Cristina Fernández se prepara para ejercer un nuevo rol político en reclusión
Cristina Fernández se prepara para ejercer un nuevo rol político en reclusión LA EXMANDATARIA dijo que seguirá en política aunque esté presa: "Desde donde esté voy a seguir hablando". THE ASSOCIATED PRESS L a esquina de las calles San José y Humberto 1º, en el céntrico barrio de Constitución, se ha convertido en el nuevo punto de peregrinación de las militancias kirchneristas en Buenos Aires.
Cientos de seguidores se han concentrado en las afueras del edificio donde vive actualmente Cristina Fernández, para manifestarle su apoyo a la expresidenta argentina, luego de que la Corte Suprema confirmara su condena de seis años por un caso de corrupción, una pena que su defensa ya ha pedido que pueda cumplir en régimen de prisión domiciliaria en ese mismo departamento y con una serie de condiciones que le permitirían continuar ejerciendo un rol político desde su lugar de reclusión. "Tenemos un término de cinco días para que se presente en Comodoro Py (tribunales, para ser notificada y detenida) y, mientras tanto, está bajo tratamiento el pedido de domiciliaria que el tribunal deberá definir antes de esa fecha", dijo ayer su defensor, Carlos Beraldi, quien explicó que Fernández cumple con los requisitos para acceder a ese beneficio, ya que es mayor de 70 años, y que se justifica porque como expresidenta "tiene secretos de Estado" y, además, "sufrió un intento de homicidio", en referencia al atentado de septiembre de 2022. "Ante el improbable caso de que estas peticiones no sean favorablemente acogidas", afirmó el abogado, apelarán ante la misma Corte Suprema y organismos internacionales de derechos humanos.
La defensa de Fernández, además, solicitó que se le excuse de la obligación de portar tobillera electrónica, ya que tiene custodia policial permanente, mientras que el tribunal no descartaría la posibilidad de que se le autorice a usar redes sociales y a ofrecer entrevistas, con lo que mantendría una voz en el debate público. La "nueva Puerta de Hierro" La elección del domicilio legal donde Fernández pretende cumplir su condena dice mucho de sus planes políticos. Pudo haber preferido sus espaciosas propiedades en las localidades patagónicas de El Calafate o en Río Gallegos, pero estaba muy lejos de los centros de poder.
Finalmente optó por su departamento en Buenos Aires, ubicado a solo minutos del Congreso, que algunos de los principales referentes kirchneristas ya han convertido en una especie de comando, donde se discutirá el futuro del movimiento y medios afines incluso han llamado la "nueva Puerta de Hierro", una referencia al barrio de Madrid en el que estuvo exiliado Juan Domingo Perón y donde recibía a políticos, sindicalistas y periodistas para hacer planes y definir estrategias a distancia. "Desde donde esté voy a seguir hablando", anunció Fernández este martes, y --al menos por ahora-todavía habría dirigentes del peronismo dispuestos a escucharla. "Seguirá siendo la líder indiscutida y los pasos a seguir los va a dar desde su casa", dijo el exgobernador Felipe Solá.
Pero no hay ninguna garantía de que mantenga su protagonismo. "Cristina entiende que su liderazgo va a fortalecerse, ¿no? Porque ella imagina que replica a Perón, que proscrito era más peligroso que presente", comenta el analista político Marcos Novaro. "Y creo que va a fallar. En esa estrategia va a intentar confrontar aún más fuertemente y el peronismo creo que no la va a acompañar, y menos los votantes.
O sea, me da la impresión de que su estrella va a declinar por la rigidez con la que entiende su rol y cómo va aislando a sus seguidores", añade el académico de la Universidad de Buenos Aires. Sin voto, pero con voz Las nuevas condiciones de su condena la obligarán a hacer ajustes que van más allá de su encierro.
Fernández no solo fue condenada a la inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos --por lo que no puede ser candidata en las próximas legislativas, como pretendía--, sino que también perdió sus derechos políticos, no podrá votar y será excluida del padrón electoral, lo que, a su vez, la obligará a dejar la presidencia del Partido Justicialista, la última posición de mando que conservaba. De este modo, su liderazgo político será exclusivamente simbólico. "Por supuesto que Cristina no se retira de la política.
