Tres emprendimientos chilenos que se están creando en el seno del MIT
Tres emprendimientos chilenos que se están creando en el seno del MIT Una arquitecta, un economista y un ingeniero formado en la Armada tienen en común que escogieron a la mejor universidad del mundo, según los rankings internacionales, para iniciar sus startups. Estas son sus historias. MANUEL FERNÁNDEZ BOLVARÁN IMPULSADOS POR ESTUDIANTES DE POSGRADO CON PERFILES MUY DIFERENTES: MANUEL FERNÁNDEZ MOHIT KARNANI: EXPERIMENTOS QUE CUIDAN LA PRIVACIDAD Cómo llegué al MIT: Soy iquiqueño e hijo de inmigrantes indios. Hice mi pregrado y magíster en Economía en la Universidad de Chile y siempre quise llegar al MIT. Antes de postular, trabajé un par de años como profesor instructor haciendo docencia e investigación en la U. de Chile, y también como consultor. Actualmente, me encuentro terminando mi doble doctorado en Economía y Estadística. Mi startup: Se llama Coarct y es una plataforma para RCTs (experimentos aleatorios controlados; en inglés, randomized controlled trials) completamente anónimos y descentralizados.
Los RCTs son el gold standard para evaluar efectos causales, y son típicamente usados en ensayos clínicos (por ejemplo, para evaluar la efectividad de un nuevo fármaco), investigación de mercado (estimar el impacto de una campaña de marketing), evaluación de políticas públicas (para pilotear una potencial nueva política) y trabajos académicos (estudios en economía conductual). Sin embargo, hay varios problemas prácticos asociados a la implementación de RCTs: atrición y costos de legal compliance cuando se recolectan datos privados, por mencionar algunos. Coarct resuelve estos y otros problemas gracias a una plataforma Web3 donde empresas e investigadores pueden obtener los resultados de sus RCTs sin violar la privacidad de sus usuarios. Los datos individuales de los participantes se mantienen en "data silos" de modo que nadie más, ni siquiera Coarct, puede acceder a ellos.
A la hora de computar los resultados del experimento los datos individuales se "corrompen" de manera que un investigador solo puede observar los estadísticos agregados que requiera, sin tener que incurrir en los costos asociados a recolectar datos privados.
Por ejemplo, una cadena de retail podría aleatoriamente enviar cupones de descuento vía Coarct y evaluar causalmente el impacto de estos cupones en las visitas que reciben sus tiendas físicas, sin que la data individualizada de ubicación de los usuarios salga de sus celulares.
El mes pasado se incorporó Gauri Jain, estudiante de doctorado en Ciencias de la Computación en Harvard, como technical cofounder y hace poco ganamos una pitch competition que nos dio acceso a capital y otros recursos sin diluir equity. Antes de eso también recibí un grant para desarrollar la idea y luego entramos en una aceleradora. Estamos en una etapa muy inicial, todavía presemilla, pero ya hemos recibido ofertas de varios venture capital en Boston y Silicon Valley. Seguramente, levantaremos una ronda seed cuando empecemos a escalar.
