los que el Sahara llegó a adquirir el estatus de provincia española y que concluyó abruptamente en 1975 con la ocupación del territorio por parte de Marruecos en una operación militar, orquestada orquestada desde Estados Unidos, conocida como la Marcha Verde. Fue ese mismo año cuando las potencias potencias administradoras del Sahara (España, Mauritania y Marruecos) pactaron en la capital española el reparto del territorio saharaui.
En virtud de los denominados Acuerdos de Madrid considerados nulos de pleno derecho, España transfirió la administración del Sahara a Marruecos que, tras la renuncia de Mauritania a sus aspiraciones soberanistas, logró hacerse con el control de toda la región. La mayor parte de la población de Dajla (y del resto de localidades colindantes) huyó hacia la vecina Argelia. Allí, en los campos de Tinduf, Tinduf, sobreviven actualmente, desde hace medio siglo, entre 150.000 y 200.000 personas personas refugiadas. El referéndum de autodeterminación autodeterminación del pueblo saharaui, reconocido reconocido también en aquella ominosa cumbre cumbre tripartita, nunca llegó a celebrarse.
Lo que sí que se llevó a cabo, en cambio, fue la construcción de un muro (en rigor, seis secciones de muros, 2.720 kilómetros en total de arena, piedra y alambradas) ideado por expertos israelíes y resguardado resguardado por 10 millones de minas antipersonales. antipersonales.
Una frontera vergonzosa, invisibiizada, invisibiizada, que divide el territorio situado al este del muro (apenas un 20 por ciento de la superficie del país, controlada por el Frente Frente Polisario. el movimiento de liberación saharaui) del 80 por ciento restante, ubicado ubicado al oeste, lo que Marruecos considera hoy sus provincias meridionales.
Un muro muro defensivo el más largo construido jamás jamás tras la Gran Muralla China que nada nada defiende, que solo separa: la denominada denominada “zona libre” de la tierra ocupada y a los saharui de sus pueblos del Sahara. La duna flotante Viajar a un país de mayoría musulmana en Ramadán presenta algunas ventajas, pero también ciertos inconvenientes.
El ambiente jovial y distendido que se respira respira por las noches, cuando los fieles rompen rompen el ayuno diario, en el paseo marítimo y en el abarrotado mercado callejero desplegado desplegado en torno a la mezquita de AlGhofran, AlGhofran, resulta reconfortante.
No obstante, obstante, conviene tener en cuenta que los horarios de apertura y cierre de comercios, comercios, tiendas y museos adaptados a la liturgia liturgia propia del mes sagrado pueden afectar a la planificación del viaje, entorpeciendo entorpeciendo las comunicaciones o limitando los accesos a determinadas atracciones turísticas.
Si no se dispone de transporte propio, la mejor opción en Dajla, un destino destino cuyos puntos de interés más relevantes relevantes se encuentran diseminados a lo largo de su hermosa bahía interior y de la accidentada accidentada carretera costera que conduce a o MAURITAN A Mauritania (400 kilómetros más al sur), es contratar un tour de día completo con un chófer local y abandonar con la mayor premura posible el área metropolitana Lo primero que se vislumbra al dejar atrás las polvorientas calles de Dajla, cuando la península de Río de Oro comienza comienza a curvarse para conectar con el continente, es el llamativo perfil de la Isla del Dragón, un islote de piedra blanca cuya cuya escarpada superficie recuerda a la silueta silueta del animal mitológico. Es en este tranquilo tranquilo litoral interior poco profundo y protegido protegido del oleaje del Atlántico, donde los elegantes resorts y las empresas de deporte deporte aventura han decidido instalar sus centros centros de operaciones. No están aquí desde hace mucho tiempo, pero han venido para quedarse.
Un poco más adelante, un cartel indica que toca abandonar el asfalto y adentrarse algunos kilómetros en el desierto desierto para llegar al principal reclamo turístico turístico de la región: la Duna Blanca, una montaña de prístina arena fina que parece flotar sobre las aguas. 1.1111 En el Sahara Occidental donde el mar y el desierto se abrazan, se funden y se entremezclan, el turismo avanza sepultando lentamente las huellas de un pueblo. Esta es la crónica de un viaje, en pleno Ramadán, a un territorio ocupado en proceso de descolonización reconvertido hoy en pujante paraíso playero.