Se retira de la política electoral, porque no puede ser candidata, pero definitivamente va a jugar un rol o va a intentar seguir jugando un rol, sobre todo al interior del peronismo, definiendo alineamientos, haciendo declaraciones e intentando, aunque sea, definir candidaturas", señala Juan Negri, director del departamento de Ciencia Política de la Universidad Torcuato Di Tella. "No nos olvidemos de que es una personalidad política que sigue atrayendo adhesiones.
Obviamente, estamos frente al fin de una época, estamos hablando de una lideresa ya en el ocaso de su carrera, incluso por razones biológicas, que no convoca a las mayorías que lograba y que de alguna manera u otra --por la fuerza, tal vez-es corrida del centro del escenario. Eso no quiere decir que ya va a pasar a ser insignificante, pero definitivamente ya no va a poder jugar el rol que jugaba antes", agrega.
En esta nueva etapa, Fernández va a seguir acusando que es blanco de lawfare, en referencia a la supuesta instrumentalización política de la justicia, un tema que su defensa ya ha anunciado planteará ante tribunales internacionales (ver recuadro). Y muy posiblemente, señalan los expertos, buscará reflejarse en el espejo del Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien fue condenado en un caso de corrupción y estuvo 580 días en la cárcel antes de volver triunfante al poder, en las elecciones de 2022.
El debate sobre el rumbo del peronismo Por mientras, se prevé que con Fernández presa se intensifique el debate interno sobre el rumbo del peronismo, liderado en las últimas dos décadas por la corriente izquierdista del kirchnerismo. "En el peronismo va a haber que esperar, porque va a tardar en recomponerse su liderazgo, en gran medida por las razones que hicieron durar tanto la decadencia de Cristina.
Es un liderazgo que no tiene reemplazo, no solamente porque ella lo bloqueó, sino porque el peronismo se ha provincializado y se ha desentendido de los problemas nacionales", dice Novaro, quien duda de la capacidad de los herederos naturales, el gobernador Axel Kicillof y el excandidato presidencial Sergio Massa. "Pero es obvio que el peronismo tiene mucho para ganar en un giro hacia la moderación", opina.
Según Negri, "estamos en un momento en el que la justicia le hace al peronismo algo que el peronismo no pudo hacer por los últimos 10 años, que es renovar el liderazgo después del cristinismo", pero no hay muchas certezas. "La clave está en cuál va a ser la naturaleza del partido a partir de ahora. Si va a adquirir un discurso radical, radicalizado, nostálgico, cristinista, reivindicativo, eso es electoralmente muy poco redituable.
Por el contrario, podría aprovechar esto si deja de lado el liderazgo de Cristina y busca nuevas propuestas hacia adelante, con un liderazgo más abierto y más moderno", dice. "Lo que sí se vio en estos días es la unificación del peronismo, eso es una ventaja.
Habría que ver cuánto le dura". Expresidenta argentina debe pagar una condena de seis años de prisión: Cristina Fernández se prepara para ejercer un nuevo rol político en reclusión JEAN PALOU EGOAGUIRRE Pidió cumplir su pena en su departamento en Buenos Aires y que se le permita usar redes sociales y dar entrevistas. Uno de los abogados de Cristina Fernández, Gregorio Dalbon, llegó a La Haya para presentar inmediatamente una denuncia de persecución política ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). "Todavía no terminó el partido.
Termina cuando termina", dijo ayer, señalando que buscará hacer una presentación "preliminar". "Si un organismo internacional de derechos humanos llega a hacer alguna recomendación o motivación fundada en un caso que a todas luces puede ser inconstitucional o violatorio, es vinculante a través del Código Penal para los jueces argentinos", aseguró.
Dalbon anticipó que también realizará una presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde alegará que los tribunales fueron parciales y el uso del sistema penal como herramienta de neutralización política. "La Convención Americana y la Constitución argentina obligan a revertir esta sentencia", añadió. La CIDH fija un plazo de seis meses para la presentación de una petición a partir de la notificación de la sentencia definitiva. A partir de ahí, el Estado tiene tres meses para responder, y la CIDH tiene otros tres meses para emitir un informe con recomendaciones. n La Haya y la CIDH.