Editorial: La voz que incomoda y construye
Editorial: La voz que incomoda y construye EDITORIAL Durante las últimas semanas, esta casa periodística ha levantado temas de gran impacto para la ciudadanía que no estaban en la agenda de las autoridades, o bien, estaban siendo ignorados. El caso del retraso del anhelado Parque Cerro Grande, que por años ha estado atrapado entre promesas y burocracia, volvió al debate público tras nuestra cobertura, generando reacciones y compromisos desde el nivel regional. Lo mismo ocurrió con el preocupante brote de tuberculosis en el penal de Huachalalume, una situación que afecta la salud pública más allá de los muros del recinto, y que exigía atención inmediata. Más recientemente, el socavón registrado en Montegrande no solo evidenció los efectos del abandono en infraestructura rural, sino también la necesidad de fiscalización permanente. Estos temas, al ser expuestos con evidencia y testimonios reales, han sido recogidos como pauta por autoridades, generando visitas en terreno, declaraciones y, en algunos casos, compromisos concretos. Sin embargo, es fundamental subrayar que el rol del periodismo no puede ser el de reemplazar la responsabilidad de quienes están llamados a gobernar y prevenir. Los medios deben visibilizar, alertar y denunciar. Pero no pueden ni deben ser la única brújula de acción de quienes ejercen cargos públicos. En ese contexto, el trabajo de Diario El Día trasciende lo informativo: se convierte en una herramienta de transformación social. No desde el poder, sino desde el deber ético de acompañar a la comunidad, de dar voz a los invisibles y exigir respuestas donde hay olvido. La ciudadanía tiene derecho a saber, y los medios, la obligación de contar. El llamado, entonces, es a mantener y fortalecer un periodismo comprometido, crítico, territorial y honesto. Porque una prensa vigilante no es enemiga del poder, sino aliada de la verdad.
Y porque en esta región, donde aún hay muchas historias por contar, la voz del periodismo sigue siendo un motor de cambio.. En tiempos donde la desinformación y el silencio pueden ser cómplices del abandono, los medios de comunicación que cumplen con su rol fiscalizador se vuelven pilares de la democracia y aliados del bienestar social.