TEXTO Y FOTOS: Denís Lel2ón. ,Sahara Occidental P1! I1iUi MARRVEC s SAH RA OCCIDENTAL ALTO Una familia rompe el ayuno al atardecer en la playa de Oum El Bouir, bañada por el oceáno Atlántico. mercado antiguo, en pleno corazón de Dajla. DROMEDARO. Es fácil avistar este tipo de animales en la hamada, rica en fosfatos, del desierto del Sahara. NCIENSO En sacos se vende este producto en las calles de Dajla. yVACÍO, Es el aspecto de uno de los zocos de la ciudad tras el Eid SABKHA. Un hombre introduce su mano en una de estas pozas aI-Fitr, que marca el fin del Ramadán. ancestrales de agua salada formadas en el desierto. AL-GHOFRAN.
Esta colorida mezquita es la más bella de Dajia.. Dajla y la nueva primavera del Sahara Dajla y la nueva primavera del Sahara Dajia Dajia es, desde el aire, la única mancha de civilización visible visible en cientos de kilómetros a la redonda.
Un punto grisáceo grisáceo en medio de una inacabable extensión extensión de tierra naranja en la que se funden dos desiertos inmensos: uno de arena, el del Sahara, que crece hacia el sur y hacia el este y se desparrama después en todas direcciones hasta perderse en las vísceras del continente; y otro de puro líquido turquesa, turquesa, el océano Atlántico, que lame la solitaria solitaria costa occidental norteafricana aplanada por el viento.
Difícilmente habrían podido imaginar sus antiguos pobladores que la ciudad, enclavada en una alargada lengua de tierra tierra de unos 40 kilómetros, la pemnsula de Wad Ad-Dahab o de Río de Oro, terminaría terminaría convertida, bien avanzado el siglo XXI, en un moderno centro turístico vacacional vacacional controlado por Marruecos. Porque, Porque, pese a lo sugestivo de su nombre, en la península de Río de Oro (bautizada así por los colonos españoles) jamás hubo oro. Hubo y sigue habiendo pesca, de primera calidad yen grandes cantidades; y también guerra, diáspora, indiferencia y, finalmente, ocupación.
Un pasado turbulento, incómodo, que explica por qué la de periodista dista de ser una de las profesiones favoritas de los agentes aeroportuarios, que reciben a los pasajeros en el puesto de control de pasaportes, pasaportes, situado al final de la pista de aterrizaje, aterrizaje, y que dialogan al oído entre ellos, toman notas en su libreta y realizan múltiples múltiples llamadas internas antes de preguntar, preguntar, por tercera vez y en un inglés más bien afrancesado: Journalist? Pero hace tiempo que Dajla (o Dakhla, como figura escrito a veces con arreglo a la transcripción francesa del topónimo) no aparece en las páginas de actualidad de los periódicos por cuestiones de índole política o social, sino más bien por la bonanza bonanza de sus fuertes vientos, ideales, dicen, dicen, para la práctica del kitesurf y otros deportes acuáticos. Ese es su principal reclamo. reclamo. Y probablemente también el motivo motivo por el que el Sahara Occidental, desdeñado desdeñado por buena parte de la comunidad internacional, internacional, vuelve a estar presente hoy en los mapas de las agencias de viajes.
Una tierra ocupada Si no nos encontráramos en el núcleo urbano en el que acaba de ser proyectada la construcción del mayor puerto comercial comercial de Africa occidental. costaría esfuerzo discernir, a simple vista, si Dajla es una ciudad en expansión o en proceso de abandono. Interminables hileras de bloques bloques de ladrillo sin techumbre, rodeadas de farolas a las que no llega aún el suministro suministro eléctrico, pueblan las avenidas que separan el aeropuerto del centro.
Faltan apenas dos días para el fin del Ramadán, el período de ayuno y reflexión que coincide coincide con el noveno mes del calendario lunar lunar islámico, y la actividad es prácticamente prácticamente nula en la calle hasta que la tarde languidece, lo que confiere a esta urbe de más de 170.000 habitantes un aspecto por momentos fantasmal.
El Boulevard Mohanuned V, que bordea bordea el paseo marítimo que da a la bahía, se encuentra totalmente flanqueado por banderas de Marruecos, la potencia que administra defacto de manera ilegal según según la ONU este “territorio no autónomo” autónomo” cuya soberanía es reclamada por la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) y que un día fue también la última colonia española en Africa Y aunque cubrir una ciudad con banderas banderas no le otorga a un país legitimidad alguna alguna sobre otro territorio, lo cierto es que poco queda hoy en Dajla (donde está prohibida prohibida incluso la enseña panarabista que el pueblo saharaui reconoce como propia) de la identidad de la nación que ocupó durante durante siglos el extremo occidental del desierto desierto más grande del planeta. Tampoco queda ya apenas rastro alguno alguno de la antigua Villa Cisneros, nombre con el que los españoles rebautizaron la ciudad en 1884.
