La encrucijada de la derecha liberal
La encrucijada de la derecha liberal La irrupción de una derecha más extrema ha desafiado a esta corriente que fue clave en la transición y que llegó, con Sebastián Piñera, dos veces a La Moneda.
Hoy levanta a Evelyn Matthei, en medio de la presión por posiciones más duras, 1 domingo 18 de mayo se hizo uno de los análisis más crudos del momento que enfrenta la derecha liberal en Chile.
En el panel "La Hora Liberal", integrado por Gonzalo Blumel, Ignacio Briones y Hernán Larraín Matte -autor del libro La derecha liberal sí existe-, se coincidió en que hoy esa corriente no llena estadios; que le cuesta echar más raíces en un macetero con tierra de derecha que en uno de izquierda; que hasta ahora su rol ha sido "comerse todas las piñas" -con el estallido social y los retiros previsionales-, y que esta tendencia ha tenido en este siglo pocos liderazgos en Chile e incluso a nivel latinoamericano. "En la esencia del liberal está un escepticismo bien potente, una humildad epistémica por así llamarla, que lo hace dudar de muchas cosas, buscar aproximaciones a través del diálogo, la razón, cambios graduales, prueba y error, versus iluminados que dicen: "Esta es la verdad y vamos con todo con esta verdad, venga el rebaño, sigan al pastor". Y, bueno, la historia muestra que muchas veces a la humanidad le gusta seguir al pastor", sostiene Briones. Y ese es un punto de inflexión clave en esta presidencial.
El propio Larraín Matte -junto con reivindicar la vigencia de la derecha liberal, que forma parte de Chile Vamos y que está inmersa en los equipos programáticos de Evelyn Matthei lanza a La Tercera la siguiente advertencia: "Las derechas más radicales y populistas tienen en común que se presentan como proyectos en contra de la izquierda, pero en términos prácticos sus adversarios son las derechas tradicionales, porque su objetivo es reemplazarlas. que no siempre forman parte de sus principios Por Nelly Yáñez N.
Y como el objetivo de ellos es el reemplazo, Chile Vamos tiene que entender que lo que está en juego es su supervivencia". En ese contexto, afirma que la irrupción de los extremos los impacta y que "el liberalismo de derecha hoy está desafiado". Punto que avalan intelectuales e ideólogos de ese mundo, como el exministro de Educación Harald Beyer, para quien la crisis de seguridad, la deficiente gestión de gobierno y los cambios culturales, sociales y políticos han ampliado el espacio político de la derecha. "Con ello han emergido nuevos movimientos que compiten por la hegemonía del sector. No es solo Chile Vamos, sino también republicanos y nacional libertarios. Ambos partidos con líderes que, a la fecha de estas palabras, marcan bien en las encuestas. Ambos constituyen, por distintas razones, una amenaza para el proyecto liberal", estampa en el prólogo del libro de Larraín Matte.
Esto, porque esta tendencia -que fue clave en la transición y que llegó al poder en dos oportunidades con un Sebastián Piñera que encabezaba esa corriente en Renovación Nacional hoy aparece desdibujada, pues sus principios que apuntan a ampliar las fronteras de la derecha chilena, dejanrecha chilena, dejanrecha chilena, dejan*k "Las derechas más radicales y populistas tienen en común que se presentan como proyectos en contra de la izquierda, pero en términos prácticos sus adversarios son las derechas tradicionales, porque su objetivo es reemplazarlas.
Y como el objetivo de ellos es el reemplazo, Chile Vamos tiene que entender que lo que está en juego es su supervivencia". Hernán Larraín Matte, Expresidente de Evópoli do atrás la dictadura y consolidando un proyecto comprometido con las libertades individuales, la diversidad, la democracia, el pluralismo, los derechos humanos, la competencia de los mercados, la justicia social y el reformismo gradual se observan como débiles frente a posiciones más duras, como las de un José Antonio Kast, abanderado de republicanos, o a las más maximalistas de Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario, en un contexto de inseguridad ante el incremento de la delincuencia, el crimen organizado, la migración ilegal y el narcotráfico. "La derecha extrema nos cataloga como tibios y cobardes, de negociar con la izquierda y de rendirnos frente a nuestras propias convicciones, por apoyar reformas como la previsional. ¿Por qué? Porque para ellos toda forma de consenso con la izquierda es una forma de rendición de sus ideales. Lo mismo que decía el Frente Amplio hace cuatro años", dice una fuente de las filas liberales. Esa presión ha hecho correr las cercas. Incluso -reconocen-, que Evelyn Matthei también ha debido asumir parte del lenguaje republicano, endureciendo posiciones, especialmente en materia de segurien materia de seguridad, para evitar una fuga de su electorado hacia la derecha más extrema. Y también abordando temas complejos como las muertes "inevitables" para el Golpe de Estado y la pena de muerte, que complicaron a varios liberales que la apoyan.