PALOMA GONZÁLEZ: TECNOLOGÍA QUE COMBATE LOS RESIDUOS PLÁSTICOS Cómo llegué al MIT: Estudié Arquitectura en la UC, donde desarrollé habilidades para trabajar en computación y diseño de programas para aumentar el diseño de programas y de materiales. Aprendí mucho de manufactura avanzada, como impresión 3D y brazos robóticos. Postulé a MIT porque me interesaba mucho el desarrollo de la tecnología y la inteligencia artificial. Hice un máster y un doctorado y ahora estoy en un posdoctorado de Ingeniería Química. Estoy usando machine learning para predecir las propiedades mecánicas para la manufactura y del final de la vida de los polímeros renovables y sustentables; en este caso, de la celulosa. Además, estoy estudiando cómo reducir la huella de carbono de estos materiales. La idea es desarrollar polímeros livianos, amigables con el medioambiente para aplicarlos en packaging, producidos con poca energía y baja huella de carbono. Mi startup: Se llama Atacama Biomaterials y le pusimos así por el problema que vive el desierto de Atacama, al convertirse en un botadero de ropa, de packaging y de otros productos plásticos. Es una startup de robótica y de inteligencia artificial aplicada a polímeros renovables. Atacama crea empaques ecológicos económicos fabricados con 80% menos energía y una huella de carbono 70% menor que las soluciones existentes. Logramos esto utilizando inteligencia artificial para controlar la calidad del material orgánico de múltiples fuentes y robótica especializada para avanzar en la producción de empaques biodegradables. Este es un sistema modular que permite la flexibilidad y escalabilidad de la producción. Los materiales y la robótica de Atacama se utilizan para producir un conjunto de soluciones de empaque. Son livianos, cuestan lo mismo que los plásticos actuales, superan a las soluciones sostenibles existentes en reciclabilidad de papel, son económicamente escalables y se adaptan rápidamente a las necesidades de nuestros clientes. El material de Atacama se composta en dos meses frente a los 200 años del plástico. El equipo fundador de Atacama incluye a José Tomás Domínguez (en la foto), ingeniero mecánico que anteriormente desarrollaba robots de limpieza de paneles solares. José Antonio González es el primer miembro de Atacama fuera del equipo fundador y dirige la filial chilena.
Juntos hemos reunido un equipo de apoyo de expertos y hemos demostrado el potencial de nuestra empresa al ganar dos de las principales competencias de emprendimiento, perfilándonos como una de las startups emergentes en el panorama de la biotecnología y el climatech de Boston. La empresa está en estado presemilla y estamos validando comercialmente nuestra tecnología. FRANCISCO SEPÚLVEDA: DE LA MARINA A LOS CRIPTOACTIVOS Cómo llegué al MIT: Vengo de una familia de cinco hermanos. Viví cuando chico en Macul y casi todo el colegio lo hice en el colegio municipal San Francisco del Alba de Las Condes. Ahí aprendí distintas realidades sociales, lo que fue un valor agregado de mi educación. Mi papá me motivó a ser marino. Entré a la Escuela Naval y egresé como oficial de marina, ingeniero mecánico y buzo de rescate. Hace cuatro años me bajó el bichito de que podía hacer más y decidí postular a MIT. No hablaba inglés, pero tuve la motivación de mi hermano. Me metí a cursos de inglés, busqué gente en Facebook que hablara inglés, practicaba con mi señora, que también quería aprender. Postulé a fines de 2020 y, ¡sorpresa! Quedé. Al parecer, mi experiencia profesional pesó más que mi inglés. Llegué y estuve tres meses golpeando puertas en MIT, de laboratorio en laboratorio. Hasta que un profesor me dio la oportunidad, en el Departamento de Física, donde soy profesor asistente y estoy haciendo un dual degree: uno en ingeniería en administración y otro en manufactura avanzada. Esto me tomará tres años, así es que tuve que dejar la Armada. Mi startup: Mi gran sueño es volver a Chile con una empresa. Mi startup se llama ACRE World, que está tokenizando bienes raíces.
Usamos blockchain para crear un instrumento financiero y el primer partnership es con un hotel en Tailandia, donde ellos nos pasan US$ 40 millones en activos que tenemos que tokenizar, es decir, asociar una criptomoneda al valor tangible de ese bien, que después vamos a vender como instrumento financiero. Ya tenemos dos inversores en Asia y un capital de US$ 1,2 millones y tenemos que levantar US$ 1,6 millones. Si todo sale bien, vamos a estar partiendo en agosto. Es decir, compras un criptoactivo que está respaldado por un bien raíz, y ese instrumento financiero lo puedes transar. Y como el hotel tiene ingresos, la persona que tiene estos criptoactivos obtiene dividendos que se pagan en criptomonedas con paridad 1/1 con el dólar. Además, aunque esto está en fase temprana, estoy desarrollando un sistema para dar créditos estudiantiiles a través de crowdfunding. Tres emprendimientos chilenos que se están creando en el seno del MIT.