La iglesia católica de Nuestra Señora del Carmen y el espigado espigado faro de Arciprés, erigido frente a los rectilíneos acantilados del litoral Atlántico, Atlántico, son los únicos vestigios que permanecen permanecen en pie de una etapa colonial que duró casi cien años en los que el Sahara llegó a adquirir el estatus de provincia española y que concluyó abruptamente en 1975 con la ocupación del territorio por parte de Marruecos en una operación militar, orquestada orquestada desde Estados Unidos, conocida como la Marcha Verde. Fue ese mismo año cuando las potencias potencias administradoras del Sahara (España, Mauritania y Marruecos) pactaron en la capital española el reparto del territorio saharaui.
En virtud de los denominados Acuerdos de Madrid considerados nulos de pleno derecho, España transfirió la administración del Sahara a Marruecos que, tras la renuncia de Mauritania a sus aspiraciones soberanistas, logró hacerse con el control de toda la región. La mayor parte de la población de Dajla (y del resto de localidades colindantes) huyó hacia la vecina Argelia. Allí, en los campos de Tinduf, Tinduf, sobreviven actualmente, desde hace medio siglo, entre 150.000 y 200.000 personas personas refugiadas. El referéndum de autodeterminación autodeterminación del pueblo saharaui, reconocido reconocido también en aquella ominosa cumbre cumbre tripartita, nunca llegó a celebrarse.
Lo que sí que se llevó a cabo, en cambio, fue la construcción de un muro (en rigor, seis secciones de muros, 2.720 kilómetros en total de arena, piedra y alambradas) ideado por expertos israelíes y resguardado resguardado por 10 millones de minas antipersonales. antipersonales.
Una frontera vergonzosa, invisibiizada, invisibiizada, que divide el territorio situado al este del muro (apenas un 20 por ciento de la superficie del país, controlada por el Frente Frente Polisario. el movimiento de liberación saharaui) del 80 por ciento restante, ubicado ubicado al oeste, lo que Marruecos considera hoy sus provincias meridionales.
Un muro muro defensivo el más largo construido jamás jamás tras la Gran Muralla China que nada nada defiende, que solo separa: la denominada denominada “zona libre” de la tierra ocupada y a los saharui de sus pueblos del Sahara. La duna flotante Viajar a un país de mayoría musulmana en Ramadán presenta algunas ventajas, pero también ciertos inconvenientes.
El ambiente jovial y distendido que se respira respira por las noches, cuando los fieles rompen rompen el ayuno diario, en el paseo marítimo y en el abarrotado mercado callejero desplegado desplegado en torno a la mezquita de AlGhofran, AlGhofran, resulta reconfortante.
No obstante, obstante, conviene tener en cuenta que los horarios de apertura y cierre de comercios, comercios, tiendas y museos adaptados a la liturgia liturgia propia del mes sagrado pueden afectar a la planificación del viaje, entorpeciendo entorpeciendo las comunicaciones o limitando los accesos a determinadas atracciones turísticas.
Si no se dispone de transporte propio, la mejor opción en Dajla, un destino destino cuyos puntos de interés más relevantes relevantes se encuentran diseminados a lo largo de su hermosa bahía interior y de la accidentada accidentada carretera costera que conduce a o MAURITAN A Mauritania (400 kilómetros más al sur), es contratar un tour de día completo con un chófer local y abandonar con la mayor premura posible el área metropolitana Lo primero que se vislumbra al dejar atrás las polvorientas calles de Dajla, cuando la península de Río de Oro comienza comienza a curvarse para conectar con el continente, es el llamativo perfil de la Isla del Dragón, un islote de piedra blanca cuya cuya escarpada superficie recuerda a la silueta silueta del animal mitológico. Es en este tranquilo tranquilo litoral interior poco profundo y protegido protegido del oleaje del Atlántico, donde los elegantes resorts y las empresas de deporte deporte aventura han decidido instalar sus centros centros de operaciones. No están aquí desde hace mucho tiempo, pero han venido para quedarse.