Dónde están los liberales Hasta ahora, los liberales de derecha químicamente puros -si se les puede llamar así, ya que provienen de distintas colectividades se han refugiado mayoritariamente en Evópoli, partido que está en la medianía de la tabla en cuanto a cantidad de militantes.
Se encuentra en el lugar número 13, con 16.735 inscritos, bastante más abajo que sus socios de RN (38.326 ) y de la UDI (32.522 ), según las cifras del Servel al 30 de abril de este año. En su corta historia -se fundaron en 2012 como movimiento y se constituyeron como partido en 2016 han tenido hasta ahora discretos resultados en las urnas.
Cuentan con tres senadores -Luciano Cruz-Coke, Felipe Kast y Sebastián Keitel y dos diputados "Francisco Undurraga y Jorge Guzmán-. También se han asentado en centros de estudios como el CEP y Horizontal, think tank que preside Briones y que integran, entre otros, Blumel, Juan Carlos Jobet, Pauline Kantor y María José Naudon, aunque las ideas liberales también son levantadas por integrantes de RN y de la UDI.
Si bien la derecha liberal se ha mantenido en la marginalidad electoral, sí ha extendido su "influencia de rincón" a través de rostros claves, entre ellos Briones, Blumel, Kast, Cruz-Coke, Undurraga, Gloria Hutt, Camila Merino, Juan Manuel Santa Cruz y el propio Larraín Matte.
Evelyn Matthei -militante de la UDI es vista como parte de esa derecha liberal.. La encrucijada de la derecha liberal Porque a pesar de haber votado por el Sí en el plebiscito de 1988 que permitía la continuidad de Augusto Pinochet en el poder y de haber viajado a Londres a repudiar su detención, formó parte -a principios de los 90 de la llamada "Patrulla Juvenil" de Renovación Nacional, que levantaba las banderas de una derecha liberal junto a Sebastián Piñera, Andrés Allamand y Alberto Espina. Y luego, por abrazar causas como el matrimonio igualitario, que personas del mismo sexo pudieran adoptar y por oponerse a revertir el aborto en tres causales, como lo propugna Kast.
Medición de fuerzas La disputa que se avecina entre la derecha dura -representada por Kast y Kaiser y la derecha tradicional liderada por Matthei, de Chile Vamos, en la que confluyen conservadores y liberales, no se ve fácil. E implica un desafío mayúsculo para la derecha liberal ante la arremetida conservadora.
No solo por las últimas encuestas -que arrojan hasta un empate-, sino que porque a diferencia de 2021 -cuando Kast se impuso al independiente Sebastián Sichel y muchos no sintieron remordimientos por no votarlo en primera vuelta, ya que no lo veían como parte de sus filas-, esta vez la situación es distinta, ya que los adherentes a esas filas tendrán en la papeleta a Matthei y Kast, dos rostros que forman parte del ADN histórico de la derecha, que -en esta contienda medirán fuerzas por la hegemonía del sector.
Para Juan Luis Ossa, coordinador programático de la campaña de la exedil, "la división que hacen las élites chilenas sobre los ejes tradicionales de derecha-izquierda o de liberales y conservadores no les hace mayor sentido a los chilenos de a pie". mayor sentido a los chilenos de a pie". Lo que realmente está en juego -de acuerdo a su visión son otros ejes: experiencia-experimento, gobernabilidad-ingobernabilidad, capacidad de construir grandes mayorías o política de trinchera. "Ahí -sostiene es donde Matthei les saca una ventaja concreta a sus rivales, pues logra mezclar un compromiso férreo con la seguridad y el crecimiento económico (dos causas, digamos, de "derecha") con una fuerte inclinación hacia políticas sociales en salud, educación, trabajo y vivienda". Un análisis en el que coincide Josefina Araos, investigadora del IES, para quien "no es evidente que el quiebre entre Matthei y Kast sea hoy el de una derecha liberal versus una conservadora.
