De vuelta a clases: dos anécdotas para reflexionar
De vuelta a clases: dos anécdotas para reflexionar CRÓNICAS DE CIUDAD JORGE BERMÚDEZ SOTO, EX CONTRALOR GENERAL DE LA REPÚBLICA D espués de un largo período fuera de la docencia universitaria, el semestre pasado volví a hacer clases en mi antigua casa de estudios: la PUCV. Para ser sincero, tenía varias aprensiones. Algunos colegas me advirtieron que los estudiantes ya no eran como los de hace diez años. Recibí consejos insólitos, pero bien intencionados: "cuidado con el humor", "evita la cercanía", "nada de recibir estudiantes en la oficina", y otras advertencias dignas de manual de autoayuda para docentes. Pese a todo, el balance de este regreso ha sido más que satisfactorio. Sin embargo, un par de anécdotas me dejaron pensando más allá de la sala de clases, sobre ciertos aspectos que nos atraviesan como sociedad. Las evaluaciones a los profesores y la confianza pública: No solo los estudiantes son evaluados: también nosotros, los profesores, pasamos por el cedazo. A fin de cada semestre se aplica una encuesta docente donde los alumnos califican distintos aspectos de la enseñanza.
Es una herramienta valiosa siempre que se use con seriedad pero pierde gran parte de su utilidad cuando la participación estudiantil es bajísima. ¿ La razón? Según me dijeron varios alumnos, no confían en que la encuesta sea verdaderamente anónima. Más allá de lo anecdótico, me preocupa esa desconfianza. Creo que es reflejo de un problema mucho mayor: la desconfianza generalizada que atraviesa a la sociedad chilena. La confianza pública supone creer en lo que otro dice que va a hacer, sin necesidad de conocerlo ni tener un lazo previo. Según un estudio de la OCDE presentado a fines del año pasado, Chile es uno de los países con menor confianza interpersonal y hacia las instituciones. Esta falta de fe en el otro tiene consecuencias: en lo personal, debilita los vínculos, promueve el aislamientoy obstaculiza el trabajo colaborativo. En lo público, socava la legitimidad de las autoridades, dificulta implementar políticas y nos deja estancados como país. Y el problema es que la confianza no se puede decretar. No basta con un reglamento ni con una campaña comunicacional. La confianza se construye, día a día. con actos que estén a la altura de las palabras. Lo sé de primera mano: en mi experiencia como Contralor constaté, demasiadas veces, cuan escasa puede ser la coherencia entre lo que se promete y lo que se hace. En esta época electoral que se avecina, propongo algo sencillo (aunque probablemente impopular): que los candidatos solo prometan lo que de verdad puedan cumplir. Claro, asi no se ganan elecciones.
Pero tal vez así podamos recuperar, de a poco, algo que es más difícil de conseguir que un voto: la confianza pública. ¿ Será mucho pedir? El nudo de la corbata: Tal vez el lector no lo sepa, pero en la carrera de Derecho los exámenes finales suelen ser orales y exigen vestimenta formal. Puede sonar anticuado, pero la idea es que el estudiante entienda que, al comparecer ante un tribunal, debe hacerlo con respeto y formalidad frente a la autoridad del juez.
Durante uno de estos exámenes, en una pausa, un estudiante se acercó a la comisión con cara de angustia. "Profesor me dijotengo un problema: se me desarmó el nudo de la corbata y no sé hacerlo. ¿ Podría ayudarme?". La situación, lejos de incomodar, provocó una sonrisa general y distendió el ambiente. Pero también me dejó dos reflexiones. La primera: probablemente ese estudiante nunca había tenido que usar una corbata. Ya casi ningun colegio la exige en su uniforme. De hecho, por lo que he visto en la calle, el único que aún la mantiene es el Salesiano de Valparaíso. .. mi antiguo colegio, por cierto. La segunda reflexión fue más nostálgica: ¿ qué habría pasado si, en mis años universitarios, un alumno le hubiese pedido a un profesor ayuda con la corbata? Me cuesta imaginarlo. A todo esto, el estudiante en cuestión aprobó el examen con muy buena nota. Y con un nudo de corbata que, en realidad, estaba mejor que el de su profesor. O La confianza pública supone creer en lo que otro dice que va a hacer, sin necesidad de conocerlo ni tener un lazo previo. Según un estudio de la OCDE presentado a fines del año pasado, Chile es uno de los países con menor confianza interpersonal y hacia las instituciones..