Un poco más adelante, un cartel indica que toca abandonar el asfalto y adentrarse algunos kilómetros en el desierto desierto para llegar al principal reclamo turístico turístico de la región: la Duna Blanca, una montaña de prístina arena fina que parece flotar sobre las aguas. 1.1111 En el Sahara Occidental donde el mar y el desierto se abrazan, se funden y se entremezclan, el turismo avanza sepultando lentamente las huellas de un pueblo. Esta es la crónica de un viaje, en pleno Ramadán, a un territorio ocupado en proceso de descolonización reconvertido hoy en pujante paraíso playero.
TEXTO Y FOTOS: Denís Lel2ón. ,Sahara Occidental P1! I1iUi MARRVEC s SAH RA OCCIDENTAL ALTO Una familia rompe el ayuno al atardecer en la playa de Oum El Bouir, bañada por el oceáno Atlántico. mercado antiguo, en pleno corazón de Dajla. DROMEDARO. Es fácil avistar este tipo de animales en la hamada, rica en fosfatos, del desierto del Sahara. NCIENSO En sacos se vende este producto en las calles de Dajla. yVACÍO, Es el aspecto de uno de los zocos de la ciudad tras el Eid SABKHA. Un hombre introduce su mano en una de estas pozas aI-Fitr, que marca el fin del Ramadán. ancestrales de agua salada formadas en el desierto. AL-GHOFRAN. Esta colorida mezquita es la más bella de Dajia.
Para poder disfrutar disfrutar en todo su esplendor esplendor de esta réplica réplica del paraíso es conveniente emprender emprender la caminata caminata hacia la duna con la marea baja, cuando cuando el agua no ha dejado dejado aislada todavía la formación natural. natural.
Las nubes, dibujadas dibujadas a mano sobre un lienzo infinito de azules, se reflejan sobre sobre el espejo de la laguna mientras los acantilados de arenisca que encierran la bahía van cambiando de tonalidad, mudando mudando del ocre al rojo. Para desgracia de todos los kitesurfistas, que suelen venir hasta aquí a ensayar sus piruetas aéreas y por fortuna para el resto de los mortales, mortales, no sopla apenas viento en la ciudad del viento. Una vez en lo alto de la mole de arena, queda tan solo admirar el imponente paisaje paisaje y esperar a que suba la marca para certificar su naturaleza insumergible.
En menos de una hora, la duna se encontrará completamente rodeada de aguay tocará entonces remangarse para regresar a la orilla: aguardar. como buen Robinson, en su cumbre unas seis horas más hasta que el mar vuelva a replegarse, o abandonar a nado un oasis al que cuesta renunciar cuando llega el momento de marcharse.
Al sur de la Duna Blanca, cruzando algunos algunos de los trazados primigenios que dieron fama en su día al conocido Rally Dakar, la arena fina del litoral sahariano comienza a dejar paso a la hamada, el desierto desierto pedregoso (rico en yacimientos de fosfatos aquí se encuentra la mayor reserva reserva del mundo, hierro, gas y petróleo) y patrullado sin descanso por los militaRepública militaRepública Árabe Saharaui Democrática. res marroquíes y unos solitarios grupos de dromedarios. 100 kilómetros de carretera y2O más de arena oscura, tierra seca y matorral separan separan Dajla de otro remoto oasis ancestral, el de Imlili, salpicado de pozas naturales de agua salada con miles de años de antigüedad antigüedad en las que nadan enormes bancos de peces aficionados a las pieles muertas. Estos Estos fotogénicos estanques, característicos del Magreb y conocidos como sabkhas, parecen parecen casi un espejismo, un elemento disruptivo disruptivo en medio de un paisaje lunar.
En el camino de regreso a Dajla, tras dejar dejar atrás un letrero que anuncia que acabamos acabamos de cruzar el Trópico de Cáncer, una pista de ripio se abre paso en dirección al océano para desembocar en la excepcional playa de Portorico, un arenal completamente completamente virgen abierto al Atlántico, resguardado resguardado por acantilados de arcilla, donde el mar y el desierto al fin convergen. Ahmed, nuestro discreto y gentil guía, un “saharaui de Agadir”, como él mismo se define obviando intencionadamente que Agadir no está en el Sahara, sino en Marruecos, aprovecha para descansar unos minutos en la camioneta. Lleva todo el día sin beber ni probar bocado y luce exhausto por momentos.