Tal vez pueda presentarse así a nivel de élites (y sus trayectorias responden a esos clivajes), pero no del electorado, que no mira especialmente esa variable hoy en día, pero que sí busca políticos consistentes, que presenten proyectos políticos que respondan a sus principales demandas". La convivencia entre ambos bloques -en todo caso no ha sido fácil. El último enfrentamiento de proporciones se produjo el 29 de enero. Ese miércoles, con los votos de Chile Vamos y ninguno del Partido Republicano, el Presidente Gabriel Boric logró aprobar la reforma de pensiones, su proyecto estrella. Ese fue -comentan en republicanos el punto de quiebre. De ahí en adelante no hubo espacios para confluencias.
La tienda de Kast rechazó participar en una primaria; levantó un acuerdo parlamentario con los nacional libertarios y con los social cristianos (atrás quedó la coordinación que alcanzaron para los comicios municipales y de gobiernos regionales de octubre del año pasado, que terminó con mutuas recrimi Hernán Larraín Matte, Evelyn Matthei, Harald Beyer e Ignacio Briones impulsan, desde distintos planos, las ideas liberales. naciones), y ahora se aprestan a disputar a Matthei su opción hacia La Moneda.
El presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, sostiene que independientemente de las visiones sobre una derecha liberal o conservadora o más dura o blanda, como la catalogan otros, "aquí el principal atributo de Kast es el coraje para hacer lo que hay que hacer si llega a la Presidencia de la República". Una determinación que -dice no se observa en la candidatura de Matthei. "Ahí el problema es bastante más profundo, porque ni siquiera tienen claridad con respecto a qué chilenos tienen que hablarles. Unos dicen que al centro, otros a la centroizquierda y otros plantean que no hay que abandonar a la derecha. Esas dudas existenciales no existen ni han existido nunca en el Partido Republicano", afirma. Las fricciones entre ambos bloques han sido permanentes.
En Chile Vamos todavía hay quienes no le perdonan a Kast que se haya declarado opositor al segundo gobierno del Presidente Sebastián Piñera -el 2 de marzo de 2020-, justo cuando estaba en su momento más débil, tras el estallido social y la pandemia, aduciendo para ello su disconformidad con la Ley de Identidad de Género, la reforma tributaria y el anuncio de un proceso constituyente.
Otros tampoco olvidan los choques para el segundo proceso constitucional -que se rechazó por un 55,8% contra un 44,2% -, entre otras razones por la discusión sobre el "que y quien está por nacer", y que también terminó con fuertes cuestionamientos a republicanos.
Un fantasma por los temas valóricos que volvió a reflotar el viernes 23 de mayo, cuando la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, anunció el envío del proyecto de aborto legal al Conenvío del proyecto de aborto legal al Conenvío del proyecto de aborto legal al Congreso, cosa que se concretó el miércoles pasado. Para algunos fue una jugada del Ejecutivo con fines electorales, en el último tramo de su gobierno, para reabrir fricciones en la derecha y, de paso, unir al oficialismo.
El tema se analizó el domingo 25 en la tradicional reunión telemática de los 11 voceros de Matthei, pero durante solo algunos minutos: el debate se centró en las 25 mil licencias médicas usadas por funcionarios públicos para viajar al extranjero. "El gobierno le está hablando a su nicho. Nosotros estamos claritos: aprobamos el aborto en tres causales, no más", dijo uno. No se habló más -comentó uno de los presentes-, pues nadie estaba dispuesto a abrir de nuevo esa caja de Pandora. De ahí que Matthei cerrara definitivamente el tema al afirmar que esto "es pura ideología, no tiene nada que ver con lo que las mujeres necesitan". Desde Hungría, Kast no se marginó del debate. Prometió un ambicioso plan para aumentar la natalidad y apuntó a la izquierda por "querer imponer la cultura del aborto"postura que fue cuestionada desde La Moneda. A un poco más de cinco meses de la presidencial, la pregunta que circula en republicanos es si los liberales van a apoyar de nuevo a Kast si pasa a la segunda vuelta. Evópoli sí lo hizo en 2021, pero no se sumó a su campaña y anunció que no sería parte de su eventual gobierno.
Mientras el exasesor comunicacional del Partido Republicano, Patricio Dussaillant, plantea que "las señales, hasta ahora, es que van a tomar la misma actitud que la vez anterior", en Evópoli se limitan a señalar que están confiados en que Matthei será la figura que pasará al balotaje. O.