Autor: Catalina Canales Concha
Un llamado a priorizar la educación emocional
Un llamado a priorizar la educación emocional Durante el primer semestre de 2025, Chile ha sido testigo de un alarmante aumento en los casos de violencia escolar.
Las denuncias por agresiones en contextos educativos han crecido en un 25 % respecto al año anterior, con situaciones tan graves como ataques a docentes, porte de armas blancas entre estudiantes y episodios reiterados de bullying, incluso hacia niños con necesidades educativas especiales. Frente a esta realidad, resulta evidente que hemos descuidado un aspecto esencial en la formación de niños, niñas y adolescentes: la educación emocional. Por años, esta dimensión ha sido tratada como un complemento, una actividad puntual. cuando en realidad debería ser parte estructural de cualquier propuesta pedagógica. Hoy más que nunca urge repensar el sistema educativo desde una mirada integral. No basta con mejorar los puntajes en pruebas estandarizadas o con incorporar tecnología en las salas de clases.
Debemos detenernos a reflexionar: ¿ cómo se sienten nuestros estudiantes dentro del aula? ¿ Se sienten escuchados, seguros, contenidos? ¿ Tienen herramientas para expresar lo que les pasa? En un país donde los índices de salud mental infantil son preocupantes y donde el estrés, la ansiedad y la violencia son parte del día a día escolar, la educación emocional no puede seguir siendo relegada a protocolos escritos que muchas veces no se implementan, o a discursos que no logran aterrizar en la realidad cotidiana de los establecimientos. Este desafío se vuelve aún más complejo cuando consideramos que muchos docentes deben atender a cursos con 35 o más estudiantes, sin los recursos, el tiempo ni la formación adecuada para acompañarlos emocionalmente. La falta de capacitación docente y el abandono institucional han convertido la gestión socioemocional en una tarea imposible para muchas escuelas. Con educación emocional bien implementada, podríamos formar personas más empáticas, menos reactivas, capaces de convivir desde el respeto y la colaboración. No se trata solo de prevenir hechos de violencia, sino de construir comunidades escolares saludables, capaces de integrar la diversidad y fomentar vínculos sanos.
Porque educar no es solo transmitir contenidos, es también enseñar a convivir, a respetar, a incluir, porque si queremos un país más justo, más humano y mas consciente, la educación emocional debe dejar de ser una deuda pendiente y transformarse en una prioridad nacional.. OPINIÓN