Realizaremos una última parada en el manantial termal de Asmaa, donde un indiferente operario proyectará contra nuestros cuerpos, durante durante cinco intensos minutos y a cambio de 15 dirhams (unos L500 pesos chilenos), un potente chorro de aguas sulfurosas calientes calientes con un sinfín de propiedades terapéuticas. terapéuticas. Irifi siempre Está comenzando a caer la tarde cuando cuando volvemos a avistar, a lo lejos, el inconfundible inconfundible contorno de la península de Río de Oro. Aunque soy consciente de que Ahmed Ahmed apenas habla español o inglés aquí casi nadie lo hace, insisto en preguntarle su opinión sobre la situación que se vive actualmente en el Sahara Occidental.
“El Sahara no es un país, es un desierto alcanza a responder mirándome a través través del retrovisor; aquí solo hay un país: Marruecos”. Abdelamine, taxista nacido en Casablanca Casablanca que conoceré días después en el centro, y Naser, empresario, natural de Tánger, dueño de un edificio de apartamentos apartamentos turísticos y de una tienda de ropa de marcas falsificadas llamada Naser Style, responderán de manera similar a la misma pregunta. Resulta inútil, por moKHOBZ.
Es el pan más popular de Marruecos. mentos incluso violento, tratar de hablar de política, de territorio, al oeste del “muro “muro de la vergüenza”. En el último país africano africano pendiente de descolonización, en el que la mayoría de la población es marroquí marroquí y recibe ayudas de su gobierno por viviren esta tierra, la solución de los dos Estados Estados es una posibilidad que parece que nadie contempla. Cuando el sol termina de desaparecer en el horizonte frente a las playas de la ciudad expuestas al océano, Dajla de pronto enmudece. Transcurridos unos minutos, sin embargo, un par de estruendosas estruendosas explosiones rompe el silencio de la noche. Y entonces comienza el júbilo, la algarabía, los bailes desatados de un grupo de mujeres en plena calle. El rostro de Jonas, Jonas, un viajero polaco que nos acompaña, es un poema. Luce muerto de miedo. Atribuye Atribuye el estallido a un atentado suicida, pero la seguidilla de detonaciones tiene un significado muy diferente. La gente está está celebrando que el Ramadán acaba de llegar a su fin y que el Eíd al-Fitr, la fiesta del fin del ayuno, ha comenzado. “Eíd Mubarak”, le decimos a Ahmed, a modo de despedida. Y él responde emocionado: “Eíd Mubarak”. Dedicamos nuestro último día en Dajla a recorrer las solitarias calles del centro. Hace una semana llegó la primavera al hemisferio norte y la temperatura, inalterable inalterable todo el día en torno a los 22 grados, no puede ser más agradable.
Visitamos el Centro de Artesanía; la escultura gigante con forma de tetera que preside el paseo marítimo; la mezquita de Eddarham la más bella de Dajla, y el zoco, venido a menos en esta jornada de fiesta.
Los restaurantes restaurantes para turistas que ofrecen pulpo y ostras, dos de los productos estrella de la región, permanecen abiertos, mientras los militares custodian con recelo los edificios edificios públicos, a los que está prohibido incluso aproximarse. En el único puesto de souvenirs que encontramos venden tan solo imanes con imágenes de personas practicando kitesurf y de grandes plazas desiertas sobre las que ondea una bandera bandera gigante de Marruecos. La Palestina que sueñan Trump y Netanyahu debe de parecerse parecerse a esto. Cuando llega el momento de marcharse se levanta, por primera vez en varios días, algo de viento. Pero no se trata de esas fuertes ráfagas que tanto gustan a los amantes de los deportes acuáticos.
Es solo solo un poco de irW, la abrasadora masa de aire cálido que sopla siempre, desde tiempos tiempos inmemoriales, en el Sahara Occidental, Occidental, que mece sus dunas todavía insumergibles, insumergibles, que proviene de las entrañas del desierto. I COSTANERA. La escultura conmemorativa del té que preside el ACCESO, Puestos de frutas y verduras en una de las entradas al ASMAA. Un hombre recibe un intenso chorro de agua sulfurosa Boulevard Mohammed V. mercado cubierto municipal de Dajia. en este manantial termal. SAHARA OCCIDENTAL. Su soberanía es reclamada por la FARO DE ARCIPRÉS, Uno de los pocos vestigios que quedan en pie de la época de dominio colonial español. BANCOS DE PECES, En las sabkhas de lmlili, pleno desierto del Sahara..